Senado

Mientras definen si va preso, Menem podría ser clave para nombrar a Milani

En 2010 el ex presidente ayudó a aprobar el pliego del director de Inteligencia del Ejército como subjefe. Cristina lo propone como jefe y si bien el kirchnerismo tiene mayoría, en la última sesión no pudo reunirla. Antes, había frenado los proyectos para enviar a Menem a la cárcel.
El kirchnerismo del Senado debe evitar un nuevo contratiempo como el que fue quedarse sin quórum cuando buscaba aprobar el pliego de Nilda Garré a la OEA, nada menos que para nombrar a César Milani, director de Inteligencia del Ejército, como jefe máximo del organismo.

El golpe fue el primero desde la última elección, luego de la cual el kirchnerismo manejaba sin problemas el quórum, con 33 propios, cinco aliados permanentes y otros que suelen ayudar. 37 es el número que se necesita para tener quórum.

Aunque sobran especulaciones de una supuesta intención de perjudicar a Garré, sobre todo porque las denuncias de la UCR no habían sido formuladas en comisión, las ausencias tienen relación con el año electoral.

Los misioneros estaban de campaña (los misioneros Juan Manuel Irrazabal y Salvador Cabral) y los fueguinos que no fueron no tuvieron un cierre feliz (Osvaldo López se quedó afuera de todo y Mario Colazo competirá con la kirchnerista Roxana Bertone).

María Rosa Díaz, la otra senadora de la provincia más austral, tampoco tiene destino en el Senado más allá del 10 de diciembre y será un voto a asegurar cuando se debata el pliego de Milaini. 

Hay aliados permanentes que en al última sesión tampoco llegaron, como la santafesina Roxana Latorre (que rara vez mueve una pieza para complicar al bloque oficial) y otros eventuales que faltaron como la correntina Josefina Meabe, de destino incierto en la elección de Corrienes.

Y otros que ya no tienen expectativas de hacer valer su voto con una candidatura, como el propio Cabanchik o la rionegrina María José Bongiorno,  a quienes Pichetto tendrá que conversar más que de costumbre. Si Cristina no quiere esperar a diciembre para ver si puede confirmar el nombramiento de Milani, Menem puede ser una ayuda.

En caso de volver a estar en aprietos una salida sería volver a apelar a Carlos Menem, como el 22 de diciembre de 2010, cuando Cristina Kirchner ordenó una sesión de urgencia para nombrarlo como Subjefe del Estado Mayor del Ejército sin que perdiera su cargo en Inteligencia.

La presidenta venía de nombrar a Nilda Garré en Seguridad y a Arturo Puricelli en Defensa, improvisó una sesión para que la mayoría de la oposición no pueda asistir. Igual necesitó ayuda: el porteño Samuel Cabanchick aportó con el quórum y Menem le dio el voto necesario.

Lo más llamativo fue que en una fecha inusual el ex presidente fue al recinto como casi nunca hace y sacó al kirchnerismo de un apuro. No hizo más que confirmar que la historia de Milani en el ejército se hizo pesar en todas las gestiones, pese a que su vínculo con Garré le permitió llegar a un peldaño de la jefatura del ejército.

En la sesión del miércoles, cuando no se conocía la nueva noticia sobre Milani, el kirchenerismo volvió a ponerle paños fríos a los pedidos de la oposición para separar al ex presidente de la Cámara y así quitarles los fueros que le permiten no cumplir la pena de 7 años de prisión por el tráfico ilegal de armas.

Pichetto prometió preferencia para tratar ambos proyectos (del radical José Cano y de Jaime Linares, del FAP) con despacho de comisión, o sea, sigue en manos de la Comisión de Asuntos Constitucionales que preside el kirchnerista Marcelo Fuentes.

Y Fuentes no dio señales de estar muy interesado al repetir los argumentos de la defensa de Menem. “El fallo del Tribunal Oral N° 3 estableció que, en caso de corresponder el desafuero del senador deberá ser hecho sobre la base de la sentencia definitiva”.

Embestida opositora


La oposición ya comenzó a adelantar los argumentos para rechazar un nuevo ascenso de Milani. El principal, que no fue tan repetido en 2010, es la supuesta participación como subteniente especializado en Inteligencia en el operativo Independencia, en Tucumán, al ser destinado al Batallón de Ingenieros de Construcción 141, entre febrero de 1976 y de 1977, bajo el mando del general Acdel Vilas y, luego, de Antonio Bussi.

Un dato retumbó el miércoles: Milani será el primer director de Inteligencia del ejército que queda a cargo de la fuerza en democracia. Cristina lo confirmó al confirmar su continuidad en esa área.

Cuando su pliego se trató en 2010 la UCR lo vinculó al levantamiento carapintada, revuelta que suele ser vista con simpatía por el diputado kirchnerista Carlos Kunkel, de reconocidos contactos con Aldo Rico.

La oposición denunció una relación de Milani con la recordada avanzada militar por una nota de la revista Somos en campo de mayo que lo muestra junto al líder peronista de ese entonces, Herminio Iglesias. Según el pliego del general entre el 26 de diciembre de 1985 y el 1 de diciembre de 1987, el ahora jefe de inteligencia militar integró la central de reunión de inteligencia militar.

En aquel debate el Ministerio de Defensas sí encontró relación con el levantamiento de Rico al oficial del ejército Alejandro Sánchez, cuyo pliego fue separado la semana pasada por orden de Garré.

La salteña Sonia Escudero recordó que, además, Milani tuvo dos arrestos durante su carrera. El primero fue por 8 días y dictado el 19 de diciembre de 1988 por desobedecer una orden de su superior. Fue poco después del recordado levantamiento del cuartel militar de Villa Martelli, liderado por el coronel Mohamed Alí Seineldín.

La otra fue el 20 de septiembre de 1994, cuando ya se desempeñaba como jefe Accidental de Unidad, por permitir que la revisión de armamento quede a cargo de un suboficial subalterno. Ninguna conmovió al Gobierno.