Magistratura: Cómo funciona el sistema de Evo que inspiró a Cristina

En el vecino país eligen desde 2011 a los miembros del consejo de la magistratura. Los candidatos surgen de una selección del Congreso, pasan por audiencias públicas, pero la elección no coincide con una general ni se mezclan los sellos partidarios como ocurrirá de ahora en más en Argentina.
Cristina Kirchner se fijó en Bolivia para copiar la idea de elección popular de miembros del Consejo de la Magistratura, pero la agregó el condimento necesario para, además, sacar ventaja en las elecciones generales.

Evo Morales reformó la Constitución de Bolivia en 2009 e implementó la elección popular para elegir a los miembros del Consejo de la Magistratura y hasta de jueces de nuevos tribunales. Sin embargo tuvo el cuidado de no mezclar esos comicios con las elecciones generales y mucho menos con la presidencial, como sucederá en Argentina desde 2015.

En Bolivia el proceso de elección de integrantes al Consejo d ela Magistratura surge de una articulación de los distintos poderes. Primero, el Congreso selecciona una lista de candidatos que pasa por un sistema de audiencias públicas y de ahí surgen las nóminas para la elección popular. Una de especie de acuerdo similar al que hace el Senado argentino con los pliegos, combinado con el posterior filtro del voto de la gente.

Obviamente, los aspirantes tienen el sesgo del partido mayoritario, pero no lo hacen notar ya que ninguno puede hacer campaña, impedimento que no existe en la nueva ley de la Argentina.

“Es el órgano electoral local el que los promociona”, explicó a LPO Sandra Elena, especialista del Centro de Implementación de Políticas Públicas para la Equidad y el Crecimiento (Cippec).

De todas maneras el sistema no es elogiado por los juristas, quienes no ven con buenos ojos que también se elijan por el voto popular algunos jueces como los del flamante tribunal agroambiental.

Desacoplados

Bolivia tuvo además el cuidado de no calzar los comicios de los consejeros que deberán elegir y remover jueces, con el período presidencial, una manera de atenuar el sometimiento del Poder Judicial al Ejecutivo, que se impulsa abiertamente en el proyecto de Cristina.

La primera elección del Consejo de la Magistratura de Bolivia fue en 2011 y los electos tienen mandato por seis años y sin reelección.

O sea, cuando terminen su mandato habrá concluido hace tres años el de Evo Morales, quien de todas maneras encontró un atajo para buscar otra reelección.

Cristina propuso por el contrario que los miembros del Consejo de la Magistratura sean elegidos por el voto popular en las elecciones presidenciales. Intentó incluso que tengan una reelección pero por una torpeza del senador Marcelo Fuentes, el jefe de bloque Miguel Pichetto lo descartó.

“Lo lógico hubiera sido que sean separadas de las elecciones partidarias y mucho más de la presidencial, porque esto hará que un presidente asuma con su propio cuerpo para seleccionar y sancionar jueces”, apunta Elena.

Tan evidente es la intención del kirchnerismo se formar una Justicia a su imagen y medida, es que el proyecto que se apresta a aprobar el Senado plantea que "por única vez" la elecciónd  elos consejeros se acoplarán este año a las elgislativas de Octubre. Es decir, no quisieron esperar al 2015 como debería ser si se ajustaban a la letra de su propia iniciativa.

La voluntad hegemónica incluso se transunta en las restrictivas condiciones que impusieron para presentar candidatos -mas severas que las de la propia elección presidencial-, que en los hechos deja a la fragmentada oposición casi fuera de competencia. 

Otra diferencia que impresiona es la velocidad con la que Cristina implementó la reforma. Aquí se debatió poco más de dos semanas. En Bolivia fue la consecuencia de un proceso de reforma constitucional que se discutió por tres años.

“Los juristas de otros países no pueden creer que se cambie todo un sistema en 15 días y se lo implemente en la elección inmediata. No creo que haya antecedentes”, opinó en diálogo con LPO el abogado Ricardo Monner Sanz.