Caso Lázaro Báez

Casanello, el primer juez federal de La Cámpora deberá investigar a Báez

El magistrado que debe investigar el caso Lázaro Báez tiene una buena relación con funcionarios de la agrupación kirchnerista y camaristas cercanos al Gobierno. En los Tribunales está catalogado como un juez serio pero hay alerta por el avance camporista.
Tras las idas y venidas en torno a las denuncias por presunto lavado de dinero del empresario kirchnerista Lázaro Báez, ayer finalmente el presidente de la Cámara Federal, Martín Irurzun, determinó que la investigación será llevada adelante por el juez Sebastián Casanello.

Casanello es un magistrado joven (38 años) y es uno de los cuatro jueces designados en octubre del año pasado por Cristina Kirchner. Los restantes fueron Luis Rodríguez, Marcelo Martínez de Giorgi, Sebastián Ramos. Tras su jura quedó a cargo del juzgado Nº7, que hasta ese momento estaba en manos de Norberto Oyarbide. Por lo tanto, quedaron en sus manos causas como la de Ricardo Jaime, el Proyecto X o las escuchas ilegales de Mauricio Macri.

Antes de llegar a ese cargo, fue secretario de la fiscalía federal de Eduardo Freiler y Federico Delgado y secretario de la Sala I de la Cámara Federal, cuando Freiler ascendió a un puesto en ese tribunal. En los Tribunales coinciden en destacar el desempeño de Casanello en su paso por esos cargos, en los que tejió muy buena relación con sus jefes. “Chiche” Freiler, a quien se señala como afín al Gobierno Nacional, fue uno de los impulsores de su designación como juez.

Egresado de la UBA, a Casanello se lo señala por su buena relación con la agrupación NBI, en donde militaron algunas de las actuales caras visibles de La Cámpora como Mariano Recalde, Wado de Pedro, Santiago “Patucho” Álvarez y Franco Vitali, entre otros.

Actualmente, según publicó hoy el diario El Cronista, es un hombre de consulta del secretario de Justicia, el camporista Julián Álvarez. Además, el medio sostiene que participó del acto donde Cristina Kirchner presentó la reforma judicial y aplaudió las intervenciones de la mandataria.

Ese vínculo con la agrupación que ocupa el núcleo del Gobierno nacional no afecta su imagen en la Justicia, donde sigue siendo respetado. Según supo LPO, en los pasillos de los Tribunales resaltan su desempeño en la Cámara y su sólida formación profesional. Creen que su cercanía a La Cámpora podría afectar su desempeño, pero “no será un Oyarbide”.

No obstante eso, la preocupación en los Tribunales es por el avance de la agrupación cristinista. La aparición de un juez cercano a La Cámpora en el fuero federal es una muestra de cómo los “jóvenes” kirchneristas están inmiscuyéndose en todos los sectores del Estado, aún en aquellos lugares tradicionalmente ocupados por otros operadores.

El cruce verbal entre Julián Álvarez y Horacio Verbitsky en el Senado reveló las tensiones internas que genera ese avance camporista en un ámbito “ajeno”, algo similar a lo que en otro momento sucedió en el Gabinete, los ministerios o el Congreso. “Me preocupó el bajo nivel de su exposición”, afirmó el director del CELS, que indicó que el funcionario redactó un proyecto diferente al que pensó Cristina Kirchner.

“La democratización de la Justicia que propone Cristina es en rigor la apuesta de fondo de Wado, que quiere erigirse en el gran tirititero de ese poder. No es un secreto que quien controla a los jueces controla el poder”, señaló LPO la semana pasada.