Un viejo enfrentamiento de Bergoglio permite intuir los posibles cambios en el Vaticano

En 2006, el entonces titular del Episcopado se entrevistaba en Roma con Benedicto XVI para transmitirle su preocupación por las últimas designaciones de obispos, de línea conservadora. Las influencias del menemismo sobre el Vaticano. 
En enero de 2006, el entonces cardenal Jorge Bergoglio le trasmitía al líder de la Iglesia católica, Benedicto XVI, la preocupación del Episcopado argentino por los nombramiento de obispos en diócesis claves.

En el Episcopado existía un profundo malestar por la influencia que el ex embajador argentino en el Vaticano en tiempos de Carlos Menem, Esteban “Cacho” Caselli, como el arzobispo de La Plata, Héctor Aguer, tenían sobre algunas designaciones de obispos. Todo a partir de la estrecha relación que ambos mantenían con el entonces secretario de Estado del Vaticano, cardenal Angelo Sodano.

En esa reunión, Bergoglio también intercambió consideraciones sobre el caso de monseñor Antonio Baseotto, el obispo castrense que atacó la posición de Néstor Kirchner a favor de la despenalización del aborto.

Bergogolio consideraba que Baseotto había sido designado por las mismas influencias menemistas.

Según Página 12, varios obispos veían detrás de esta maniobra la mano y la influencia de Caselli y de Aguer actuando en coordinación con el poderoso Secretario de Estado del Vaticano, el cardenal Angelo Sodano.

Este último, entonces en segundo lugar dentro de la jerarquía de la Iglesia Católica, cumplía esas mismas funciones durante el pontificado de Juan Pablo II y fue ratificado por Benedicto XVI.

Durante su gobierno, Carlos Menem estableció una alianza casi indestructible con un grupo de obispos conservadores encabezados por el entonces cardenal de Buenos Aires, Antonio Quarracino. En ese tiempo Sodano siempre se prestó a los pedidos de Menem a cambio del apoyo incondicional del gobierno argentino a las posiciones de la Iglesia en los foros internacionales en temas generalmente muy conflictivos como los vinculados con el aborto, la familia y los derechos sexuales y reproductivos de las mujeres.

En todos los casos el intermediario de esta relación fue Caselli, primero como Secretario de Culto y luego como embajador en el Vaticano. Según Página 12, el propio Caselli tenía vínculos económicos y comerciales con la familia del cardenal Sodano.

Por entonces, la opinión de Bergoglio tenía mucho peso ante Benedicto XVI. Tanto Eduardo Mirás como el ahora flamante Papa argentino les había tocado sufrir las interferencias de los sectores más conservadores respecto de la designación de obispos.