La UCR le devuelve a Macri un Posse devaluado

La convención del radicalismo provincial impidió que el intendente de San Isidro tomara el control, como había arreglado con el alfonsinismo el año pasado. No soportaron sus coqueteos con Macri y Cariglino, sus escándalos con el jardín Tribilín y su supuesta relación con la barra brava de Tigre.
Mauricio Macri contará con un Gustavo Posse alicaído para las elecciones de octubre, cuando promueve a Guillermo Montenegro con un frente que agrupe a peronistas y radicales.

Con el intendente de San isidro apuntaba a contar con presencia en la UCR y cuando se sentó a negociar el año pasado, parecía haber encontrado la medida justa.

A través de un acuerdo con Ricardo Alfonsín en mayo del año pasado Posse se quedó con el control del bloque de diputados bonaerenses, de donde alejó los afines a Leopoldo Moreau.

Le dio sus votos para consagrar a Alejandro Armendáriz como presidente de la UCR y esperaba lo propio para colocar al senador Roberto Costa al frente de la Convención, nada menos que el órgano encargado de definir alianzas. El elegido de consenso fue Daniel Molina, ex intendente de Necochea.

Pero entre mediados del año pasado, cuando se charlaron estos temas, hasta este sábado, cuando se reunió la convención, pasaron demasiadas cosas.

Posse inició por las suyas un marco de alianza con Macri y el peronismo disidente, referenciado en el intendente de Malvinas Argentinas, Jesús Cariglino, quien ya anticipó que quiere presidir el PJ bonaerense.

Demasiado para Alfonsín que ya pagó bastante costo por su apresurado acuerdo electoral con Francisco De Narváez.

Moreau, asiduo concurrente a la Casa Rosada, vio la veta e hizo lo que más le gusta: convocar convencionales para que alerten al alfonsinismo de que darle a Costa la convención era volver a chocarse contra la pared.

Y Alfonsín dejó de hablarle a Posse. “Hace un mes que ni le atiende el teléfono”, aseguraron a LPO fuentes del partido.

Para evitar el papelón, el intendente no tuvo otra opción que bajar a sus convencionales y lamentarse con una solicitada el mismo sábado.

“El resultado es que al partido no entra más”, resumen los radicales. El asilamiento ya se trasladó a la Legislatura bonaerense, histórico refugio de la UCR provincial.

El bloque de siete radicales que preside el possista Roberto Carusso se rompería. Carusso sólo intentará quedarse con Aldo Mensi, ex intendente de Coronel Pringles e histórico amigo de Posse; y el itinerante Roberto Filppo.

“A los otros cuatro ya los tenemos y no sé si Mensi se va animar a decir en su distrito que es macrista”, dicen desde la otra banca radical, más identificada con Moreau, liderada por Ricardo Jano e integrada por Carlos García, Sergio Panella, Valeria Arata y Gustavo Vignali.

En el senado Costa, que había logrado la vicepresidencia segunda de la Cámara, no tardará en perder ascendencia con los suyos.

Lo duro para Macri es que Posse quedó afuera de la UCR, donde ya no representa a nadie, pero también sufrió el descrédito público con el escándalo del jardín maternal Tribilín, luego de conocerse que allí maltrataban a los niños.

Su suegra, María de los Ángeles Broggi, es la directora de educación y era la encargada de al menos advertir a la provincia de esa situación.

La semana pasada, por si fuera poco, quedó envuelto en una pelea a tiros entre barras bravas del club Tigre. Se lo vincula a “La 13”, una de las fracciones de esa hinchada, liderada por Daniel Paz, alias “El Negro Fiorucci”.

La cercanía de Posse con estos grupos quedó comprobada durante la última convención nacional de la UCR, cuando envió un grupo de barras a impedir el ingreso de la juventud de Moreau, que tenía previsto repudiar su fe macrista. El sábado en Olavarría ya no se atrevió a tanto.