Elsztain construye un shopping en pleno Palermo sin autorización

La empresa Irsa está terminando la primera etapa de un centro comercial a cielo abierto por el que invertirá 230 millones de pesos, en unas tierras nacionales que pertenecían a la ex Onabe. Pero el proyecto no pasó por la Legislatura porteña, que debe aprobar el nuevo uso, tal como hiciera con el Polo Científico que Cristina Kirchner construyó en las bodegas Giol.
La Ciudad de Buenos Aires tendrá el año que viene un nuevo shopping en pleno barrio de Palermo. Lo está construyendo Irsa, la empresa de Eduardo Elsztain, que invertirá unos 230 millones de pesos.

Lo curioso de este proyecto es que no tiene autorización y pese a que se inició hace seis meses, nadie habla de ello.

El predio donde estará ubicado este “espacio comercial a cielo abierto”, está ubicado entre las calles Paraguay y Santa Fe, y entre Godoy Cruz y Juan B. Justo. Se trata de 24 mil metros cuadrados que pertenecen a la Administración de Infraestructuras Ferroviarias Sociedad del Estado (Adif).

Estas tierras que fueron concesionadas por 20 años tras una licitación que se realizó en diciembre de 2002 por parte del Organismo Nacional de Administración de Bienes del Estado (Onabe)-la antecesora de la Adif- a la firma “Arcos del Gourmet”, inicialmente ganada por el empresario del cine Pablo Bossi, dueño de la empresa Patagonik con buenos vinculos con el ibarrismo y el ex secretario de Transporte, Juan Pablo Schiavi.

Este proyecto, reiteradamente anunciado, terminó en menos del grupo Irsa, quien por ahora le mantiene el nombre Arcos del Gourmet, pero decidió cambiarle el perfil inicial más vinculado al arte y la producción audiovisual -acaso en sintnía con el barrio-, para convertirlo en un shopping liso y llano, lleno de tiendas de ropa y casas de comida.

Desde la empresa reconocieron a LPO que ya se realizaron las excavaciones correspondientes y está construyendo tres subsuelos para cocheras. Luego se construirá un centro comercial de un solo nivel, que va a respetar la línea ferroviaria y los 52 arcos y ladrillos característicos de las antiguas construcciones de los ferrócarriles.

Puesto en valor en 2004, cuando allí se realizó Casa FOA -que suele preceder a la construcción de grandes emprendimientos en inmuebles históricos-, nunca obtuvo la indispenable autorización de la Legislatura y en su momento hasta motivo una intervención de la Defensoría del Pueblo de la Ciudad. Es que vecinos del lugar temieron que se colapsara el tránsito y los servicios de la zona con este nuevo shopping.

La polémica

Lo curioso es que Irsa decidió avanzar con la iniciativa pese a que jamás pasó por la Legislatura porteña. Desde la empresa señalaron a LPO que Irsa tiene “la normativa del predio aprobada tanto de la Ciudad como de Nación” y que “todo lo que tiene que pasar por la Legislatura porteña, Irsa lo ha enviado, como sucedió con el shopping de Caballito y el barrio de Solares de Santa María”.

Sin embargo, como averiguó este medio, el predio en cuestión está zonificado en el Código de Planeamiento Urbano como UF (urbanización futura), lo que impide cualquier uso hasta que la Legislatura discuta qué se puede hacer en esas tierras.

Por esa misma razón, la Legislatura porteña debió aprobar la zonificación del predio que está a metros de allí y que la presidenta Cristina Kirchner utilizó para construir el Polo Científico donde está alojado el ministerio de Ciencia y Tecnología, en donde estaban ubicadas las bodegas Giol.

Pero llamativamente, los legisladores consultados por LPO no supieron contestar por qué el proyecto no pasó por la Legislatura o directamente argumentaron no saber la existencia de la iniciativa de Irsa.

Es decir que el shopping, que estará terminado en un año y medio o dos, está avanzando sin el consentimiento necesario del parlamento porteño, que mira para el costado. Se trata entonces de una inmensa construcción que alterará de manera definitiva la fisonomía y la vida cotidiana de uno de los barrios más tradicionales de la Ciudad, que se está edificando a plena luz del día, sin cumplir con los pasos legales y ante la notable inacción de legisladores y funcionarios de la Ciudad.

De hecho, respecto de la relación del Ejecutivo porteño con el proyecto, en el predio hay un cartel de la Dirección General de Interpretación Urbanística (Dgiur) del Ministerio de Desarrollo Urbano porteño que conduce Daniel Chain. Desde esa cartera se negaron a responder las consultas de LPO sobre el tema.

Acaso la estrategia sea presentar el hecho consumado del shopping ya realizado, para que a la Legislatura no le quede otro camino que autorizarlo. Una práctica similar a la que se vivió en el anterior shopping que hizo Elsztain donde avanzó en la construcción del DOT de Saavedra, pese a que había incumplido cargos impuestos por la Ciudad como la construcción de una escuela y una sala de salud, lo que en su momento motivó la intervención de la Justicia.

El proyecto revela además que el gobierno nacional le sigue tendiendo un brazo a Elsztain en su actual situación de ahogo financiero, ya que la Adif es un organismo de la Nación. No se trata de un hecho aislado.

El titular de Irsa es uno de los mayores beneficiados con la creación del polo audiovisual en la Isla Demarchi, pegada a sus tierras en la ex Ciudad Deportiva, donde quiere montar la Dubai de Costanera Sur. Además, el programa Pro.cre.ar, el plan de créditos para viviendas anunciado por la presidenta en junio con fondos de la Anses, es operado por el Banco Hipotecario, que controla Elsztain.

El dueño de Irsa está expandiendo así su negocio inmobiliario a fuerza de apropiarse de terrenos fiscales -a valores muy inferiores a los del mercado- y con el financiamiento del semi estatal Banco Hipotecario.

El desalojo

Este respaldo de la Nación se vió incluso a la hora de desalojar a las familias que vivían allí. La llegada de las excavadoras de Irsa tuvo que superar un obstáculo de emergencia habitacional. Es que hasta diciembre del año 2010, había unas 35 familias ocupando el predio.

Como pudo saber este medio, el Gobierno nacional se ocupó de desalojar a las familias con una urgencia inusitada. Como rara vez sucede con las “tomas”, el Gobierno bajó al predio les ofreció a los ocupantes una solución habitacional.

Les ofreció hoteles como vivienda transitoria y materiales para la construcción para aquellas familias que tenían algún terreno en otra parte. A los que no tenían terreno, les prometió una vivienda definitiva en un período máximo de seis meses.

Fue el propio Sergio Berni, no en su carácter de secretario de Seguridad sino de viceministro de Desarrollo Social, quien se ocupó de las negociaciones. Incluso fuentes que estuvieron presentes ese día señalaron a LPO que Berni le dijo a uno de los punteros que se resistía al desalojo que “si tanto te interesan los pobres, llevátelos a tu casa”.