Soja: Las medidas que estudia el Gobierno para terminar con el “efecto silobolsa”

Las casi 10 millones de toneladas almacenadas en silobolsas representan para el Gobierno u$s 2 mil millones. Se trata de una tecnología que revolucionó la comercialización agrícola al brindar al productor la posibilidad de dosificar sus ventas y protegerse de la depreciación del peso. Las medidas que estudia el kirchnerismo para forzar las ventas.  
En las últimas horas se supo que un grupo de importantes funcionarios del Gobierno nacional estudian medidas para que los productores de soja liquiden la cosecha 2011/12 que todavía almacenan en silobolsas desde los meses de abril/mayo pasado.

Sin embargo, según pudo saber La Política Online consultando a varios especialistas del sector agropecuario, la pretensión del kirchnerismo no será sencilla de implementar dado que requeriría métodos de presión inéditos en la historia del mercado sojero argentino.

El dato crucial que genera ruido y que está siendo analizado por el Gobierno es que en la actualidad se encuentran almacenadas un récord de al menos 9 o 10 millones de toneladas de soja en silobolsa -inmensas bolsas que se dejan sobre el campo almacenando el grano- correspondientes a la cosecha pasada.

El efecto silobolsa

Los analistas consultados explicaron que esta tecnología de origen argentino revolucionó el ámbito de la comercialización de granos al generar una redistribución de fuerzas fenomenal entre una demanda muy concentrada y una oferta ultra-atomizada.

“El silobolsa es una innovación que en los últimos años transformó el sistema de comercialización de granos al brindar a los productores la posibilidad de dosificar ventas en el transcurso de toda la campaña agrícola” dijo el analista Gustavo López.

“Los productores que no hayan vendido su cosecha a esta altura del año, muy difícilmente tengan la necesidad de hacerlo ahora a menos que les ofrezcan un precio que realmente justifique esa acción”, agregó López a LPO.

La retención de soja por parte de los productores no es casual: en medio de una inflación anual del orden del 25 por ciento y un virtual desdoblamiento cambiario la moneda más “dura” en la Argentina es precisamente la soja.

Es decir, pase lo que pase con la coyuntura local e internacional, la soja siempre seguirá manteniendo su valor relativo. En cambio, no puede decirse lo mismo del trigo o el maíz (que han dejado de ser un commodity para transformarse en un bien social).

Las medidas en estudio

En el kirchnerismo hay preocupación dado que -con un precio que de 630 u$s/tonelada- la retención de 10 millones de toneladas de soja por parte de los productores representa alrededor de u$s 2000 millones para el Gobierno sólo en concepto de retenciones.

Por tal motivo, fuentes oficiales contaron que Norberto Yauhar, Axel Kicillof y hasta Guillermo Moreno estudian implementar un mecanismo por medio del cual se pueda suspender del Registro de Operadores de Granos a los productores que no vendan soja.

Asimismo, dichos funcionarios evalúan castigar a esos productores que se niegan a vender soja apostando a recibir un mejor precio aumentándoles de manera considerable la presión tributaria (algo que se desconoce cómo se llevaría a cabo).

También se supo que existieron una serie de comunicaciones de Moreno con algunos de los principales exportadores del país para que aumenten el precio de la soja disponible en el mercado local de manera tal de intentar captar mayores volúmenes del producto.

En este contexto, la puja por la soja entre la oferta y la demanda ya se está reflejando en el mercado local. En la jornada de este lunes -a pesar de la caída de precios en Chicago- en la zona de Rosario los precios ofrecidos por la soja registraron subas.

De esta manera, la soja con descarga inmediata cotizó a 1910 $/tonelada (en el marco de un intento de los exportadores por tentar a los productores que todavía almacenan el producto), mientras que se pagó 335 u$s/tonelada por la soja con entrega en mayo.