El kirchnerismo sesionó sin quórum y aprobó la quita de fondos al Banco Ciudad

Fue en Diputados, donde burló el reglamento y abrió la sesión cuando no reunía quórum. La oposición pidió levantarla pero Domínguez no atendió el reclamo. Con el voto de 128 diputados aprobó el proyecto que traslada al Banco Nación los fondos judiciales. Solá y Yoma votaron en contra.
El kirchnerismo aprobó en Diputados la ley que traslada al Banco Nación los depósitos de la justicia federal y nacional que hoy están en el Ciudad, en una sesión que inició sin quórum y logró imponerse con 128 votos, uno menos que la mayoría absoluta.

La urgencia del Gobierno por tener esta ley quedó reflejada durante el receso invernal: los habituales aliados fueron convocados para no faltar a la sesión de hoy.

A mediados de julio hasta se había pensado en sesionar el miércoles pasado, pero Agustín Rossi logró posponer la fecha una semana.

La sesión estaba convocada a las 13 y media hora después sólo había en sus bancas 113 diputados, bastante menos que los 129 necesarios para abrir una sesión.

Federico Pinedo (Pro), Ricardo Gil Lavedra (Ucr) y Gustavo Ferrari (Peronismo Federal) pidieron la palabra para suspender la sesión, como marca el reglamento.

Haciendo uso de él, en 2010 Agustín Rossi pidió levantar la sesión cada vez que la oposición no reunía 129 bancas a la media hora de iniciada la sesión. El jujeño Eduardo Fellner, presidente de la Cámara en ese entonces, solía concederle el pedido.

Julián Domínguez no tuvo ese gesto y hasta le permitió a Rossi pedir una prórroga de 15 minutos. Al rato el quórum llegaron Jorge Yoma, Mabel Muller, Eduardo “Wado” de Pedro, Carlos Moreno y Stella Maris Córdoba, entre otros. Y la sesión comenzó sin la oposición en sus bancas. Tampoco llegaron Facundo Moyano y Omar Plaini, aunque sí Héctor Recalde, el otro moyanista.

Pinedo: Señor Presidente: pido que se levante la sesión por falta de quórum. 

Rossi: ¡Pido la palabra, señor presidente!

Julián Domíguez: Tiene la palabra el señor diputado Rossi.

Rossi: Señor presidente: solicito quince minutos de tolerancia a efectos de que se consiga el quórum.

Domíguez: Si hay asentimiento del cuerpo se procederá de la forma solicitada.  Hay asentimiento Se va a llamar por quince minutos -cerró el presidente de la Cámara.

Pinedo se quedó a los gritos: "¡Pido la palabra, señor presidente!". Domínguez se la negó: "Se está llamando durante otros quince minutos, señor diputado".

"El reglamento establece el plazo de media hora, y ya pasó ese tiempo. Formulé moción de levantamiento de la sesión, señor presidente. ¡Señor presidente hice una moción y pido que se vote!", gritó sin resultado.

La sesión comenzó con 128 presentes, uno menos que el quórum, y recién al rato la cuenta llegó a 132. "Éramos 129 porque estaba Julián Domínguez", se excusaría Rossi un rato más tarde.

"Domínguez hizo votar una extensión del plazo cuando no había quórum en el recinto", denunció Ricardo Gil Lavedra, en el salón de los pasos perdidos.

Indignado, Rossi denunció a la oposición por "romper las reglas del juego" porque indicó que en la reunión de Labor Parlamentaria de ayer habían acordado el tratamiento del asunto. "Si no hubiese sido así, convocábamos una (sesión) extraordinaria", explicó.

El último artilugio legal es el último párrafo del artículo 126 del reglamento. “Es obligación de los diputados que hubiesen concurrido, esperar media hora después de la designada para la sesión”.

Para Domínguez eso no significa que la sesión debe terminar. “No dice que se debe levantar a los 30 minutos sino que es obligación esperar” hasta tener quórum, y que “siendo responsabilidad sesionar, se puede seguir convocando”.

“Actuamos de acuerdo a lo que dice el reglamento. La responsabilidad republicana es sesionar y no irnos, más cuando la sesión se acordó en Labor Parlamentaria”. Sus compañeros de bloque no lo pensaban así hace dos años.

Arduo debate

El proyecto en cuestión fue presentado por la kirchnerista Diana Conti y, en el texto original, proponía a secas trasladar del Banco de la Ciudad al Nación los depósitos judiciales de los tribunales nacionales y federales.

Con esa redacción, la entidad presidida por Federico Sturzzenegger cedería 7000 millones de pesos, lo que alertó a los empleados de la entidad que se manifestaron en las calles durante el debate en comisiones. Esta tarde volvieron a copar las calles en rechazo a la ley.

El kirchnerismo no logró contentarlos con un cambio: dispuso que la ley rija para los nuevos expedientes, o sea, que las pérdidas del Banco sean a futuro. E incluyó una clausura para proteger los puestos de trabajo.

El miembro informante no fue Conti sino Carlos Heller, quien además de ser diputado de Nuevo Encuentro es presidente del Banco Credicoop, una entidad que compite directamente con la clientela del Ciudad.

La medida regiría para las causas judiciales que se generen a partir de la promulgación de la ley. La merma de los depósitos judiciales en el Ciudad se empezará a sentir en 2015, según estimó Carlos Heller (Nuevo Encuentro), aliado al kirchnerismo, quien como presidente de la comisión de Finanzas fue miembro informante del proyecto.

Fue quien informó en el recinto la incorporación de un artículo (el sexto) a instancia del diputado Héctor Recalde, que establece que la aplicación de la medida "no podrá implicar en ningún caso pérdida de empleo".

Pero el momento más duro llegó cuando Jorge Yoma y Felipe Solá fundamentaron su rechazo. El riojano fundamentó su dictamen en contra con un duro discurso que hasta le valió represalias de sus pares.

Recordó que la fiscal en lo comercial Alejandra Gils Carbó, propuesta por la presidenta para Procuradora General, dispuso alguna vez que los jueces debían decidir el destino de los fondos, porque de lo contrario se estaría infiriendo en otro poder.

“Al Credicoop le perjudica”Felipe Solá le dijo a Carlos Heller que se debía haber excusado de votar la ley por ser presidente del Banco Credicoop, que compite con el Ciudad por la cartera de créditos y por lo tanto podría verse beneficiado por su caída. Agustín Rossi lo defendió con una extraña tesis: dijo que, por el contrario, esta ley perjudica al Credicoop. “No es el dueño del Banco Credicoop, sino que es presidente de un banco cooperativo, que tiene como dueño a miles de socios”, aclaró primero.“En verdad, si él hubiese pensado como presidente del Banco Credicoop, no le habría convenido que se aprobara esta iniciativa, porque seguramente el Banco de la Ciudad deberá encarar ahora una política más agresiva de búsqueda de depósitos, compitiendo desde ese lugar con el Banco Credicoop. Entonces, la lógica es exactamente al revés”.“Si hay algún perjudicado desde el punto de vista personal en este recinto por las responsabilidades que tiene, es el presidente del Banco Credicoop y de la Comisión de Finanzas, señor diputado Heller”, señaló Rossi.

“Lo único que provoca es daño”, gritó Yoma, ante el desconcierto de sus pares, en un recinto sólo habitado por el oficialismo. “Lo de evitar cesantías es una expresión de deseo”, advirtió.

Los empleados del Banco Ciudad que seguían la sesión desde un palco comenzaron a aplaudir espontáneamente. Yoma siguió: “Como diputado del interior estoy cansado de que se traten temas de la Ciudad todo el tiempo. Con los subsidios que le dan al subte podrían salvar la industria olivinícola”.

Cuando terminó su exposición, Edgardo Depetri, a sólo un par de bancas de distancia le tiró un par frases poco felices. Yoma lo insultó de una y toda la bancada K murmuró un pedido de silencio. “Ya vas a ver”, lo amenazaba el minero.

Felipe Solá, que había dado quórum junto a sus laderos Roberto Mouillerón y Raúl Rivara, siguió con más furia: “Este proyecto tiene sólo media carilla de fundamentos y en un primer momento se pensaba en quitarle 7000 millones de una al Banco Ciudad. Esa locura sólo podía ser producto de una mente demencial. Es para joder, joder y joder”, afirmó.

Y exhibió un análisis comparativo de las tasas por préstamos personales que cobran el Nación y el Ciudad, para concluir en que el primero “hace usura”.

“Es mentira”, le gritó desde su banca el correntino Fabián Ríos, director del Banco Nación hasta diciembre. “¿Quién habló?, ¡Que me pida interrupción!”, exigió el ex gobernador. “Continúe”, lo instruyó Julián Domínguez. “Ah no quiere decírmelo, es cagón”, increpó Solá, mirando para el seno del bloque oficialista.

Agustín Rossi se levantó de su banca giró hacia su bloque y empezó a mover las manos en forma de cruz, como pidiendo que nadie más interviniera.

Solá concluyó reclamándole a Heller que debía haberse excusado de participar de la sesión y el jefe del bloque K pidió adelantar antes de que quedarse sin quórum. El resultado fue 128 a favor y 4 en contra.

Recién ahí, Rossi habló. “Las provincias están mejor que en la década del 90. Tuvieron más inversión directa que en los últimos 50 años”, le recriminó a Gioja. “El Banco Nación tiene sucursales en La Rioja, no sé si tiene el Ciudad”, ironizó.

A Solá le recordó que en 2008 votó en contra de la resolución 125, que disponía las retenciones móviles, cuando había muchos productores sojeros como diputados.

Yoma siguió. “Me parece muy pobre como argumento decir que el Banco Nación tiene sucursales en La Rioja. Con la misma razón pueden mañana expropiar el Banco de Córdoba”. Domínguez pidió seguir con el orden del día. La oposición no estaba, pero el clima era por demás tenso.