Los verdaderos motivos detrás de la protesta que paraliza los vuelos

 Los operadores aéreos se niegan a trabajar por fuera de las normas internacionales de aviación y rechazan la decisión del gobierno de pasar el control aéreo a la órbita de la Fuerza Aérea. "Ningún controlador va a arriesgar una aeronave por un militar que venga a darnos órdenes", afirman.
Las quejas de los pasajeros y el malestar en el gobierno nacional con los controladores aéreos tienen como trasfondo la decisión de Cristina Kirchner de pasar el control aéreo a la órbita de la Fuerza Aérea y la consiguiente presión militar de trabajar por fuera de las normas establecidas por la Organización de Aviación Civil Internacional (OACI).

“El conflicto comenzó en noviembre de 2011, cuando el gobierno decidió pasar el control aéreo a la Fuerza Aérea a través de un decreto presidencial. El 95% de los controladores están en desacuerdo con esta situación”, explicó a La Política Online uno de los operadores.

Según explican, desde la Fuerza Aérea manejan una lógica diferente a la de un cuerpo civil. “Ellos tienen una estructura vertical, se manejan a través de órdenes, mientras que nosotros siempre respondemos a órdenes nacionales e internacionales”, dicen.

Desde hace días, los controladores se niegan a aceptar imposiciones de la Fuerza Aérea e imponen el “trabajo a reglamento”. Esto resintió los horarios de despegue y aterrizaje de aviones y obligó a algunas empresas a reprogramar vuelos. “Ningún controlador en el país va a arriesgar una aeronave porque venga un militar a darnos órdenes”, afirman.

“Acá no hay ningún conflicto”, dice uno de los controladores y agrega que “se trata de una decisión de hacer las cosas bien y cumplir las normas”.

Para los controladores las presiones de las Fuerzas Armadas ponen en riesgo la seguridad de las aeronaves. “Quieren que bajemos aviones como en un aeropuerto de Estados Unidos, pero con la tecnología obsoleta de Argentina”, dicen.

Según explican, “las deficiencias son graves y cuando hay mal clima todo se hace más difícil. Las frecuencias tierra-aire se vuelven obsoletas y necesitamos tiempo por si la comunicación falla, que es algo que ocurre muy seguido”.

Según relatan, ante los planteos de los operadores comenzaron a aparecer listas negras y se comenzó a apartar a personal, en particular controladores con mucha experiencia y más de 20 años de servicio.

“Desde la Fuerza Aérea nos aseguran que los controles no deben ser tantos y nos apuran para que hagamos despegar y aterrizar aviones”, se quejan. Además aseguran que “nadie contempló la posibilidad de un accidente de ferrocarril como el de Once. Hasta que ocurrió”.

Según explican si toman la decisión de trabajar por fuera del reglamento quedan desprotegidos ante un accidente. Además aseguran que las normas de la OACI establecen operaciones de despegue y aterrizaje seguras, ordenas y rápidas.