Moreno cierra las fronteras y se aleja del ajuste "inteligente"

A través de una resolución de la AFIP, el Gobierno estableció que no se podrá importar sin la autorización previa del Estado, reeditando la "Declaración Jurada de Necesidad de Importación" que aplicó Raúl Alfonsín en la década del '80. Los economistas consultados por LPO alertan sobre el peligro de dañar la productividad de las compañías que requieren insumos del exterior.
El Gobierno parece decidio a profundizar las políticas del secretario de Comercio Interior, Guillermo Moreno: a través de una resolución de la AFIP, estableció que no se podrá realizar ninguna importación sin tener previa autorización del Estado. Así, reedita la "Declaración Jurada de Necesidad de Importación" que aplicó la administración de Raúl Alfonsín en 1985.

"Los importadores, tanto del sector público como del privado, deberán presentar a la Secretaría de Comercio Exterior sus necesidades de importación por medio de una declaración jurada efectuada en la fórmula y condiciones que establezca dicha Secretaría", decía el artículo 1 de la resolución 1325 que impulsó el entonces ministro de Economía, Bernardo Grispun.

Todavía no está claro cuáles son los alcances de la resolución actual de la AFIP, y tanto los economistas como los más variados sectores industriales temen que esta intervención total del Estado sobre las importaciones pueda afectar a las firmas que requieren de insumos internacionales para producir en el país.

"Esta política de restricción comenzó hace más de un año y a la luz de los resultados en la balanza comercial no fue una mala medida para el corto plazo. Pero como no se atacan las causas sino las consecuencias, no sirve en el mediano y largo plazo. Me recuerda mucho a los controles de precios aplicados en 2007, que en un principio también funcionaron, pero luego la inflación volvió a desbordarse", analizó el economista Rogelio Frigerio, en diálogo con LPO.

El titular de la consultora Economías y Regiones explicó que se consigue equilibrar la balanza comercial ahora, pero "no dejan de ser estrategias pernisiosas a futuro, que terminan complicando a la producción, porque todo el mundo sabe que amplios sectores dependen de los insumos que se traen desde el exterior, y muchos terminan cayendo en la volteada. Así se afecta a la actividad económica".

Otra opinión tiene Ricardo Delgado, economista de Analítica, para quien todavía no se puede analizar el verdadero alcance de la medida, puesto que su redacción es "bastante vaga". "En líneas generales, creo que esta decisión busca administrar los flujos de comercio de este año. Básicamente, intenta cuidar la caja en dólares. Sus objetivos me parecen razonables. Por supuesto, lo que no debe pasar es que se traben las importaciones de los insumos, partes o piezas necesarias para los que producen acá", explicó.

Ambos economistas coinciden, sin embargo, en que gran parte de la industria nacional depende de piezas que provienen del exterior y, en consecuencia, sería complejo para la economía argentina plantear una traba demasiado importante, que desaliente la producción. "El error sería tratar a todos por igual. Los que producen y necesitan de insumos importados deberían tener un trato especial o estar exceptudos de estos condicionamientos", admitió Delgado a LPO.

¿Un ajuste alfonsinista?

La resolución de la AFIP reabrió el debate sobre la forma en que se debe encarar un ajuste económico en medio de la crisis. Ayer LPO mencionó el caso de la principal automotriz norteamericana, General Motors, que debió ser auxiliada y virtualmente "estatizada" por el Gobierno de los Estados Unidos. Barack Omaba, sin embargo, no optó por el cierre de las fronteras ni las barreras arancelarias para sus principales competidores, las compañías japoneses.

La decisión de la administración Obama -con ingerencia en las decisiones de la firma tras haber desembolsado más de U$S 30.100 millones- fue exigirles un cambio en el paradigma: desarrollo de nuevas tecnologías, inviersión en mejor ingeniería y diseño, autos más compactos y ecológicos. Así competirían el liderazgo con Toyota y Honda. Tres años después, lo están consiguiendo.

En Argentina, en cambio, se optó por "proteger" a las industrias locales y superávit en el saldo de la balanza comercial. Lo llamativo es que una gran parte de esas industrias a las que se quiere defender, dependen de los insumos que debe conseguir en el exterior. Se las protege, además, con resoluciones que ya fueron aplicadas en la década del \'80, con resultados negativos.

"Hay muchas políticas que tienen un correlato con la década del \'80, otras tantas no. El contexto macroeconómico y la situación internacional son bien distintas. Tampoco se puede afirmar que los dos procesos tienen que terminar del mismo modo. Pero, sin duda, la gran similitud es la idea que que todas las variables se pueden manipular desde un escritorio, desde la burocracia estatal", manifestó Frigerio.