La embestida de Roemmers y Aizcorbe para monopolizar el precio de los remedios

El presidente de la Confederación Farmacéutica y el laboratorio Roemmers continúan en su embestida para sacar de la cadena a los jugadores que puedan forzar una baja de precio de los medicamentos. Se trata de una alianza clave que tuvo su caso testigo en Mendoza, pero podría ampliarse a todo el país.
A fines de noviembre del año pasado, la Confederación Farmacéutica Argentina (Cofa) eligió como presidente a Ricardo Aizcorbe, titular del Colegio Farmacéutico de Mendoza. Se trata de un farmacéutico egresado de la Universidad Juan A. Maza que alcanzó importantes cargos durante el menemismo. Fue director de Salud y Medio Ambiente, secretario de Gobierno y ex concejal en el municipio mendocino de Maipú, además de ocupar una banca de diputado en la Legislatura provincial.

Apenas asumido en el cargo Aizcorbe lanzó una dura embestida contra las cadenas de farmacias y logró que el gobierno provincial prohibiera el desembarco de Farmacity en la provincia. Bajo la bandera de defender al farmacéutico individual, lo que en realidad garantizó con la ofensiva es resguardar la tasa de rentabilidad de los grandes laboratorios nacionales que lidera Roemmers, como revela una nota del portal Urgente 24.

Roemmers se considera afectado por un nuevo sistema de comercialización de las cadenas de farmacias que, por su volumen de compra, pueden negociar bajas en los medicamentos con los grandes laboratorios, negaciones imposible sd eabordar por los farmacéuticos individuales que dice defender Aizcorbe.

Se trata de un tema central en la discusión del acceso a los medicamentos, ya que la política de genéricos no logró salvar los precios abusivos de los medicamentos, precisamente porque no fue acompañada por una reforma del sistema de comercialización no fue modificado).

Como bien señala Urgente 24, el enfoque de Aizcorbe es similar al de los pequeños comerciantes cuando avanzaban los supermercados. Pero luego aparecieron los comerciantes chinos y se quedaron con una gran porción del negocio de los supermercados, desvirtuando todo lo que sostenían los dueños de despensas y rotiserías.

Aizcorbe en su defensa del statuo-quo farmacéutico no se plantea si el consumidor ha evolucionado respecto de la farmacia tradicional de hace 50 o 70 años, y no explicita cuál es el modelo que él propicia para contener a consumidor del siglo 21. Como un anti Steve Jobs, prefiere trabar la evolución de los hábitos sociales que liderarlos.