El Congreso no funciona por la bronca que dejó el cierre de listas en el kirchnerismo

Los bloques kirchneristas no logran reparar los heridos que dejó el cierre de listas y nadie puede garantizar que se presenten a una sesión. Fue por eso que en el Senado se suspendió la semana pasada la sesión que estaba prevista para hoy y en Diputados no fue posible debatir una nueva ley de trata.
El polémico cierre de listas que digitó Cristina Kirchner ya tiene una consecuencia en el Congreso: tanto en Senadores como en Diputados las sesiones fueron imposibles porque los bloques oficialistas no pueden reunirse como venían haciendo y la oposición hace tiempo que no se plantea esos desafíos.

Las campañas electorales impiden ambas cosas pero no siempre son una excusa. De hecho, el Senado sesionó el miércoles 29 de junio y ya se vio el clima del cierre de listas, con pases de facturas y ausencias sin aviso.

La más notoria fue la de José Pampuro, vicepresidente primero del Senado, quien se anotició por terceros y a último momento que no sería tenido en cuenta para ninguna lista.

Su faltazo a la reunión de labor parlamentaria llamó la atención a los representantes de los otros bloques que hasta preguntaron por el destino el Pepe, sin encontrar respuesta de Miguel Pichetto.

En el recinto ratificaron el compromiso de volver a sesionar el miércoles 13. Pero con el correr de los días los kirchneristas notaron que era imposible garantizar la presencia de la mayoría de sus 31 miembros y sus cinco aliados. Como los jefes de la oposición ya casi no se comunican, la sesión fue imposible.

La estrategia de Pichetto fue anunciarlo por lo bajo. Tanto, que muchos senadores de la oposición se enteraron por terceros y otros directamente viajaron esta semana confiados en que habría sesión.

Los problemas en el bloque K son varios. Además de Pampuro, quedó afuera de todo el misionero Luis Viana, quien peleó con el amparo de Juan Carlos “Chueco” Mazzón para competir por la reelección además de poner la cara por la gobernación. El lugar quedó para el diputado Juan Manuel Irrazabal.

César Gioja sabía que estaba fuera de carrera pero no así el jujeño Guillermo Jenefres, a quien forzaron a acompañar en la fórmula a Eduardo Fellner para darle su lugar al actual gobernador, Walter Barrionuevo.

Todos quedaron enojados o al menos sin una respuesta satisfactoria. A la mayoría les molestó el destrato y el ninguneo de la Casa Rosada. La riojana Ada Maza es una de ellas.

El fueguino Mario Colazo quedó enfurecido porque el Gobierno no cumplió con el apoyo económico que pidió para la campaña para la intendencia de Río Grande de su esposa, Ana Córdoba.

Tampoco encontró los lugares que buscaba en esa provincia el actual prosecretario parlamentario Mario Daniele. Ambos, cuentan en la Cámara alta, retacearon su apoyo a Roxana Bertone en el ballotage y facilitaron la reelección de Fabiana Ríos.

Desdibujado quedó el santacruceño Nicolás Fernández, histórico ladero de Cristina Kirchner, quien tras ratificar ante sus pares que sería reelecto no apareció en la lista de candidatos. Antes intentó sin éxito negociar la candidatura a gobernador de La Pampa senador Carlos Verna, quien ahora intensificará su oposición en el recinto.

Por si fuera poco en el Senado varios que no tienen campaña bajo el hombro avisaron que tienen viajes previsto para agosto. Sería el caso de la rionegrina María José Bongiorno, fiel aliada K.

“No vienen hasta octubre”

A casi dos meses de la última sesión, un grupo de diputados opositores se reunió la semana pasada con la idea de ofrecerle al kirchnerismo un temario de acuerdo para volver al recinto. Estaban el presidente del bloque UCR Ricardo Gil Lavedra, Gerardo Milman (Gen) y Eduardo Amadeo (Peronismo Federal), entre otros.

Con Agustín Rossi recluido en la campaña electoral de Santa Fe, lograron hablar con el presidente de la Cámara de Diputados, Eduardo Fellner, quien respondió con sinceridad. “Yo no puedo garantizar nada. Si ustedes quieren convocar, háganlo”, propuso, según uno de los diputados que le acercó el mensaje.

El jujeño admitió que algunos enojados por el cierre de listas llegaron a avisarle que no pisarán Capital Federal hasta después de las elecciones.

Entre los heridos hay varias sorpresas, como la vicepresidente segunda Patricia Fadel, el tucumano Gerónimo Vargas Aignasse, el santafesino Alejandro Rossi y el aliado Ariel Basteiro, otro de los que pisaron la Casa Rosada el sábado 25 pero se enteró que se le había reservado un lugar en el fondo de la lista.

Peor la pasó la aliada Silvia Vázquez, a quien le ofrecieron firmar una lista en blanco y se negó, no sin antes exteriorizar su malestar en los medios. El golpe a Fadel dejó a la bonaerense María Teresa García como la única encargada de puntear a sus compañeros para las sesiones.
Por eso cuando la oposición reclamó una sesión para debatir los cambios a la ley de trata, el mismo día en que la presidenta decretaba el fin del rubro 59, García aclaró que la mayoría la logran los otros bloques uniéndose. No aclaró porque nunca apoyarían una sesión de acuerdos como hicieron varias veces. La respuesta, después del cierre de listas, creen saberla todos en el Congreso.