El kirchnerismo minimiza el escándalo del Congreso y festeja la pelea opositora

La Casa Rosada considera que sus legisladores alcanzaron los objetivos de mínima. En el Senado bloquearon el proyecto por los superpoderes y en Diputados evitaron una derrota en el tratamiento del presupuesto. En el gobierno festejan la desorientación opositora y se burlan de las denuncias de coimas. Vaticinan el fin del "Grupo A".
En el Gobierno esta tarde la sensación era de festejo. Luego de medir el verdadero alcance de las denuncias opositoras de compras de votos en la sesión de ayer, el ala política del kirchnerismo llegó a la conclusión que el balance del escándalo les daba positivo: la posición quedó sumida en un infirno de denuncias cruzadas que coloco en crisis a las bancadas del PRO y el radicalismo.

"Acá no se pagó ninguna coima y nisiquiera se votó una ley, esto no tiene nada que ver con la Banelco de De la Rúa, a lo sumo pueder argumentar una tentativa de corrupción, pero sin ningún asidero ni pruebas", se divertía un operador kirchnerista ante LPO.

De hecho, el propio Aníbal Fernández desafió a las diputadas denunciadoras a mostrar sus supuestos sms ofreciendo algún tipo de beneficio para que abandonaran la sesión; y más directo el jefe de la bancada kirchnerista, Agustín Rossi, circunscribió la denuncia opositora al nivel de "chantada".

"En la sesión de ayer fue muy impactante ver la desorientación opositora; Felipe (Solá) estaba golpeadísimo, los radicales se peleaban entre ellos y Federico Pinedo no sabía que decir", agregó la fuente a LPO.

Es que si se mira más de cerca todo el debate es ridículo. El kirchnerismo rechaza un presupuesto de la oposición, como si aún aprobado fuera a respetarlo cuando no lo hizo con los propios; y la oposición insiste con presentar un cálculo propio sumandose a la ficción de que en la Argentina, la distribución de gastos que se vota en el Congreso se cumple en el Ejecutivo. "Es una discusión abstracta", sintetizó a LPO un legislador.

Lo que no es abstracto es la pelea en la que quedó sumida la oposición, con graves acusaciones en el radicalismo y el macrismo, en la que los propios compañeros de bancada de acusan de haber negociado por debajo de la mesa con el Gobierno.

Saldo positivo para el primer desafío post Kirchner

Esta tarde en el Gobierno evaluaban que el comportamiento de sus bloques de diputados y senadores pasó con éxito los priemros desafíos fuertes luego de la muerte de Néstor Kirchner, que hasta ahora era quien coordinaba la acción legislativa.

Los resultados hablan por sí mismos: la oposición no pudo reducir los superpoderes del Gobierno en el Senado ni aprobar su propio proyecto de presupuesto en Diputados. Con un agregado: ya no hay quien niegue que quedan pocos elementos que los una.

"La denuncia de Carrió contra radicales y macristas fue su manera de anunciar la muerte del Grupo A", reconoció a LPO un legislador opositor. "En marzo se lanza fuerte la campaña y vamos a competir entre nosotros, la verdad que ya no se sostenía el acuerdo", agregó la fuente en referencia al interbloque que habían construido el Peronismo Federal, la Coalición Cívica y el radicalismo.

Mientrsa que en el Gobiernoa seguran estar consolidando su condición de primera minoría. Pese a que votaron con el kirchnerismo casi siempre que lo necesitó, las senadoras Roxana Latorre y María José Bongiorno nunca se quisieron definir como aliadas del bloque oficialista, un mote que, por comportarse parecido, arrastraron desde el año pasado los dos fueguinos y el neuquino Horacio Lores.

Pero tanto la santafecina como la rionegrina dejaron claro en la sesión homenaje a Néstor Kirchner que, ahora, apoyarían con gusto las acciones del Gobierno. Este miércoles lo demostraron: no aportaron quórum e impidieron que la sesión comenzara y que, por lo tanto, se tratara algunos de los dictámenes para reducir superpoderes al gobierno.

“Es increíble, pensar que a principio de año venían a nuestras reuniones de bloque”, murmuraba un colaborador del peronismo federal, al recordar que Latorre y Bongiorno votaron con la oposición para dejar al Gobierno sin el control de las comisiones.

Todo tiempo pasado fue peor

Es que el oficialismo siente que vive una primavera política. Muchos recuerdan que apenas en febrero la imagen del Gobierno no repuntaba y Miguel Pichetto, jefe del bloque de senadores, no sólo sufría su condición de minoría sino que, además, cargaba el riesgo de que al menos una decena de sus pares se escapara con la venia de José Pampuro, quien exhibía su malestar con los Kirchner.

Pero sólo tomó ese camino la formoseña Adriana Bortolozi. El chubutense Marcelo Guinle y el misionero Luis Viana nunca cumplieron sus veladas amenazas de ruptura, pese a que trabajan para voltear a los candidatos a gobernadores en sus provincias que tienen la venia de la Casa Rosada.

Todo cambió con la muerte de Néstor Kirchner, que falleció cuando intentaba una trabajosa reconciliación con la población. Era por eso que muchos gobernadores, intendentes y sindicalistas le pedían que trabajara por la reelección de su mujer. Pero no lograban convencerlo.

Su esposa, ahora, tiene más intención de voto que la mayoría de los candidatos en carrera, por lo que la fuga de legisladores que renuevan sus bancas es sólo un recuerdo.

En la Cámara Baja, los diputados que responden al gobernador cordobés Juan Schiaretti y al mayor candidato a sucederlo José Manuel de la Sota se apartaron de peronismo federal y anunciaron que votarían a favor del presupuesto.

Mientras que en la cámara alta, el pampeano Carlos Verna tiene ahora menos presión para decidir si apoya el gobierno, que en el pasado esperó sin éxito tenerlo como aliado fijo para contar con mayoría en el Senado. En las últimas semanas dio dos gestos: anunció que no le quitaría los superpoderes al Gobierno y sus dos diputados dijeron ya que aprobarían en general el presupuesto.

Nueva situación que incluye un detalle no menor: los jefes de ambos bloques Pichetto y Rossi, siempre mantuvieron diálogo con la presidenta y una tensa relación con Kirchner, que prefería enviarle mensajes por miembros de su bloque, como Nicolás Fernández o Gustavo Marconato, a veces sin evitar tensiones internas.

Y ante temas puntuales, cualquier legislador podía escuchar en su teléfonos las arengas de Kirchner, hoy una causa de nostalgias.

Cristina solía también alentar a sus legisladores pero para eso apelaba a su experiencia en los dos recintos. “Lo que prospera es el debate, aunque no ganes. Yo fui minoría y miren donde estoy”, les dijo meses atrás a un grupo de diputados en Olivos. Hoy el kirchnerismo se entusiasma con la idea de recuperar la mayoría perdida en octubre del año próximo, hasta entonces, se conforman con bloquear a la oposición. Y lo están logrando.