Presupuesto: el Gobierno aplica el teorema Clinton y golpea a la oposición

El kirchnerismo apela a la estrategia del judo y busca usar la fuerza del contrario para derribarlo. Recuerda el revés que vivió el ex presidente de EEUU en 1995 cuando los republicanos rechazaron su proyecto de presupuesto. El Estado norteamericano quedó tambaleante al año siguiente y él logró su reelección.
El Gobierno aplica la estrategia del judo para golpear a la oposición con el debate del Presupuesto 2011, usando la fuerza de su contrincante para derribarlo.

“Desde 1983 el Congreso de la Nación acompañó a todos los gobiernos aprobando los presupuestos", tuiteó esta mañana el jefe de Gabinete, Aníbal Fernández, y se preguntó: "¿No llegó la hora de que los Gobernadores de cualquier signo político exijan a sus legisladores que se comporten con un sentido patriótico?".

El mensaje es concreto: no apoyen el presupuesto y darán una suerte de golpe institucional ya que, por primera vez en la historia argentina dejarán a Cristina Kirchner sin “la ley de leyes”, esencial para gobernar.

La diputada Patricia Fadel lo dejó claro. "Apelo a la responsabilidad de la oposición para ser racionales primero con dar el quórum y luego, llegado el momento, con la votación de este proyecto de ley. Sería un acto de irresponsabilidad por parte de la oposición dejar al gobierno sin presupuesto", dijo a la agencia Telam.

El ejemplo más concreto y reciente de una situación similar es la que vivió el ex presidente de Estados Unidos, Bill Clinton, en 1995. Aquél año, su gestión recibió un duro revés del Congreso, donde los demócratas no tenían mayoría. El partido republicano rechazó el presupuesto y dejó tambaleante a la economía y al Estado.

Llevó a la suspensión de fondos que se derivaban a Vivienda, Salud, Educación, Veteranos, Comercio, Justicia y a varios organismos, obligó a cerrar varios departamentos federales por falta de dinero para financiar sus actividades y a despedir a empleados administrativos que realizaron una decena de huelgas que paralizaron los departamentos nacionales y el trabajo de los funcionarios.

Esas consecuencias son las que intentó inculcar Aníbal Fernández en un derrotero de tuits describiendo los males que, según el kirchnerismo, traerá a la economía argentina si hoy se aprueban los dos proyectos alternativos presentados por la centro-izquierda y por el arco opositor de la UCR, el PRO, el Peronismo Federal y la Coalición Cívica.

"Perderíamos 100.000 puestos de trabajo formales sólo en el gremio de la construcción" y habría "un impacto federal al frenar la inversión pública. Hoy, el 95% de esas 7400 obras se ejecuta en forma descentralizada", escribió en 140 caracteres y señaló que "apreciarían el peso, esto significa que baja la cotización del dólar, por lo que perderíamos competitividad con nuestras exportaciones". Además, indicó: "Anses debe vender $ 46620 millones de títulos en un año. Esto implica enormes pérdidas al sistema jubilatorio al venderlos a precio ínfimo".

El gobierno busca así usar la fuerza del contrario para derribarlo. El oficialismo tiene 87 diputados y presiona a la oposición para conseguir el quórum -129 bancas- para comenzar a tratar el Presupuesto 2011. Pero su desafío más grande se encuentra en la votación. Esta vez no tienen el apoyo de la centro-izquierda, Proyecto Sur, Socialismo y el Gen, que suelen poseer en los debates más complicados.

Intentan ubicarse como defensores de un Estado que pueda gobernar, apuntando a la fortalecer la gestión, y dejarle a la oposición el puesto de irresponsables y mantienen abierta la puerta a culparlos de las posibles crisis futuras. A Clinton le sirvió. En las elecciones de 1996 el demócrata ganó la reelección alcanzando el 49,23% sobre el 40,72% del republicano Bob Dole.