Cabrera, el próximo en la línea de fuego por el derrumbe

El ministro de Desarrollo Económico porteño enfrenta el enojo de Mauricio Macri. Fue el área a su cargo la que no giró el informe de la Uocra que podría haber evitado la tragedia. Y no sería el único caso. Los extraños contactos con Alberto Fernández y Boca Juniors. 
 Francisco “Pancho” Cabrera mantiene de su paso como CEO de La Nación un aire de displicencia aristocrática que puede ser muy elegante en algunos ámbitos, pero fatal cuando de su gestión como ministro de Desarrollo Económico, dependen áreas críticas como la seguridad laboral de la Ciudad.

Cabrera es el jefe directo de Miguel Angel de Virgilis, subsecretario de Trabajo de la Ciudad, que tiene a su cargo la dirección de Protección del Trabajo que conduce Angel Rodríguez. Este último, del que se desconocen antecedentes profesionales en la materia, fue quien recibió la denuncia de la Uocra anticipando que en la obra de la calle Mendoza de Villa Urquiza, no se estaban realizando las tareas de contención del muro medianero.

El protocolo indicaba que debía girar esta denuncia a la Agencia Gubernamental de Control, que a su vez debería haber realizado una denuncia en la comisaría de la zona sino le permitían ingresar al predio. Así, en 24 horas el juez contravencional de turno hubiera dispuesto un allanamiento y probablemente la tragedia se hubiera evitado.

“Lo más grave es que no sería el único caso de denuncias que no giró Angel Rodríguez, la desidia en esa área es criminal”, afirmó indignado a La Política Online un funcionario del gobierno macrista que no puede ocultar su indignación con Cabrera.

“Se la pasa dedicado a la Fundación Pensar –que elabora los planes de gobierno para una eventual presidencia de Macri-, pero del laburo diario de la gestión no tiene ni idea”, agregó la fuente, que subrayó que "su trabajo central es traer inversiones para la Ciudad, lo acompaña a Macri a todas las giras internacionales ¿vos viste algo importante, sacando lo de Tata en Parque Patricios?", concluyó.

El miércoles en una de las tantas reuniones que Macri encabezó una reunión con su grupo de confianza para evaluar las derivaciones de la crisis del derrumbe, se lo vio particularmente indignado con Cabrera. El jefe de Gobierno no podía creer la inoperancia del área laboral que había dado pie para que enfrente una nueva denuncia penal –presentada por el legislador de izquierda Marcelo Parrilli- y encima tuviera que mancarse el oprobio de un allanamiento de su peor enemigo, el juez federal Norberto Oyarbide.

Un area que viene complicada


Lo cierto es que el área de seguridad laboral nunca tuvo una conducción feliz durante la gestión macrista. El anterior subsecretario del área se vio eyectado del cargo cuando propuso una disparatada norma para habilitar a las empresas a indagar (increíble la obsesión del PRO con el tema) sobre cuestiones personales de los trabajadores.

Se trataba de un hombre vinculada a Daniel Amoroso y su despido inició el proceso de ruptura entre este legislador y Macri. “Daniel nunca superó que Macri haya aprovechado esa torpeza para sacarle un área, él esperaba que lo hubiera consultado sobre a quien quería poner en su lugar”, explicó a LPO un allegado al legislador que hoy milita con Francisco de Narváez.

Esos viejos rencores explican la virulencia de Amoroso que apenas enterado de la responsabilidad del área laboral en la tragedia de Villa Urquiza, presentó un proyecto en el que pide que se cite a la Legislatura en un plazo de 48 horas a De Virgilis y al propio Angel Rodríguez para que “brinden explicaciones en relación a la denuncia realizada por la Unión Obrera de la Construcción de la República Argentina (UOCRA), el pasado 17 de junio, en referencia a la obra de la calle Mendoza 5042”, lindera al gimnasio que se derrumbó.

“Nos interesa conocer por qué, si el gremio puso en alerta a la Dirección General de Protección del Trabajo hace casi dos meses, hoy contamos, lamentablemente, con la pérdida de vidas”, señaló Amoroso y agregó “resulta evidente la desidia del área para con la denuncia presentada y casi una casualidad, el hecho de no haber tenido obreros heridos o muertos”.

Amoroso incluso pareció insinuar que tiene la misma información que circula por el gobierno porteño: que el caso de Villa Urquiza no sería el único en el que no se actuó ante denuncias presentadas. “Esta situación, que no representa un caso aislado sino que viene a sumarse a una serie de hechos que se repiten en varias obras de la ciudad”, puntualizó.

Relaciones peligrosas

El cuestionado Angel Rodríguez habría llegado al cargo gracias a la recomendación de un puntero poderoso del club Boca Juniors conocido como “El Tala”; mientras que su jefe De Virgilis, fue recomendado por el ex jefe de Gabinete Alberto Fernández, que al parecer tiene –o tuvo- más vínculos con el macrismo de los que trascienden.

Es notable el daño político que le produjo a Macri el personal que trajo desde Boca. El propio titular de la Agencia de Control, Daniel Oscar Ríos, se conjugó con Angel Rodríguez en una suma de inoperancia que terminó como terminó. Pero no es el único caso.

El propio “Fino” Palacios trabajó en Boca, así como el secretario de Recursos Humanos, Andrés Ibarra, curiosamente el único “Secretario” de todo el gobierno porteño. Vínculos que en el caso de Ríos llegan hasta el pintoresco Buchacra, el puntero xeneixe que administraba los puestos ilegales de Liniers que el propio gobierno porteño demolió. Es que al igual que en la política, en Boca también se cuecen habas.