Scrolleo: otorgan otro beneficio a la polémica Publicidad Sarmiento

En medio del escándalo por el mobiliario urbano, el gobierno porteño otorgó a la cuestionada empresa de los hermanos Terranova el manejo de unos carteles publicitarios conocidos como "banner scroll". Empresarios del sector advirtieron que estos dispositivos estarían fuera de la ley y que no tributan lo que deberían porque no están definidos por la Normativa Tarifaria.
En enero de este año entró en vigencia la ley de Publicidad Exterior, una norma que busca regular a las empresas y aliviar la contaminación visual en algunas zonas comerciales de Buenos Aires.

Pero lo curioso es que mientras el gobierno porteño quitó más de 400 marquesinas -con sendos operativos de prensa- han comenzado a proliferar por distintos puntos de la ciudad unos carteles móviles, comúnmente llamados “banner scroll” que de acuerdo a distintos voceros del sector, violan la Ley de Tránsito porque distraen a los conductores en las vías rápidas y no pagan el canon que correspondería porque no están definidos como tales en la Normativa Tarifaria para 2010.

Los banner scroll son dispositivos que por su sistema de rotación permiten colocar varias publicidades sobre una misma estructura, aunque según comentaron a LPO fuentes del sector, tributan al fisco por una sola.

Explotados por la empresa Publicidad Sarmiento, propiedad de los hermanos Terranova (procesados por la Cámara en lo Correccional y Criminal, que consideró en primera y segunda instancia que la empresa presentó antecedentes falsos en la licitación de Mobiliario Urbano que le permitieron calificar primero y quedarse con una de las cuatro zonas de la Ciudad), los banners scroll están ubicados en puntos neurálgicos de la ciudad como las esquinas de Córdoba y Leandro N. Alem, u Olazábal y Libertador, por ejemplo.

Consultados por LPO, desde el Ministerio de Espacio Público respondieron que no tenían precisiones respecto del canon de los banners scroll en la Tarifaria, y que habría que ver caso por caso si la Dirección de General de Ordenamiento autorizó cada cartel.

Casi al comienzo de la gestión del PRO, el Gobierno porteño había propuesto un proyecto de ley con altas restricciones, que de haber prosperado, hubiera dejado a toda la Ciudad sin marquesinas y prácticamente sin cartelería publicitaria. Pero en su momento, las presiones empresarias y sindicales impidieron su sanción y los legisladores consensuaron una norma más flexible que es la que hoy está vigente.