Volvió a fracasar la ley de glaciares y Carrió y Bonasso culparon al resto de la oposición

La oposición no reunió quórum y se demoró otra vez la norma que restringe las explotaciones mineras en la cordillera. El Pro se opone a prohibir la actividad en toda la Patagonia pero 11 de sus 13 diputados estuvieron en el recinto, donde quedaron vacías las bancas del kirchnerismo y varias de otras fuerzas. Carrió y Bonasso buscaron culpables en el Grupo A. "No puede haber diputados en Europa", acusó la chaqueña.
La oposición de Diputados volvió a chocar por la definición de la ley de glaciares, que no pudo continuar su tratamiento en particular ante la ausencia del kirchnerismo en el recinto y de varios legisladores del resto de los bloques no oficialistas, que impidieron alcanzar el quórum.

Pasados 45 minutos de la hora prevista para la continuidad de la sesión, el presidente de la Cámara Eduardo Fellner decidió levantarla por falta de quórum. Sólo había 127 diputados opositores, dos menos de lo necesario y pese a que los no oficialistas suman no menos de 15 bancas más.

La escena desnudó la estrategia de persuasión implementada en la última sesión por el senador kirchnerista Daniel Filmus, autor de un proyecto similar fogoneado por el Gobierno y cuya principal diferencia con el de Miguel Bonasso es que amplía las posibilidades de explotación minera en la cordillera.

El diputado de Diálogo Por Buenos Aires prohíbe también en las zonas periglacial, que define como el área de alta montaña con suelos congelados. Eso complica explotaciones como la de la minera canadiense Barrick Gold en la cordillera de San Juan, que cuenta con amparo del Gobierno. Tal es así que hace un mes la presidenta visitó al titular de esa firma.

En la última sesión, el Pro aceptó aprobar el proyecto en general pero aclaró que no aceptaría esta última restricción y se retiró del recinto cuando se votaban el particular. Como también lo hicieron los kirchneristas, la sesión quedó sin quórum y pasó a un cuarto intermedio.

Superado el receso tampoco fueron ocupadas las 129 bancas necesarias para votar, aunque esta vez el Pro sentó a 11 de sus 13 diputados y el quórum no fue posible por ausencia de otros de las demás bancadas. Nunca llegaron Laura Alonso ni Christian Gribaudo, quienes ya habían avisado que no estarían en el Congreso.

Tampoco se sentaron los radicales los radicales Atilio Benedetti, Ricardo Gil Lavedra (de viaje ambos), Eduardo Kenny, Pedro Molas, Sergio Pinto y Mariana Veaute. Por motivos desconocidos no estuvieron en el recinto Nélida Belous (SI- Tierra del Fuego); Mauricio Ibarra, Sergio Pansa,  Walter Wayar y Zulma Daher (Peronismo Federal); los peronistas disidente Juan José Alvarez, Manuel Morejón y Jorge Montoya; Carlos Heller (Encuentro Social) y Gerardo Milman (GEN).

“Los diputados de la oposición que han faltado tienen mucha más culpa que los del Frente para la Victoria”, protestó Bonasso al salir. “Cada cual tendrá que saber porque no vino y a quien le hace el juego. La diputada Belous participó de la reunión de labor parlamentaria y no estuvo. Pasó lo mismo durante la ley de bosques, dos casualidades”, especuló con furia.

El kirchnerismo dijo ausente y volvió a hacer caer en la trampa al resto de los bloques, ya que había diputados convencidos de que eso no ocurriría debido al apoyo a varios artículos que habían expresado varios oficialistas tras la intervención de Filmus. Una vez más, desde la minoría los K fueron más homogéneos.

Carrió y Bonasso representaron la furia por el desaire. “No puede ser que haya diputados paseando por Europa y nosotros tratando de sesionar aquí”, protestó la chaqueña y pidió el detalle de las presencias

Es que varios de los faltazos se debieron a viajes de diputados al exterior por motivos diversos. Pero también es cierto de que los posibles faltazos fueron soslayados el lunes durante la reunión de los referentes de la oposición. Algunas versiones indicaban que Carrió fue quien más insistió con sesionar.

“La culpa es nuestra, que tenemos mayoría sin el kirchnerismo. Nos relajamos y ya no hicimos el punteo previo como antes”, confesó a LPO un diputado radical encargado de sondear a los suyos.

Lejos de conciliar, Bonasso retomó sus acusaciones. “Acá hay un juego muy sucio”, denunció y advirtió que “el lobby lamentablemente acá no esta institucionalizado; hay lobby de las mineras, con la obediencia debida a algunos gobernadores".

Repudió además la "actitud provocativa de Rossi" en el recinto y el "acatamiento servil del presidente de la Cámara", Eduardo Fellner, de quien pidió sus desplazamiento.

El diputado porteño protagonizó un fuerte cruce con la aliada K Silvia Vázquez, quien mientras se caía la sesión atendía a representantes de pueblos originarios en el salón de los pasos perdidos. “Por culpa de cuatro boludos se cayó la sesión”, protestó ante su presencia.