Scioli no apoya el matrimonio gay, pero pide que se trate

Hace dos meses había considerado que "la definición de matrimonio la vinculo con hombre y mujer". A días de que el proyecto sea definido en el Congreso, fue más contemplativo: habló de "un nuevo marco jurídico" para las parejas del mismo sexo y entendió que la medida no tiene porque asustar. Y pidió que se trate. La doble presión de Kirchner y Aguer.
Néstor Kirchner decidió jugar a fondo para conseguir que el Senado sancione la ley que permite el matrimonio del mismo sexo y, además de presionar convencer a legisladores a que se ausenten de la sesión, también matizó las opinciones de algunos gobernadores afines como Daniel Scioli, quien tras mostrar sus diferencias con la iniciativa, ahora evitó respuestas enfáticas.

Con la mesura que lo caracteriza cuando trata cuestiones por obediencia debida que no terminan de convencerlo, consideró el matrimonio gay como “un tema muy serio en el que hay situaciones que hay que atender y que requieren de un nuevo marco jurídico que garantice a las parejas gay tener más derechos en el futuro”.

Diferente había sido su respuesta el 18 de abril durante una extensa entrevista que concedió al diario El Día de La Plata. “Yo la palabra matrimonio la asocio a hombre y mujer. Obviamente, soy respetuoso de la vida privada de cada uno, del vínculo sentimental, afectivo. Pero la definición de matrimonio la vinculo con hombre y mujer. Sé que hay un debate, que incluso el Congreso está tomando este tema. Bueno, se verá”, vaticinó aquella vez. 

En esos días, Kirchner daba libertad de acción a su bloque pero al mismo tiempo anticipaba que iría a votar a favor, lo que lejos estuvo de intimidar a sus pares: casi la mitad votó en contra y el proyecto se aprobó con menos de la mitad de los votos del recinto. Fue necesario que una decena de diputados del FpV-PJ se ausentaran.

Kirchner no quiere correr esos riesgos en el Senado y por eso llamó personalmente a varios oficialistas que no están coinciden con en enlace gay. Scioli tomó nota y olvidó su idea de que el matrimonio es cosa de hombre y mujer.

"No nos tiene que asustar en la medida en que todos nos escuchemos y respetemos", viró este sábado por radio Mitre y, fiel a su estilo conciliador, pidió “no politizar el tema” pero reconoció que “evidentemente hay que atender, que requieren de un nuevo marco jurídico".

"Las iniciativas de unión civil o matrimonio gay están orientadas a reconocer está situación. Todo esto está en el marco de atender este tipo de situaciones de parejas homosexuales que tienen incertidumbre con respecto al futuro", agregó Scioli.

La presión de Aguer

La discusión es transversal a los partidos políticos ya que cosecha posiciones en contra y a favor en todos los bloques. Pero representa uno de los capítulos más cruentos de la guerra entre Kirchner y la Iglesia, con la que Scioli siempre intentó conservar buena relación.

Tal es así que, siempre que pudo, el gobernador escuchó los reclamos del arzobispo de La Plata, Héctor Aguer. Impulsó nuevas exenciones impositivas para sectores de la curia y rechazó cualquier medida sensible al statu quo católico, como acciones anticonceptivas consideradas abortivas para la curia.

El enlace gay representó la primer fisura en esa relación, sobre todo porque Aguer, conservador sin matices, fue quien impuso en el episcopado la postura de combatir el proyecto en las calles. Su auxiliar, Antonio Marino, trabajó full time en esa tarea.

El arzobispo platense ya tuvo el primer aviso del cambio de parecer de Scioli cuando el gobernador actuó igual que Mauricio Macri y no apeló un fallo que permitió el casamiento entre dos mujeres de La Plata.

“Faltó gravemente a su deber”, protestó Aguer. Cuando optó por el mismo camino, el jefe de Gobierno recibió un fuerte reto del cardenal Jorge Bergoglio. Scioli no podía quedar a la derecha del principal enemigo de la Casa Rosada. Aguer debería saberlo.