Acusan a Argentina de querer bloquear económicamente a las Malvinas

El gobernador británico, Alan Huckle, criticó al gobierno de Cristina Kirchner. "Con el decreto 256 se busca interrumpir nuestro legítimo negocio de crucero con América del Sur", dijo. Se trata de la medida que establece que "todo buque" que transite por la zona del archipiélago debe pedir autorización argentina.
El gobierno británico acusó ayer a la Argentina de querer instaurar un bloqueo económico contra las islas Malvinas.

Alan Huckle, gobernador inglés en Puerto Argentino, se quejó frente al Consejo Legislativo malvinense por los alcances del decreto presidencial 256, firmado por la Presidenta Cristina Kirchner, que dispone que los barcos que naveguen hacia Malvinas deberán pedir la autorización pertinente al gobierno nacional, informó el diario El Cronista.

“El gobierno de Argentina ha reaccionado presionando con su reclamo de soberanía más activamente en los foros internacionales y además con el decreto presidencial 256 se busca interrumpir nuestro legítimo negocio de crucero con América del Sur”, aseguró Huckle, un funcionario que depende directamente del gobierno central en Londres, en la transcripción de su discurso publicado por la agencia Mercopress. Y añadió, contundente: “Esperamos que el gobierno argentino respete los compromisos internacionales, sino sería muy parecido a un intento de bloqueo económico”. Las palabras del gobernador, quien también anunció que dejará su puesto en septiembre próximo, reflejan el estado de tirantez diplomática entre la Argentina y el Reino Unido, desde que en febrero pasado empresas británicas iniciaron una ronda de exploración off shore, para determinar la existencia de petróleo en el archipiélago, sin la anuencia argentina.

Huckle lo dijo ayer sin vueltas: “‘Las relaciones con Argentina se han vuelto muy difíciles desde el inicio de la nueva ronda de exploración de hidrocarburos a principios de año”. Y repitió palabras que ya había pronunciado el ex primer ministro Gordon Brown y ahora reaseguró el conservador David Cameron. “Estoy complacido en decir que el nuevo gobierno británico ha reafirmado su fuerte convicción en cuanto a la soberanía británica sobre las islas Falklands (Malvinas) y su apoyo al gobierno de las islas para desarrollar su industria petrolera”, contó el gobernador.

Ayer, el canciller Jorge Taiana admitió que los gobiernos conservadores, como el de Cameron, han sido “históricamente siempre más duros” frente al reclamo de soberanía argentino.

Se notó en el discurso de Huckle ante los kelpers, cuando dijo que “hay muchas áreas de cooperación posible, pero es el gobierno de la Argentina el que en 2003 impuso una prohibición a los vuelos charters a las islas, y desde entonces ha restringido el tránsito aéreo hasta aquí, y el que en 2007 se retiró del acuerdo firmado en 1995 que permitía la cooperación petrolera en la exploración de hidrocarburos en un área especial al suroeste de las Falklands (Malvinas), el que ya no está dispuesto a cooperar en la conservación pesquera en el Atlántico Sur, y el que busca penalizar a las empresas que quieran hacer negocios en la Argentina (continental) y las islas. Y ahora quiere el control de las líneas marítimas hacia el archipiélago”. El gobernador británico tiene razón. Porque la estrategia diplomática argentina es llevar el reclamo a los foros internacionales, y al mismo tiempo, no facilitarle a los kelpers la explotación de los recursos naturales reclamados por la Argentina y que hoy están en disputa. Más aún cuando es el gobierno bri tánico, el que desoye la resolución de Naciones Unidas que, desde 1965, insta a ambos países a sentarse a negociar la soberanía del archipiélago austral. Pero evidentemente, los ánimos están ajetreados desde el inicio de la exploración petrolera en Malvinas.

Porque Huckle, que responde a directivas concretas del nuevo gobierno inglés, se permitió incluso cierta ironía ayer en Puerto Argentino. Dijo que la Argentina “argumenta que el principio de autodeterminación no es aplicable porque los isleños no son un pueblo autóctono, un comentario sorprendente de un país que construído sobre la base de la inmigración europea”.