El cierre de Crítica, el triste epílogo de la aventura argentina de Antonio Mata

Con el cierre de Crítica, el español Antonio Mata sumó su tercera derrota empresaria en el país. Entre 2001 y 2006 fue el CEO de Aerolíneas Argentinas, compañía que dejó con pasivos multimillonarios y la flota desguazada. Luego fracasó en el lanzamiento de su propia línea Air Pampas y ahora corona su experiencia argentina con la quiebra del diario que fundó Lanata.
En junio de 2006 por expreso pedido de Néstor Kirchner, Antonio Mata tuvo que dejar la conducción de Aerolíneas Argentinas en lo que marcaría el primer hito de una desafortunada historia empresaria en el país. La salida de Mata se acordó entre el ex presidente y quienes fueron sus dos ex socios en Air Comet, Gonzalo Pascual y Gerardo Diaz Ferrán (hoy también de capa más que caída en España).

Durante tres años Mata fue objeto de permanentes ataques por parte de los dos principales gremios de Aerolíneas, los técnicos (trAPTA) y los pilotos (APLA), quienes contaban con un importante referente dentro del Gobierno, el entonces subsecretario de transporte Aerocomercial, Ricardo Cirielli.

Mata terminó en la calle luego de su paso por Aerolíneas, pero se llevó algunos millones de dólares para iniciar el proyecto de abrir su propia línea aérea a la que bautizó Air Pampas. Para la nueva compañía convocó a muchos ex Aerolíneas, nombrando presidente a un hombre que demostró un pobre nivel empresario, pero que lo acompañó desde mediados de los 90: Carlos Matheu, el mismo que en los últimos tiempos fue el encargado de dar siempre las malas noticias a los 190 trabajadores de Crítica.

Air Pampas nunca voló, ni siquiera tuvo un avión, como producto del empecinamiento de Mata en imponer una empresa aérea cuando ni desde el mas alto nivel del Gobierno, ni de la Secretaría de Transporte, mostraban simpatía alguna por él.

Por octubre de 2007 Mata se reunión con el todavía presidente Kirchner, a quien presentó oficialmente el proyecto de Air Pampas, ya instalada en sus oficinas de Carlos Pellegrini 1163, 10 piso. Eufórico, el español reunió al día siguiente en el Sheraton a pilotos y personal de tierra de Air Pampas, algunos contratados y la mayoría con promesas, y anunció que el 12 de diciembre de ese año comenzarían a volar. Dijo incluso que Kirchner le había prometido que Ricardo Jaime (declarado enemigo de Mata) le otorgaría los permisos, las rutas y la certificación de aviones. Hubo aplausos y algunos gritillos de esperanza de muchos desocupados que tuvieron que abandonar la área –para entonces ya estatizada- por enfrentamientos sindicales. Pero luego de los festejos un largo sopor se apoderó del proyecto, que se fue desmoronando entre promesas y falsas expectativas, casi un sello del estilo de “gestión” de Mata.

La aventura de Crítica

El desembarco en Crítica, de la mano de Jorge Lanata, se produjo hacia fines de 2008, en medio de promesas grandilocuentes, pese a que mata ya venía golpeado de su frustrado intento de compra de Ambito Financiero, que había anunciado a los cuatro vientos y terminó en manos del rosarino Vignatti, en otra fallida movida del español de modales arrogantes.

Pero si algo caracteriza a este español de 56 años, fanático del Real Madrid, que inició su "exitosa" trayectoria empresarial como director general del fallido conglomerado empresario Rumasa expropiado por Felipe González, es su testarudez. Peleó desde Crítica contra el gobierno y especialmente contra Jaime que fue objeto de una extensa campaña que sólo sirvió para terminar de sellar la muerte prematura de Air Pampas.

El fracaso simultáneo de estos dos proyectos –Air Pampas y Crítica- fue conducido por Carlos Matheu, quien reguló la agonía del diario y la línea aérea, así como entre 2001 y 2004 desarmó el área comercial de Aerolíneas.

El peor final


De manera que la aventura argentina de Mata termina de la peor manera: 190 familias sin trabajo, deudas por salarios nunca pagados y la sospecha de una maniobra judicial para evitar el pago de las indemnizaciones.

Sin embargo, esta serie de desastres encadenados podría depararle a Mata muy malas noticias de los tribunales y no sólo de la Argentina. Tal es el caso del fallo que le espera en Madrid, cuando los jueces intervinientes en la causa den su veredicto sobre la cuestión abierta en el Juzgado 35 de esa ciudad, referida a defraudación y malversación de fondos en la operación de traspaso de la estatal Sociedad Española de Participación Industrial (SEPI) a la empresa Air Comet (Mata, Pascual y Diaz Ferrán), de la totalidad accionaria de Aerolíneas Argentinas.

En una operación que le está dando más de un dolor de cabeza a la clase política española, la SEPI destinó 758 millones de dólares para poner en funcionamiento Aerolíneas, pero la operación tuvo el valor de libro de un dólar.

Todavía, dentro y fuera de la empresa, muchos se preguntan qué se hizo con esa millonada, teniendo en cuenta que Mata nunca pudo sanear a la compañía, que no salió del concurso de acreedores, tampoco logró presentar un balance fidedigno, no renovó la flota en su totalidad (lo prometió muchas veces en los salones de un Hilton repleto) y cuando el junio de 2006 se fue entre gallos y medianoche, dejo a la línea más endeudada que cuando llegó.