De Narváez angustiado por la recuperación de Scioli, exige una ofensiva a su tropa

El empresario convocó a una cumbre días atrás alarmado por la recuperación del gobernador en las encuestas. "Estoy sólo cinco puntos arriba, eso es un empate técnico, se terminó la paz, quiero que vayan con todo, de interpelaciones para arriba", dramatizó. La incomodidad de sus legisladores que disfrutan de acuerdos con el oficialismo y la guerra abierta con Eduardo Duhalde. La fantasía de un acuerdo con Kirchner.
El apresurado regreso de Francisco de Narváez a la campaña bonaerense, no sólo tiene que ver con las señales negativas que candidatura presidencial recibió de la Corte Suprema. El empresario observa con angustia como su imagen positiva se desploma en las encuestas –según algunos trabajos habría perdido 14 puntos- y se acerca peligrosamente a la del gobernador Daniel Scioli.

“Estoy apenas cinco puntos por arriba de Scioli, eso es un empate técnico”, explicó De Narváez en un encuentro que sostuvo hace dos lunes con su estado mayor. Lo escuchaban atentos su mano derecha Gustavo Ferrari, el sindicalista Alberto Roberti, su mujer la diputada Mónica López, Osvaldo Mércuri, el ex ministro Alfredo “Tati” Meckievi, varios legisladores de Unión PRO y el yerno de Dhuhalde, Gustavo Ferri, que no estaba invitado a la cumbre, pero logró colarse sobre el final.

El empresario exigió que le armen una agenda para retomar su campaña bonaerense y sobre el pucho se habló de concretar entre 30 y 40 “bajadas” a distintas zonas de la provincia de acá a fines de mayo. “En junio, julio quiero estar 15 puntos arriba”, demandó.

Aunque no se lo digan entre los presentes las exigencias de De Narváez se leyeron como una suerte de autocrítica. Es que la mayoría cree que fue y sigue siendo un error el ensayo de la candidatura presidencial y creen que es eso lo que está causando el descenso en la imagen de su líder. “Hace meses que Francisco dejó de hablar de los problemas de la gente, inflación, inseguridad, para centrar todo la discusión en él, en si la Corte lo habilita, si va a la provincia, si baja a la Ciudad, a la gente le harta cuando los políticos sólo hablan de sus problemas personales”, afirmó a La Política Online uno de los dirigentes que pujan por retomar cuanto antes la campaña bonaerense.

Por eso cayó muy mal, que luego de esa charla, en la que prometió concentrarse en la pelea por la gobernación, aparecieran los afiches que lo comparan con Gardel y lo reinstalan en la pelea presidencial, empapelando la Capital y el Conurbano. “Fue otra tontería, le echan la culpa a Daniel Amoroso –el legislador porteño que supuestamente los ideó-, pero la verdad es que Francisco los tuvo que haber autorizado”, agregó la fuente.

La ofensiva contra Scioli

En la charla con sus principales dirigentes no estuvo el coordinador de la campaña bonaerense Emilio Monzó, quien luego de no pocos roces fue desplazado del centro de las decisiones. De Narváez le reprocha que haya insinuado públicamente sus preferencias por su amigo Sergio Massa, en caso de que él se lance a la presidencial.

“El mensaje subterráneo de la charla fue: yo sigo con la aventura presidencial, pero necesito tener la provincia pisada hasta que me decida. Si en el futuro se abre una negociación con Massa o cualquier otro la voy a encarar yo cuando yo decida”, agregó otro de los presentes a La Política Online, quien explicó que “Francisco es empresario y considera que tiene un capital determinado para jugar en la bolsa, y no tolera que otros negocien por él”.

Como sea, en la charla De Narváez pidió extrema dureza con Scioli. No es un secreto que varios de los presentes y sobre todo los legisladores bonaerenses de Unión PRO tienen una excelente relación con el oficialismo bonaerense.

“No puede ser que siempre caiga bien parado, vayamos como todo contra él”, se indignó. “¿Qué sería ir con todo?”, preguntó inquieto uno de los legisladores, que recordaba a De Narváez diciendo, apenas unas semanas antes, que sus únicos enemigos eran los Kirchner. “Hoy dije que Scioli era un felpudo de Kirchner. De ahí para arriba todo”, ejemplificó.

Y abrió la posibilidad de avanzar con pedidos de interpelación a ministros, una práctica casi desconocida en la siempre armoniosa Legislatura bonaerense. Es que los lazos de los diputados de Unión PRO con el oficialismo –generosamente aceitados por la gente del PJ- son tan evidentes, como la permanente ayuda que los hombres de De Narváez prestan para alcanzar el quórum en la cámara baja bonaerense.

Sin ir más lejos, en la última sesión de Diputados en la que se frustró el tratamiento de la reforma penal que impulsa Scioli, se vió al jefe de bloque del PJ, Raúl Pérez, ordenarle a uno de los diputados de De Narváez: “Pibe bajá (al recinto) que se te corta todo”. Esas amistades profundas –que se concretan en mejoras del nivel de vida como espléndidas camionetas 4X4- son las que ahora intenta romper el empresario. Aunque muchos en su entorno creen que se acordó un poco tarde.

La pelea con Macri y el sueño de un acuerdo con Kirchner

Lo cierto es que la repentina furia con Scioli y la recuperación del proyecto por la gobernación, no tienen que ver con un alejamiento del peronismo. En el entorno de De Narváez insisten en que la relación con Mauricio Macri no tiene retorno.

“Tiene poder de destrucción, no de construcción. Va a terminar sacando 5 puntos y hacer que pierda el peronismo. Hoy está de la vereda de enfrente. Y a esos los pasamos por arriba”, sorprendió, al referirse al jefe de Gobierno.

En el peronismo observan estos movimientos y sacan una conclusión: “De Narváez está buscándole la vuelta para llegar a un acuerdo con Kirchner”. Acaso la aventura más arriesgada que haya emprendido el empresario o simplemente una puerta más que abre, este flamante dirigente que llevó la especulación política a niveles insospechados.