El 28% de la flota de Aerolíneas no vuela

Por falta de presupuesto para mantenimiento, la empresa estatizada tiene 21 de sus 73 naves fuera de servicio. De Vido pidió informes a los directivos y la situación de Recalde al frente de la compañía se complica. Las críticas de la Auditoría.
El servicio de Aerolíneas Argentinas se encuentra casi al límite, admiten algunos en la empresa. El 28% de la flota está fuera de servicio.

Por falta de presupuesto para pagar repuestos y el mantenimiento, la estatizada tiene 21 de sus 73 naves sin volar, informó el diario Clarín.

Esta es solo una de las consecuencias generadas por una política profundizada por presidente de AA, Mariano Recalde, quien a poco de asumir explicó a los responsables del área de mantenimiento que se encontraba imposibilitado de invertir plata en ese sector esencial, cuya función es justamente la de garantizar que los aviones puedan despegar, volar y aterrizar.

Según los expertos, cualquier aerolínea destina buena parte de su presupuesto para mantenimiento, ya que es obvio que los aviones no solo pueden romperse, sino que además debe ser revisados cada determinado tiempo para cumplir con los estándares de las organizaciones con potestad sobre el espacio aéreo mundial. En Aerolíneas el escenario es tan complejo que buena parte de los aviones que se mandaron a inspeccionar a los talleres (un paso fundamental para que sus papeles están en regla) no pueden siquiera volar porque les faltan motores.

Un ejemplo de cómo el dinero destinado a mantenimiento podría amortizarse fácilmente ocurrió a mitad de la semana pasada: un Boeing 747 quedó fuera de uso luego de que una tormenta produjera daños en su fuselaje. Ocurre que los hangares de AA en Ezeiza son de hace medio siglo, y entonces los 747 no entran del todo, por lo que su parte trasera queda a la intemperie.

Entre los modelos más afectados por la falta de inversión en mantenimiento también están los MD, de Austral. Nueve de ellos están parados en los hangares que Aerolíneas tiene en Aeroparque. Ese sitio es llamado irónicamente por los técnicos como la "morgue". Los MD estacionados allí son una sombra de lo que en realidad deberían ser. Están desarmados, y sus motores suelen verse tapados por enormes sábanas: ante la falta general de repuestos, los operarios de AA se ven obligados a quitarle a esas naves el material que pueda servir para por lo menos mantener a otras en vuelo.

El hambre caníbal de los operarios de AA, que se ven obligados a trabajar en una situación extrema para garantizar el servicio, produjo que un grupo de Boeing 737 700 por los que se pagan cientos de miles de dólares de alquiler por mes, no puedan ser devueltos a sus dueños a pesar de que los contratos de alquiler caducaron: a la mayoría de ellos les faltan sus motores.

Recalde bajo la mira de De Vido

"Recalde me dijo que necesitaba que le presentemos proyectos para bajar los costos en mantenimiento pero sin que deba invertir ni un peso", contó el secretario general de la Asociación de Personal Técnico Aeronáutico, Ricardo Cirielli. El ministro de Planificación Federal de Julio De Vido, del que depende Aerolíneas, pidió información sobre el tema a los directivos de AA. La situación de Recalde es cada vez más complicada.

No es la primera vez que el presidente de la empresa está en la cuerda floja frente a sus superiores. De Vido lo tiene bajo la mira desde que se supo que había contratado un charter especial para trasladar a sus amigos y militantes cercanos al kirchnerismo para evr el partido de la selección argentina contra Uruguay en Montevideo.

Los voceros de AA consultados por este diario negaron que la empresa no invierta en mantenimiento como es debido. Lo hicieron con un argumento al menos curioso. Aseguraron que la prueba de que eso no es así es que en el último tiempo se compraron y alquilaron más de dos decenas naves nuevas: muchas están por llegar. Si la situación interna continúa como hasta ahora, esos aviones les espera en el mediano plazo la misma suerte que los que duermen canibalizados en la morgue.

Críticas de la Auditoría

Tal era el descontrol dentro de Aerolíneas Argentinas durante 2008, que los expertos de la Auditoría General de la Nación (AGN) llegaron a una conclusión: no pueden opinar sobre los estados contables de la compañía, ni pueden determinar, por tanto, cómo se gastaron y cómo se imputarán los más de $ 931 millones que desembolsó el Estado nacional para mantener con vida la línea de bandera, según publica el diario La Nación.

Esa es la conclusión central a la que arribaron los expertos de la AGN, que redactaron un "proyecto de informe" confidencial, pero que llegó al directorio y a los sindicatos de Aerolíneas, y cuya copia obtuvo La Nación. Pero desde la compañía, ahora bajo control del Estado, centran todas las culpas en el epílogo de la gestión Marsans, que definen "caótico".

Desde julio de 2008, sin embargo, el Gobierno inició su desembarco, con el actual ministro de Justicia, Julio Alak, como gerente general, y con la colaboración de la Unidad de Auditoría Interna del Ministerio de Planificación Federal.

A casi un año y medio de aquel primer paso, desde la AGN marcan ahora que durante 2008 Aerolíneas "no contó con auditoría interna, ni con la aplicación de procedimientos administrativos formalmente aprobados", ni tampoco con controles para la "detección y corrección oportuna de los eventuales errores" entre las distintas áreas.

Ese descontrol conllevó varios flancos débiles. No existe, por ejemplo, información consolidada sobre cuántos juicios afronta la compañía. Según los datos preliminares, se estima que rondan los 2300 pleitos, aunque sólo se cuantificaron 1365 por reclamos que rondan los $ 305 millones.

La AGN detectó confusiones similares en los inventarios valorizados de los repuestos, el inventario de motores, el programa Aerolíneas Plus o incluso en el rubro de billetes aéreos pendientes de utilización (BPU). "Existen asientos de ajustes por $ 180 millones al 31/12/07, realizados mediante análisis globales sin que puedan vincularse con las operaciones de respaldo", destacaron los auditores.

Dada la situación, el Estado comenzó a asistir a la compañía, hasta tal punto que entre mediados de julio y fines de diciembre aportó más de $ 931 millones, que expuso en el pasivo corriente, mientras que la transferencia total de fondos superó los $ 3140 millones.

Para la AGN, "la utilización de esos fondos es justificada [desde Aerolíneas] mediante comprobantes de distintos conceptos de gastos, que principalmente corresponden a remuneraciones, combustibles y otros gastos operativos". Pero también marcó que su "tratamiento contable y las condiciones del referido pasivo" dependerán de cómo se concrete la expropiación de la empresa. Es decir, continúan en una situación sui géneris.

"Expuesto a riesgos"

Más aún, los expertos de la Auditoría concluyeron su borrador con una nota general cautelosa. "No estamos en condiciones de emitir una opinión sobre los estados contables de Aerolíneas Argentinas SA al 31 de diciembre de 2008", alertaron, dadas las "limitaciones" y las "situaciones de incertidumbre" que rodean el descontrol interno de la compañía y la incógnita sobre su anunciada expropiación.

Desde la gestión del presidente designado por el Estado, Mariano Recalde, descargan toda la responsabilidad en lo que resultó el epílogo del grupo español Marsans en la compañía. Ahora, contraponen, impusieron "una mayor eficiencia y transparencia" para gastar los "fondos desembolsados por el Estado nacional".

"El ambiente de control interno contable se encontraba expuesto a riesgos derivados de la inexistencia y/o falta de funcionamiento de controles incorporados a los procedimientos que permitieran la detección y corrección oportuna de eventuales errores", según expuso la actual gestión de Aerolíneas tras la consulta de La Nación.

De acuerdo con la información oficial, aquellos $ 931,5 millones que aportó el Estado durante 2008 fueron "debidamente auditados" por la Unidad de Auditoría Interna del Ministerio de Planificación Federal, tras la salida de la consultora PriceWaterhouseCoopers. En tanto, todos los fondos que arriban desde 2009 son controlados por esa misma unidad ministerial, la flamante Gerencia de Auditoría Interna de Aerolíneas y la Comisión Fiscalizadora, así como por la AGN como auditora externa.

De los números presentados por Recalde ante la Comisión Bicameral de Seguimiento de las Privatizaciones surge, sin embargo, que el cuadro financiero de la compañía no mejoró durante los primeros cinco meses y medio desde que el Estado comenzó a asumir su control, a mediados de 2008. Por el contrario, continuó su caída.

De todos modos, el borrador "sujeto a aprobación" de la AGN se encuentra aún bajo la órbita de uno de los auditores que responden al oficialismo, Vicente Brusca, según verificó La Nación. Su texto, además, todavía puede registrar varios cambios cuando arribe la réplica de Aerolíneas y antes de que el pleno de la Auditoría lo apruebe, algo para lo que todavía no hay fecha, pero que algunos estiman podría darse a fines de febrero o marzo.