Fuerte reto de Bergoglio a Macri por el matrimonio gay

El arzobispo le repudió no haber apelado el fallo que avaló en enlace entre dos personas del mismo sexo, y lanzó un comunicado en repudio. Macri iba a rechazar esa medida, pero fue convencido de no hacerlo por el secretario general de la Ciudad, Marcos Peña.
El Arzobispo de Buenos Aires Jorge Bergoglio le recriminó en duros términos al jefe de Gobierno Mauricio Macri no haber apelado el fallo que permitió el matrimonio entre personas del mismo sexo, y consideró “una vergüenza” que haya optado por aceptar esa decisión.

Lo hizo durante la reunión que por media hora mantuvo hoy con Macri en la sede de la curia porteña, que según fuentes de la Ciudad consultadas por LPO, el cardenal acaparó con sus reprimendas al jefe de Gobierno. “No puede ser que Buenos Aires se convierta en la Capital Sudamericana de los homosexuales”, se alarmó.

La polémica se inició con un fallo de la jueza Gabriela Seijas, que habilitó el matrimonio gay. Allegados a Macri le contaron a LPO que al conocer la medida comenzó a preparar la apelación junto al procurador general de la Ciudad, Pablo Tonelli.

Pero pronto desistió de esa presentación, persuadido por el secretario general de su Gobierno, Marcos Peña, quien logró convencerlo de que no interceder en la cuestión sería un buen gesto hacia los sectores progres del electorado, y a la vez un buen negocio para la Capital Federal.

El lobby de Peña dio resultado primero en el jefe de Gabinete porteño, Horacio Rodríguez Larreta, y pronto logró convencer a Macri, quien hasta se animó a grabar un video apoyando el matrimonio gay que el secretario de la comuna difundió en su blog aireyluz, hoy casualmente eliminado de la home.

Peña recordó, además, que el secretario de Turismo de la Ciudad, Hernán Lombardi, tiene un hotel dedicado al público homosexual en San Telmo, y que le reporta buenos dividendos. Señaló en ese sentido que hacer de Buenos Aires una ciudad "gay friendly" puede ser un importante factor de aporte de divisas para Buenos Aires.

“Mi decisión tuvo que ver con convicciones personales, sino que creo que hacen al deber de un conductor político en cuanto a resguardar la libertad de los ciudadanos, independientemente de las creencias religiosas y más allá de que entendemos y respetamos la posición de la Iglesia”, explicó  Macri, tras salir de la reunión con Bergoglio, en un reconocimiento público a la discusión que tuvo con el cardenal primado de la Argentina.

El cardenal ya había estallado de furia al conocer el aval del jefe de Gobierno al fallo, y lo hizo público en una reunión que mantuvo con los obispos días atrás.

En ese cónclave propuso sacar un comunicado del Arzobispado en repudio a la decisión de Macri. “¿Pero si no nos hemos pronunciado nunca en contra de Kirchner con nombre y apellido como vamos a hacerlo con Macri?”, interrogó uno de los obispos presentes. Pero no logró cambiar la decisión del cardenal, y el comunicado pronto se hizo público.

En ese texto Bergoglio dice que Macri “faltó gravemente a su deber de gobernante y custodio de la ley", recuerda "la Constitución y los Códigos nacionales no pueden ser modificados por un juez de primera instancia", y dice que en tal caso "corresponde al mandatario del Ejecutivo tomar todas las medidas para que haya certeza de la legalidad del acto".

"En este caso no la hay, y de allí surge la obligación de apelar", concluyó el líder del Arzobispado. Fue la primera pronunciación en contra de un dirigente político con nombre y apellido que ese cónclave concretó en décadas.

¿Un cargo como consuelo?


La decisión de Macri -empujada por Marcos Peña- complicó seriamente la relación entre la Iglesia y el gobierno porteño. Y por estas horas, en el Arzobispado buscan culpables entre los colaboradores del mandatario.

La bronca arrecia, y así lo habría hecho saber Bergoglio al referirse a Gabriela Michetti, reconocida devota del catolicismo y habitual interlocutora del cardenal. “Que se ponga las pilas y que no venga más a confesarse”, se le escuchó decir al Arzobispo.

Tampoco ahorró críticas hacia Peña, quien para mayor agravio de la Iglesia, tiene a su cargo la dirección de Culto de la Ciudad, que dirige Federico Suárez.

Pero la interacción entre el Gobierno porteño y la Iglesia tiene su ámbito predilecto en la Educación, ya que ese en esa área donde interactúan a través de los colegios católicos que hay en la Ciudad.

De hecho, Macri afirmó luego del encuentro que una de las -pocas- coincidencias que tuvo con el cardenal fue sobre la necesidad de que la educación pública vuelva a ocupar un lugar preponderante en la agenda de la Argentina.

Sin embargo, la lectura cerca de Bergoglio sobre este tema también es muy negativa. "No cumplieron nada de lo que prometieron, siempre nos hacen lo mismo", se quejaron cerca del cardenal y apuntaron contra el director General de Gestión de Educación Privada, Enrique Palmeyro.

Antes del encuentro con Bergoglio, cuando se barajaban alternativas para apaciguar los ánimos, en el seno del macrismo surgió la idea de ofrecerle una subsecretaría del Ministerio de Educación. "Es una locura, no podemos comprar al cardenal con un pancho y una Coca", atinó a advertir un funcionario macrista, que evitó así al jefe de Gobierno un papelón mayor.