Chihuidos I: la pelea empresaria detrás de un negocio de u$s 1.000 millones

Se trata de una presa hidroeléctrica que regulará la crecida del Río Neuquén y sumará 1.750 gigavatios al sistema energético. Compiten por la obra las brasileñas Odebrecht y Camargo Correa y la argentina Roggio. Pese a que hoy la anunció la Presidenta aún no está claro como se financiará: menciona a la Anses y al BNDES brasileño.
En la localidad neuquina de Chos Malal, Cristina Kirchner presentó una de las obras más importantes que se desarrollarán en el país. Si el anuncio finalmente se hace realidad y no va a parar a la bolsa de promesas incumplidas, la construcción de la presa hidroeléctrica Chihuidos I será uno de los nuevos ejes del sistema energético nacional. Se trata de una inversión estratégica de al menos 1.100 millones de dólares, que acorde a la embergadura del proyecto, ya despertó una furiosa danza de intereses.

Esta tarde, el pueblito patagónico de apenas 15 mil habitantes se vio revolucionado con la llegada de la comitiva presidencial. Allí, en plena campaña electoral la presidenta arengó con el populismo fácil de criticar a los porteños en el interior: “la ciudad puerto tiene todo: gas, luz, agua potable, y a veces los pequeños pueblos que producen la energía no tienen nada".

Es importante destacar que en Neuquén la oposición es casi inexistente: además del Frente para la Victoria, el gobierno tiene cerrado un acuerdo con el Movimiento Popular Neuquino, del actual gobernador Jorge Sapag.

Aunque recién el 11 de junio se abrirán las propuestas técnicas y en unos 40 días se recibirán las propuestas económicas, la licitación ya suelta prenda. Según informó Clarín la semana pasada, ya hay cinco grupos "precalificados", posición legal que las empresas no confirman. Entre ellos dos gigantes brasileros: Odeberecht y Camargo Correa, hecho bastante previsible, ya que su presencia podría acercar el vital financiamiento del BNDES de Brasil.

El tema se había analizado en conversaciones entre Cristina y Lula, y el presidente brasileño habría deslizado que el eventual financiamiento del estatal BNDES brasileño -en una época en que es casi imposible conseguir dinero a nivel global-, para su gobierno sería más fácil de explicar si la adjudicataria de la obra fuera una firma brasileña.

Dudas brasileras

“Una de las empresas que se presentó es Odebrecht, que además tiene experiencia en la provincia, ya que construyó el dique compensador del complejo Piedra del Águila”, contó a La Política Online Horacio “Pechi” Quiroga, dirigente cobista y ex candidato a gobernador de Neuquén.

Si bien está en la oposición, el dirigente reconoció que “es una obra necesaria para regular las crecidas sobre la cuenca del Río Neuquén de lado de cerro colorado, para evitar que una crecida en pico pueda producir desastres aguas abajo”.

"Pechi" Quiroga rescató además la mejora en la capacidad instalada de energía que traería la obra, pero mencionó un antecedente para no entusiasmarse: “En Mendoza, en cinco oportunidades entre Néstor presidente y Cristina presidente anunciaron la obra de Portezuelo del Viento. Aquí es la primera vez que lo anuncian, esperemos que la hagan”.

Según explicó el dirigente, en principio la obra no implicaría desembolsos del Estado, porque se trata de una “iniciativa privada donde ellos se presentan para la inversión y el pago de la obra es a través de la generación de energía”. Pero claro, que teniendo en cuenta los montos en juego (más de 1.000 millones de dólares) se trata de “una ingeniería financiera compleja, porque la obra demanda al menos cinco años de construcción y recién se empieza a generar a partir del sexto año”.

En el mercado señalaron a La Política Online que "aún no está definido quien financiará el proyecto, se menciona a la ANSES y al BNDES brasileño, pero no hay nada cerrado", y explicaron que si bien la posible presencia de este podría indicar que las brasileñas Odebrecht y Camargo Correa tienen ventaja, “esto sería adelantarse muchísimo porque aún no está abierta la licitación y el proceso recién está en fase de consultas”, explicaron.

Si se reconoce en el mercado que Odebrecht es la número uno en el mundo construyendo represas hidroeléctricas y una de las cinco constructoras más grandes del planeta.


La financiación

Como se dijo, tiempo atrás se comentaba en el mercado la existencia de un acuerdo entre Cristina y Lula, para que la obra la financie el BNDES brasileño. Pero la crisis internacional, que golpeó fuerte a Brasil complicó en términos políticos explicar semejante desmbolso en la Argentina.

“En su momento, Brasil financiaba la totalidad de las obras que sus empresas hacían fuera del país. Pero con la aparición de la crisis financiera global apoyo crediticio se redujo casi a cero, lo cual es obvio en un país que respeta la crisis”, explicó Quiroga.

La represa es un proyecto demorado durante años. Formaba parte de lo bosquejos que en su momento hizo la vieja Aguas y Energía antes que Hidronor (Hidroeléctrica Norpatagónica), una empresa estatal luego privatizada que, entre otras cosas, fue la responsable de hacer la obra de El Chocón-Cerro Colorado, Planicie Banderita, Piedra del Águila, Alicurá y el dique compensador de Arroyito, y otros.

“Acá no tenemos problema porque tiran manteca al techo. El problema va a ser en todo caso de lo futuros jubilados”, agregó y no por casualidad. Es que ahora la financiación para esta obra de más de mil millones de dólares saldría de la gruesa caja del kirchnerismo, la Anses.

“Hay que advertir por el manejo de recursos que se están haciendo con la Anses, es un autorobo. Por ser un poco más benévolo, tenemos que hablar de préstamos `de facto´, porque al no conseguir financiamiento internacional tenemos que perpetrar el autorobo este”, sostuvo Quiroga, ex funcionario de la Cancillería quién dejó su cargo cuando se dio por finalizado el acuerdo entre el radicalismo cobista y el kirchnerismo, tras el voto no positivo del vicepresidente Julio Cobos.

Sin embargo, aún queda una duda instalada en cuando a la financiación. Es saber quién será el “deudor” de la Anses: si el Estado o la empresa que desarrolle la obra. “Quien queda como deudor del financiamiento es la empresa y en lo único que interviene el gobierno es en acercar la fuente de financiamiento”, aseguran en Neuquén, aunque también trasciende que el “pago” de la obra por parte de la empresa será proveyendo al sistema energético de 1.750 gigavatios nuevos.

Como sea, lo que se comenta hasta el momento es que los fondos de los jubilados aportarían cerca de 700 millones de dólares para esta obra. Los restantes 400 millones podrían llegar desde el BNDES de Lula. Para que eso ocurra, lógicamente, tendría que ser una brasileña la beneficiada con la licitación.