Elecciones 2009

La Justicia y el caso Scioli: otro signo del cambio de los tiempos

La parsimonia con que la Justicia se está tomando la impugnación a la candidatura testimonial del gobernador bonaerense preocupa al poder, que lee en el desapego de los jueces un síntoma más de su decadencia. Quienes son los integrantes de la Cámara Electoral que definirá la suerte del gobernador y porqué ya se habla de una eventual renuncia de Scioli a su postulación.
En La Plata ayer se mencionaba una eventual renuncia de Daniel Scioli a su candidatura a diputado nacional. El tema de la impugnación judicial que el radical Ricardo Gil Lavedra delineó, lejos de ser una cuestión menor, como informó La Política Online, por estas horas monopoliza la atención del equipo político del gobernador y causa escozor en la Casa Rosada.

Es que pese a las discretas consultas que desde lo mas alto del poder realizaron en los despachos de los jueces que deben tomar una decisión al respecto, todavía no recibieron una respuesta tranquilizadora, como les ocurría con la celeridad del rayo, en sus épocas de gloria.

“Esta impugnación la hubieran rechazado en 3 minutos en el 2005, ahora como nos ven en declive se toman todo el tiempo del mundo”, afirmó un dirigente que recorre la primera línea del poder. No es cualquier opinión. El hombre, que habla más seguido de lo que trasciende con Scioli, conoce de derecho y de jueces.

Es verdad que las impugnaciones presentadas por la oposición, también se extienden a Néstor Kirchner, los intendentes y el resto de los candidatos testimoniales. Pero la situación más delicada es la de Daniel Scioli. Veamos.

Diferencias entre Kirchner y Scioli

A Néstor Kirchner, le cuestionan su efectiva residencia en la provincia de Buenos Aires, impugnación que según confiaron fuentes judiciales a La Política Online, no tiene mayor asidero, ya que el ex presidente podría desecharla con facilidad arguyendo su pública y notoria vida en la Quinta de Olivos.

En cuanto a la impugnación al carácter “testimonial” de la candidatura, esto no corre para el ex presidente, quien se cuidó de aclarar por radio que asumirá su banca. Y no queda mucho más para objetarle. Hoy Kirchner es un ciudadano –no ocupa ningún cargo formal- que se postula para un cargo electivo, derecho de todos los argentinos que cumplan con los requisitos que fija la ley.

En el caso de Scioli está claro que no asumirá la banca de diputado, ya que sabe muy bien que dejar la provincia sería el fin de su carrera hacia la presidencia y posiblemente de su vida política –en la Plata está todavía fresco el recuerdo de Carlos Ruckauf-. El problema de Scioli es que no puede decirlo porque equivaldría a confesarse culpable de la impugnación opositora, que básicamente le reprocha estafar el principio de representatividad contenido en el artículo 1 de la Constitución. Esto es, un vínculo honesto entre representante y representado. Tan simple como que quienes se presentan para un cargo, lo asuman si son elegidos.

Pero además, Scioli es el único de los candidatos testimoniales que enfrenta una objeción adicional. El artículo 73 de la Constitución Nacional, que prohíbe a los gobernadores ser miembros del Congreso. De manera que o bien Scioli va a renunciar a la gobernación o no asumirá su banca. De hecho, la tarea del juez a cargo de la impugnación podría acotarse, inicialmente, a preguntarle qué piensa hacer. Y Scioli tendría que contestar. Así de complicado está.

Los jueces electorales

El juez federal en lo electoral de La Plata, Manuel Blanco, es quien tiene el expediente sobre la impugnación al gobernador. Como su colega porteña, María Romilda Servini de Cubría, este magistrado no se ha caracterizado por enfrentar los deseos del poder de turno.

“Los jueces electorales son los presidente del PJ de su jurisdicción”, bromeó ante La Política Online un conocedor de los particulares códigos de la Justicia. Y en cierta forma es así, en definitiva son ellos, quienes con un fallo puede determinar quien ganó una interna, quien no puede ser candidato y si hubo o no fraude. Y suelen hacerlo en sintonía con el poder.

El problema es que hoy el poder está en discusión. Y los jueces son los primeros en percibirlo y comenzar a tomar prudente distancia de aquellos a los que obedecían sin chistar. No es un secreto que el nuevo deporte en el fuero federal es acumular carátulas con nombres de funcionarios. Reciben las denuncias con secreta alegría, abren la causa y la meten en un cajón. Pero no la cierran. Y son muchas mas de las que trascienden. Si es necesario, en su momento saldrán a la luz, cuando se consolide un nuevo ciclo político y sea necesario revalidar títulos de independencia y lucha contra la corrupción (pasada, siempre pasada).

Como sea, la impugnación contra Daniel Scioli, ya sea que el juez Blanco falle en su favor o en contra, terminará en la Cámara Nacional Electoral, porque cualquiera sea el resultado, la parte perdidosa apelará.

Un tribunal muy particular

La Cámara nacional Electoral la integran los camaristas Rodolfo Munne, Santiago Corcuera y Alberto Dalla Via. Se trata de magistrados muy respetados, de un perfil mucho menos intoxicado de política que el de Blanco o Servini de Cubría. Desde lo ideológico, un abogado que los conoce, comentó a La Política Online: “se los podría definir como liberales al estilo de los de Inglaterra, muy comprometidos con las prácticas republicanas, la independencia de poderes”. Una posición que en algún punto los emparenta con la UCR.

“De hecho varios de ellos comenzaron a crecer en la Justicia de la mano de la primavera alfonsinista”, agregó la fuente consultada. Incluso, al menos dos de estos magistrados han desarrollado una frondosa carrera académica en la UBA, un tradicional bastión del radicalismo. Pero sería un error hacer una lectura lineal, de estos datos desperdigados. Celosos en extremo de su independencia, los integrantes de la Cámara Electoral difícilmente acepten sin más una orden política.

"Los jueces electorale son una raza muy especial, durante dos años casi no tienen laburo y cuando llega la elección son el centro de todas las miradas, no van a hacer locuras ni se van a incinerar en su momento de gloria", agregó la fuente.

Así, con la misma independencia que podrían rechazar una sugerencia opositora, podrían voltear la candidatura de Scioli si consideran que viola de manera flagrante el ordenamiento jurídico. Una posibilidad que seguramente midió Ricardo Gil Lavedra, que además de radical es un ex camarista, que difícilmente haya lanzado la impugnación sin un chequeo previo sobre como podría evolucionar, al menos con algún secretario de la Cámara.

“La Cámara Electoral es menos permeable al juego político que la Corte, no es imposible, pero es muy difícil entrarle”, anticipó desprejuiciado a La Política Online un conocedor del mundo judicial. Y agregó: “No debería extrañar que terminen negociando un fallo que acepte la impugnación con dos votos en contra y uno a favor, de manera de abrirle la puerta al gobierno a una apelación a la Corte, al menos con algo de sustento”. Es que si el rechazo a la candidatura de Scioli fuera unánime, sería casi imposible que la Corte opinara en contrario.

Algo de esto se debe estar conversando en el poder, ya que el propio Blanco se anticipó hoy de aclarar, como quien se quita un peso de encima, que el tema lo resolverá la Corte.

Los plazos y la Corte


Los jueces suelen ponerse muy incómodos cuando la política les traslada sus pleitos –este es un caso-. Y suelen apelar al mecanismo de dilatar la decisión hasta que la realidad zanje la cuestión. Pero en este caso hay plazos perentorios. El juez Blanco tiene cinco días para fallar, luego son tres días para la apelación y otros cinco para que resuelva la Cámara. Hasta aquí todo claro.

Pero la Corte Suprema no tiene plazos para sus pronunciamientos. Así que muy bien podría postergar su fallo hasta después de la elección, y entonces ahí la cuestión se volvería abstracta, porque Scioli posiblemente ya habría renunciado a la diputación. Ese sería el comportamiento lógico de la Corte, digamos, unos dos años atrás. Hoy nadie puede garantizarlo y por eso la inquietud.

“En estos momentos tan particulares, cuando el poder parece haber perdido el rumbo, no hay que descartar que la Corte aproveche este tema para mandar a la sociedad un mensaje de independencia, de regreso al sentido común de las instituciones. Sería una manera de transmitir confianza en el sistema”, afirmó un abogado que conoce a varios integrantes del máximo tribunal. Y está claro que ese mensaje no sería precisamente favorable al oficialismo.

Como sea, no habrá que esperar demasiado para conocer el descenlace de esta intriga.