Elecciones 2009

Kirchner agudiza la guerra financiera contra Schiaretti

El ex presidente impulsa a Acastello, que podría robarle 8 puntos al oficialismo. Además, reunió a 130 intendentes en El Mangrullo y vía De Vido prometió bajar 730 millones para obras, que no pasarán por la gobernación. El ministro de Gobierno presionó a intendentes para que no se junten con Kirchner, pero mantiene diálogo directo con Mazzón. Mondino, resistido, aparece tercero y lejos en las encuestas.
730 millones de pesos, Eduardo Acastello, la presencia de Julio De Vido y la muñeca política de Juan Carlos “Chueco” Mazzón. Esas son las herramientas que presenta Néstor Kirchner en Córdoba, donde le desató la guerra al desalineado gobernador Juan Schiaretti, hoy lejos de la Casa Rosada, preocupado por su futuro y apuntado, extrañamente, como el único responsable de llevar al peronismo a una derrota en Córdoba tras diez elecciones consecutivas que acabaron en sonrisas y éxitos.

En el PJ cordobés apuntan contra el gobernador y su ministro de Gobierno y armador político para el próximo 28 de junio, Carlos Caserio, por el juego ambiguo.

Sin terminar de romper filas con la Casa Rosada, proclamaron a un referente opositor, como el ex Defensor del Pueblo Eduardo Mondino, como candidato a senador, quien no sólo no mide para nada bien sino que además es rechazado por el peronismo. Mientras tanto, Caserio sigue manteniendo diálogo directo con Mazzón, uno de los principales –sino el principal- operador político de Kirchner.

Desde la provincia, confirmaron a este medio que el juego a dos puntas de Schiaretti le salió mal. Hoy, el peronismo estaría tercero cómodo, detrás de Luís Juez y el radicalismo –impulsado desde el interior y renovado por el espíritu de Alfonsín-. Para peor, el ex presidente salió a romper con la candidatura del intendente de Villa María y apelando a la chequera.

La jugada K

Hábil como es, Kirchner no iba a permitir que Schiaretti lo borre del mapa cordobés. Dispuesto a lanzar un hombre propio, como Acastello, mientras los voceros presidenciales como Florencio Randazzo apuntan directamente al gobernador como el único responsable de la derrota peronista, salió a buscar la principal debilidad política del mandatario cordobés: el vínculo con los intendentes.

Para eso, sacó dos elementos que combinados son infalibles: Julio De Vido y la caja nacional. Mediante el ministro de Planificación, el gobierno firmó convenios con intendentes y jefes comunales de 188 municipios cordobeses por un total superior a los 730 millones de pesos para financiar obras públicas y programas de desarrollo social, según detalla La Voz del Interior.

Con una peculiaridad: aunque los fondos son parte del envío de los casi 5 mil millones de pesos que Cristina Kirchner le prometió a Schiaretti, el desembolso se hará de manera directa, sin pasar por la Casa de las Tejas, la gobernación cordobesa. “De Vido tuvo que prometer que la plata bajaba directa y rápido, sin pasar por Schiaretti. La confianza de los intendentes en la chequera K se está agotando”, contó un dirigente del peronismo cordobés a La Política Online.

Paralelamente, y para dejar aún más constancia de la crítica situación, Córdoba intima a la Nación para que le abone 100 millones de pesos del Programa de Asistencia Financiera (PAF), correspondientes a marzo y abril porque aún no cobró nada, mientras que al resto de los distritos esos montos ya fueron enviados.

Desesperación cordobesa


La aparición en escena del aparato duro del kirchnerismo jaqueó a Schiaretti. Mientras analiza invertir fuerte en los principales medios de Córdoba para instalar la figura de Mondino, intenta de alguna manera contener a los intendentes. Claro que no sólo no tuvo éxito, sino que eligió métodos cuestionables.

La “movida cordobesa” K en la ciudad de Buenos Aires, tuvo su acto político con la presencia de Kirchner en una cena en la parrilla El Mangrullo, ícono del estilo político menemista, cercana a Ezeiza. Hasta allí llegaron al menos 130 intendentes cordobeses.

Caserio, virtual número dos en la provincia, al enterarse de la tropa de intendentes que marchaba hacia Buenos Aires intentó contener con fuertes aprietes y amenazas que, según contaron a este medio, “nada tenían que envidiarle a los gritos que salen desde Olivos”.

Los que lo conocen, dicen que el Ministro de Gobierno busca quedarse con el control del partido a fin de año, convocar a internas y bajar línea. Esa línea, podría ser alinearse detrás de la figura de Carlos Reutemann.

Lo que ocurre, es que los cálculos en la provincia le dan mal a Schiaretti. Allí, estiman la base histórica del radicalismo en 35 puntos y la del peronismo, en 25. Este es el número que salió a quebrar Kirchner. Creen que Acastello puede sacar entre 7 y 8 puntos. Todos, robados directos de las urnas al oficialismo cordobés, además del armado territorial que ya perdió con el acuerdo de la Casa Rosada con los intendentes.