“Cristina era industrialista, ahora cambió sus prioridades”

Héctor Méndez asumió ayer como titular de la Unión Industrial con duras críticas hacia el Gobierno. Con la nueva conducción, la UIA se distanció de su postura kirchnerista. Reclama dólar alto, una mayor protección de las importaciones y mantener los salarios congelados mientras dure la crisis.
Se sabía que la Unión Industrial iba a ser más crítica hacia el Gobierno cuando cambiaran las autoridades y así fue. Héctor Méndez, el flamante titular de la UIA que reemplazó ayer a Juan Carlos Lascurain, no tardó ni una hora para exponer su postura.

Según el diario Crítica de la Argeninta, Méndez sorprendió a propios y extraños al afirmar que la administración de Cristina Kirchner “era industrialista” (así, en tiempo pasado) y que ahora “debe haber cambiado las prioridades”. Los mismos reparos expresaron en privado ante Crítica de la Argentina otros dueños de fábricas más afines al kirchnerismo. Con la crisis ya extendida en el sector manufacturero, buscan abortar eventuales medidas oficiales para frenar despidos o rebajas salariales. Y coquetear con la oposición ante el desgaste gubernamental.

“Los márgenes de maniobra son más cortos. Ahora hay que manejarse con el bisturí. La relación con el Gobierno tiene que ser la mejor, pero si hay que hacerle críticas, se le harán. Hacer críticas no es ser opositor”, se despachó Méndez a minutos de tomar el timón de la UIA. Una osadía inimaginable tiempo atrás, cuando Néstor superaba el 70% de imagen positiva. Ocurrió en la sede de avenida de Mayo y Lima, donde –a diferencia de anteriores cambios de mando– no se vio a ningún funcionario nacional.

El viraje de la Unión Industrial, hasta ahora la mejor aliada del Gobierno en el establishment, se nota en los nombres de quienes ocuparán sus puestos clave. Entre ellos está Miguel Acevedo, hombre de Aceitera General Deheza (AGD) y yerno del senador Roberto Urquía, que dejó el kirchnerismo tras votar contra las retenciones móviles. También el presidente de Fiat, Cristiano Rattazzi, quien ayer se ufanó ante este diario de ser “el único que viene diciendo que se está haciendo todo mal desde hace cinco años”.

Méndez aseguró que esos tiempos de la indulgencia terminaron. “En épocas de bienestar hay una tendencia a ser menos críticos. Hemos sido muy tolerantes con todo lo que nos dictaba el Gobierno”, admitió. Y de paso facturó a su antecesor, Juan Carlos Lascurain, no haber conseguido con su línea dialoguista una nueva ley de riesgos del trabajo, ni una ley de incentivo a las inversiones pymes, ni el pacto social que impulsaba la UIA para mantener los sueldos más a raya que con los virtuales topes acordados con Hugo Moyano.

Los industriales reclaman una mayor suba del dólar y más protección contra la competencia de los productos importados, especialmente de Asia. Por eso deslizó cuestionamientos hasta José Ignacio de Mendiguren, otrora incondicional de Néstor y desde ayer secretario de la central fabril. “Los motores que han traccionado el crecimiento industrial ya no están funcionando como antes”, dijo el fabricante de ropa y ex ministro de la Producción de Eduardo Duhalde.

Daniel Funes de Rioja, laboralista patronal estrella y ahora vice de la UIA, fue más al grano. “La solución no es prohibir los despidos sino crear una mejor red de contención social”, advirtió. Y vaticinó que “vamos a un escenario de mucha mayor conflictividad”. Lo que busca la UIA es que el Gobierno laude a su favor en esos conflictos. Pero ya no seduciéndolo sino forzándolo.