El plan de Kirchner para volver al FMI

Néstor Kirchner no descarta regresar al organismo de crédito, pero lo haría en el 2010 y sólo si previamente se reforma el organismo. El ministro de Economía Carlos Fernández, lidera las discretas negociaciones, que apuntan a conseguir al menos algo de auxilio financiero, ante el cierre de los mercados. Los diálogos con José Luis Zapatero y los enviados de Lula y el británico Gordon Brown, antes de la cumbre del G20 de Londres a la que asistirá Cristina.
Elisa Carrió afirmó días atrás que si estuviera en el gobierno tomaría dos medidas centrales en materia económica: La eliminación de las retenciones y el regreso al FMI. Una propuesta de corta liberal que Carlos Menem suscribiría con entusiasmo. Pero lo cierto es que la crisis global genera paradojas. Mientras países centrales históricamente reactivos a la heterodoxia –en el plano de lo declamado- abrazan con entusiasmo el keynesianismo, en el Cono Sur empieza a observarse con mejores ojos al repudiado FMI.

“El cambio es sencillo de explicar: cuando todas las ventanillas para conseguir fondos están cerradas, se acude a la única abierta, hoy esa ventanilla mal que mal es el FMI”, afirmó tiempo atrás a La Política Online, el ex presidente del Banco Central, Aldo Pignanelli, quien agregó: “Por más que le resulte incómodo a sus convicciones, Kirchner va a tener que volver al FMI”.

Un funcionario de Economía lo explicó desde la frialdad de los números, aunque con cierto optimismo: “En el 2009 las necesidades de financiamiento ya están cubiertas. Se va a pagar la deuda, no hay riesgo de default. Pero para el 2010 sería una gran ayuda regresar al FMI”, afirmó.

El ex presidente conoce a la perfección esta realidad y no son cuestiones ideológicas las que demoran el regreso al FMI –después de todo ya volvió el mismísimo Lula da Silva al organismo-. Lo que dificulta la operación son las famosas condicionalidades y misiones de relevamiento de las políticas y los números de la economía argentina que suele exigir el Fondo, a cambio de prestar dinero. El Indec es apenas uno de los tantos bochornos que no pasarían el examen ¿Y entonces?

Contacto en Londres


El miércoles 11 de febrero el canciller Jorge Taiana y el ministro de Economía Carlos Fernández, recibieron una visita discreta pero de suma importancia. Lord Mulloch Brown, secretario del Foreign Office y enviado especial del primer ministro Gordon Brown para coordinar la próxima cumbre del G-20 (que integran los países centrales y algunos emergentes como Argentina y Brasil), comenzó a negociar la agenda de esa reunión que se celebrará en Londres el 1 y 2 de abril.

La Argentina tiene un objetivo: lograr que allí las naciones que deciden, impulsen una reforma profunda del FMI, como una de las tantas vías para enfrentar la crisis global. Luego de la reunión un comunicado de la Cancillería informó que en el encuentro con el enviado británico se habló de avanzar en Londres con "la reformulación del papel de los organismos internacionales de crédito, del funcionamiento del sistema financiero y del movimiento de capitales".

Fue el encuentro más relevante que protagonizó la administración kirchnerista en este sentido, pero no el único ni el último. De hecho las negociaciones continúan. El 20 de febrero fue el turno del secretario de Comercio y Relaciones Económicas Internacionales, Alfredo Chiaradía, quien se reunió con el secretario de Finanzas de Tesoro británico, Stephen Timms, para repasar la agenda del G-20.

El funcionario británico concurrió a la cancillería argentina en compañía del embajador en la Argentina, Shan Morgan, y del departamento de Mercados Emergentes, Rhys Bowen.

La semana pasada estuvo en el país el ministro de Planificación Estratégica de Lula, Roberto Mangabeira Unger, quien también conversó con la primera línea del gobierno sobre la próxima cumbre de Londres a la que también asistirá Brasil.

Mangabeira Unger no es cualquier ministro. Profesor de barack Obama en Harvard y reconocido por el presidente de Estados Unidos como uno de los hombres que más influyó en su pensamiento, es acaso el sudamericano que mejor sintoniza con el actual ocupante de la Casa Blanca, para quien la cumbre de Londres empezó a adquirir enorme trascendencia.

El rol de Obama y Zapatero

Fuentes diplomáticas afirmaron a La Política Online que el presidente de los Estados Unidos quiere que la cumbre del G-20 de Londres logre fijar una agenda de reformas concretas para enfrentar la crisis y que lo logre por consenso. Según las fuentes la idea del líder de la Casa Blanca es que la cumbre sirva de marco para estrenar su nueva diplomacia de “consensos”, una manera de representar la muerte del unitelarismo norteamericano de Bush.

En ese sentido, es que el kirchnerismo se entusiasma con lograr que en Londres salga un compromiso de reforma profunda del FMI, opción que al galope de la crisis, los países centrales ya no desdeñan. De hecho, esta idea fue una de las pocas coincidencias de fondo que lograron anunciar Cristina Kirchner y su par de España. José Luis Rodíguez Zapatero, durante la reciente gira de la Presidenta por ese país.

Rodríguez Zapatero enumeró las iniciativas que esperaba apruebe el G20 en Londres –un ámbito del que no participa España- y sin vueltas afirmó: “La primera es la reforma del Fondo Monetario Internacional (FMI) y del Banco Mundial (BM), para que tengan una composición, y por ende una responsabilidad, mucho más equilibrada entre los diferentes países", precisó.

La afirmación fue música para los oídos de la delegación argentina, ya que una de las reformas que sed trabajan para la cumbre de Londres es solicitar un nuevo reparto de las cuotas-partes del organismo, que otorgue mayor participación a los países emergentes. En la última reforma del FMI, la Argentina fue perjudicada con una disminución de su incidencia en el organismo, lo que la llevó a votar contra esa iniciativa, que de todos modos fue apenas cosmética.

La idea de las potencias, que hoy se confirmó en un encuentro preparatorio de la cumbre de Londres realizado en Berlin al que asistieron los principales líderes de Europa es rebustecer financiaramente a un Fondo prevaimente reforzado para que aumente su poder de auxilio a los países más comprometidos. El problema de siempre es quien aportará esos recursos, y por ahora avanza la idea que sean Alemania y Japón quienes aumente sus aportes.

Pero el tema central que intentará impulsar la Argentina en Londres es lograr que el FMI se convierta en una rueda de auxilio financiera para los países emergentes en épocas de ausencia de crédito, pero con un espíritu no intervencionista como lo tuvo en el pasado. “Es necesario reformular los organismos multilaterales de crédito y sus políticas deben ser contracíclicas, diametralmente opuestas a lo que recomendaba el FMI", afirmó en su momento Cristina Kirchner.

La idea, bastante obvia es lograr que a caballo de la nueva ola keynesiana que recorre el mundo, en Londres se logre acordar el puntapié inicial para crear un FMI “bueno”, con un ideario opuesto a aquel Fondo que difundía el Consenso de Washington y sus políticas neoliberales, y ahí sí la Argentina podría regresar al organismo. Se verá si la crisis da para tanto.