Ernesto Clarens, el guante blanco de los negociados K

Es el desconocido financista, que reporta directamente a Lázaro Báez, que integra el circuito de negocios con la obra pública que comanda Néstor Kirchner junto a Julio De Vido. Conoció a Lázaro como director del Banco de Santa Cruz. Cómo un yuppie menemista llegó a la mesa de negocios del armado K.
En los años noventa, Ernesto Clarens brillaba como un ascendente yuppie de la City porteña, donde a través de una sociedad de bolsa logró erigirse como un financista exitoso y de altos contactos en el mercado. Lo que muchos desconocen, es cómo pasó de ese lugar a integrar el círculo de negocios con la obra pública que comanda Néstor Kirchner, controla Julio De Vido y ejecuta el empresario patagónico Lázaro Báez.

El nexo de Clarens con Lázaro y Kirchner es la empresa Invernes S.A. Tan cercano es el vínculo, que muchos en Santa Cruz tomaban el nombre como un juego de palabras: “Invernes: Inversiones Néstor”, cuando en realidad Invernes, fundada por el misterioso Clarens, no significa otra cosa que “Inversiones Ernesto” –InvErnes-.

Invernes, la firma a través de la cual Lázaro Báez logró evitar la quiebra de su empresa de obra pública Gotti S.A., está presidida por Ana María San Giorgio, esposa del eficiente Clarens, y como accionista aparece Graciela Ancarani, secretario privada del ex operador de bolsa cuando este operaba a través de la firma Finmark S.A., en los menemistas años noventa.

Esto no es casual. Una alta fuente santacruceña, que conoce al detalle el nacimiento y ascenso del kirchnerismo, confió a La Política Online que en Invernes es normal los cambios de nombres y cargos. “Clarens figuró como empleado raso en relación de dependencia y como parte del directorio. Existe una especie de movilidad social en Invernes. Podés llegar a ser presidente de la empresa y al otro año aparecer como el último empleado”, explicó entre risas la inexpugnable fuente.

La Política Online intentó comunicarse telefónicamente con Ernesto Clarens. Tras varios intentos, finalmente el empresario atendió a este medio pero, cuando el cronista se presentó, se excusó por fallas de conexión que dificultaban la comunicación aunque el diálogo era fluido. Ante nuevos intentos, no volvió a atender su celular.

Salvataje K

Invernes salvó literalmente la carrera empresaria de Lázaro Báez, siendo hoy el centro de toda la operatividad del empresario y amigo del ex presidente, quien supo erigirse como un zar de la obra pública con el paso de Kirchner por la gobernación. Desde allí controló Gotti cuando la presión judicial la dejó al borde de la quiebra.

A Gotti la presionaban apiladas varias causas penales, acreedores que reclamaban pagos y un juicio de una UTE por 14 millones de dólares. La habilidad para los negocios que seguía demostrando lo llevó a que el propio Lázaro Báez lo instalara para controlar Gotti S.A., donde logró aparecer como financista a través de Invernes, un holding controlado por una inhallable compañía uruguaya, Swindell S.A. Así logró evadir a los reclamaban cobros.

“Invernes le entregó el dinero para terminar las obras y cubrir pagos a cambio de la entrega de acreencias, los certificados de obra salían directamente a nombre de Invernes. Gotti no tenía flujo de caja, era todo a nombre de Invernes. Así, pasó a controlar la empresa más importante de obra pública en Santa Cruz, hasta que Lázaro creó Austral Construcciones”, contó el informante.

De hecho, hoy el directorio de Austral lo integra Félix Di Perna, también parte del directorio de Invernes. Ambas firmas, además, poseen el mismo domicilio en Buenos Aires: Pasaje Carabelas 241 5º piso.

Un yuppie en la City

Clarence se llamaba el león bizco de Daktari. En los noventa, a Clarens en la City porteña muchos lo conocían con ese apodo, aunque no tardaban en aclarar que “tiene mucho de león y poco de bizco, porque donde pone el ojo, gana”.

A través de la Sociedad de Bolsa Fimark S.A., Clarens operaba con fondos, acciones y cuentas offshore. Sus oficinas se encontraban en el edificio de la calle 25 de mayo y Sarmiento, donde en planta baja funcionaba el Banco de Santa Cruz. El director de este banco, era Lázaro Báez.

Con su creciente espíritu nocturno, el poderoso financista solía hacer de anfitrión a ignotos funcionarios del banco de Lázaro, incluido el hoy empresario kirchnerista. No sólo los hacía incursionar en la City sino que los homenajeaba en su casa de más de 600 metros cuadrados en Highland, un exclusivo club de campo, donde también organizaba partidos de fútbol.

Pero su vida soñada sufrió un duro golpe a finales de 1994. Finmark estalló y Clarens dejó un tendal de accionistas y ahorristas con un vacío de 10 millones de dólares. Como castigo, gracias a sus contactos en el poder, recibió apenas una probation.

En 1996, a través de la firma Interplayer, realizó algunos negocios en el ámbito del fútbol –ver aparte- hasta que sus amigos santacruceños, a los que solía entretener en Buenos Aires, le devolvieron favores. Así se instaló en el sur con la firma Credisol S.A., con la que entregaba créditos a empleados públicos de Santa Cruz fondeándose con bancos bonaerenses. Así lograba hacer una notable diferencia en un trabajo que, según solía decir, era una “boludez”.

Los datos sobre Clarens en la provincia de Kirchner son muy difusos. La Política Online logró contactar con gente de la zona que encuentra en este ex financista a un personaje misterioso. “Los datos sobre él son muy difusos –expuso uno de los consultados-. Lo que sí sabemos es que figura en el padrón electoral”, aunque vive en el country Ayres del Pilar, en el norte del conurbano.

Negocios viales

Hoy, ubican a Clarens como un soldado que reporta directamente a Lázaro Báez muy influyente en el área de Vialidad Nacional, justamente el sector donde Austral Construcciones suele obtener grandes negocios.

Como parte del circuito de negocios turbios que dicen encabeza Néstor Kirchner y que Elisa Carrió ya denunció a la Justicia como asociación ilícita, fuentes internas confirmaron a La Política Online que el rol de Clarens es “garantizar el reparto” de obras y manejar los “sobreprecios” en las obras viales.

Las fuentes consultadas afirman que desde allí creó un circuito aceitado, apoyado en su exitosa carrera como financista y operador, para coimas que rondan en torno al 10 por ciento. Citan la existencia de un clearing negro para que las constructoras hagan los “depósitos”. Por esta ingeniería financiera, se ganó otro sobre nombre: El Banelco al revés.