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El CEO de BlackRock, ultra crítico con la deuda que deja Biden: "La situación es más urgente de lo que puedo recordar"

Larry Fink lanzó duras críticas en su carta anual a los clientes. Cree que Estados Unidos podría parecerse a Japón del 1990 cuando tuvo su peor crisis de deuda. Pero, optimista, dice que la crisis es evitable. Por qué.

 Larry Fink, el financista que maneja el mayor fondo de inversión del mundo y que está dando un claro giro alejándose del Partido Demócrata ante el crecimiento de Donald Trump en las encuestas, salió a alertar por la abultada deuda que está generando el gobierno de Joe Biden. Lo hizo en una "carta" anual a sus clientes. "Más líderes deberían prestar atención a la creciente deuda de Estados Unidos", advirtió el CEO de BlackRock.

Fink dice que existe un mal escenario en el que la economía estadounidense empieza a parecerse a la de Japón a finales de los años 1990 y principios de los años 2000, cuando la deuda excedía el PIB y conducía a períodos de austeridad y estancamiento. "Un Estados Unidos con un alto endeudamiento también sería un país en el que sería mucho más difícil combatir la inflación, ya que las autoridades monetarias no podrían aumentar las tasas sin aumentar dramáticamente una factura de servicio de la deuda ya insostenible", subraya el financista históricamente ligado a los demócratas que empezó a hacer negocios con estados rojos como Texas.

El CEO de BlackRock prometió inversiones en Texas y se acerca a los republicanos ligados a Trump

El reloj de la deuda corre a 34 billones de dólares y contando, y Fink sostiene que está poniendo al país en camino de terminar en una crisis que recuerda a la década perdida de Japón, mientras que Washington no puede dar por sentada la idea de que los inversores seguirán financiando su déficit fiscal para siempre.

 El director ejecutivo del administrador de activos más grande del mundo también advirtió que el reciente aumento de tres puntos porcentuales en los rendimientos de los bonos del Tesoro estadounidense, hasta el 4% (que refleja expectativas de inflación a más largo plazo y los agresivos aumentos de las tasas de interés de la Reserva Federal) ya es muy peligroso, ya que equivale a billones de dólares adicionales sólo en pagos de intereses durante la próxima década. "La situación es más urgente de lo que puedo recordar", escribió Fink en su carta anual a los inversores.

Un Estados Unidos con un alto endeudamiento también sería un país en el que sería mucho más difícil combatir la inflación, ya que las autoridades monetarias no podrían aumentar las tasas sin aumentar dramáticamente una factura de servicio de la deuda ya insostenible

La deuda nacional está aumentando a un ritmo de 1 billón de dólares aproximadamente cada 100 días, lo que a su vez está ejerciendo una presión al alza sobre los precios al consumidor. En parte, esa es la razón por la que ambos activos que se cree que son coberturas contra la inflación, como el oro físico y el Bitcoin (lo que algunos ven como el primo virtual del metal precioso debido a su naturaleza limitada), se encuentran en niveles récord.

¿Pero es inevitable una crisis de deuda? "No", dice Fink. "Si bien la disciplina fiscal puede ayudar a controlar la deuda en los márgenes, será muy difícil (tanto política como matemáticamente) aumentar los impuestos o recortar el gasto al nivel que Estados Unidos necesitaría para reducir drásticamente la deuda", apunta el CEO de BlackRock.

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Para Fink, hay otra salida más allá de los impuestos o los recortes: el crecimiento. Si el PIB de Estados Unidos crece a un promedio del 3% (en términos reales, no nominales) durante los próximos cinco años, eso mantendría la relación deuda/PIB del país en el 120%: alto, pero razonable.

"Debo ser claro: un crecimiento del 3% es una tarea muy difícil, especialmente teniendo en cuenta el envejecimiento de la fuerza laboral del país. Será necesario que los responsables de las políticas cambien su enfoque. Ya no podemos ver la deuda como un problema que sólo puede resolverse mediante recortes de impuestos y gastos. En cambio, los esfuerzos de deuda de Estados Unidos tienen que centrarse en políticas pro-crecimiento, que incluyen recurrir a los mercados de capital para construir uno de los mejores catalizadores del crecimiento: la infraestructura. Especialmente infraestructura energética", afirma Fink.