Sequía

Otra postal del impacto de la crisis climática: Ibiza se queda por primera vez sin cosecha de cereal

La sequía persistente deja "en cero" la cosecha de cereal, una "situación que nunca se había dado", lamenta el presidente de la Cooperativa Agrícola de Sant Antoni de Portmany.

De una campaña "malísima" a una campaña "inexistente". Esa es la descripción que los agricultores de Ibiza hacen sobre la cosecha de cereal, indispensable para la alimentación del ganado. Las voces coindicen: este año la pérdida será del 100%, no habrá recogida, "una situación que nunca antes se había dado".

La dramática postal, explican quienes trabajan la tierra, tiene un responsable: la sequía persistente, una consecuencia del cambio climático, un "enemigo" que ya no es abstracto ni teórico. 

Los meses sin lluvia se acumulan y el agua de los embalses sigue bajando. Los recursos hídricos se sitúan al 39%, según el último dato aportado por la Dirección General de Recursos Hídricos del Govern balear, muy por debajo de la media.

Las elevadas temperaturas para la época del año -en enero hizo una anomalía de +1,7ºC- cierran el "alarmante e inédito combo", alertan los productores agrícolas en la catarsis con los medios locales. 

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Toni Tur, presidente de la Cooperativa de Sant Antoni de Portmany, explica que el año pasado la cosecha fue "muy mala", con importantes pérdidas en la mayoría de las explotaciones. Pero este año, afirma, la cosecha será "igual a cero".

"Estamos tan fuera de rango en lo que respecta a una meteorología habitual que todo lo que uno puede planificar con su explotación salta por los aires. Muchos agricultores directamente no sembraron. Y los que se animaron no van a cosechar nada", explica en contacto con Onda Cero

Mismo panorama entrega Maribel Juan, presidenta de la Asociación de Productores de Agricultura Ecológica pitiusa.

 "Nosotras hemos decidido no sembrar. Y eso significará no tener producto. Hay mucha gente que decidió sembrar pensando que llovería, pero no le está naciendo nada, de manera que, en cuanto a cereales, prácticamente no habrá este año. Eso afectará, sobre todo, a la alimentación de los animales, pues muchos siembran forrajes sólo para dar de comer a su ganado", describe.

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En declaraciones a Diario de Ibiza, detalla que el problema es que en los suelos "no hay nada de humedad" y que aunque se trata de un cultivo de secano, los cereales necesitan "unos mililitros de lluvia para que el cultivo prospere". "Pero desde octubre apenas cae una gota", maldice.

Otra agricultora, Fina Prats, copropietaria de una explotación con unas 150 cabras, con más de diez años de experiencia en la siembra y compra de forrajes, asevera que "nunca antes" se habían producido dos cosechas consecutivas tan desastrosas. 

El cambio climático, con las continuas sequías y fenómenos meteorológicos extremos, el exceso de burocracia, los sobrecostes provocados por la insularidad y las presiones humanas sobre suelo rústico están provocando una desafección galopante de los productores y productoras que, si no se pone remedio, conducen a su desaparición

"La cosecha del año pasado, es decir, lo que se sembró en 2022 y se recogió en 2023, ya fue malísima. Nosotros segamos una finca de 6,5 hectáreas en la que habíamos llegado a sacar 50 balas grandes, pero en 2023 sólo obtuvimos seis. Y las conseguimos por sacar algo, porque se podría haber quedado sin segar. En noviembre volvimos a sembrar, como siempre en esas fechas, e incluso añadimos una alfalfa de secano para probar por si, en caso de no llover, salía. Y nada: la finca es un desierto. No ha caído nada de agua", relata.

Los ganaderos, agrega Toni Tur, son "los más perjudicados por este desastre". "Al no tener producción propia, todo el cereal y el forraje se va a tener que importar, por lo que será más caro. "No sólo eso: habrá que depender de la disponibilidad de suministro en un mercado muy tensionado".

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El ganadero y presidente de la Federación Pitiusa de Razas Autóctonas, Xavier Prats, lo explica en el Periódico de Ibiza. Dice no querer saber cuánto deberá invertir en alimentar al ganado si se cumplen las previsiones y los cultivos de cereales y forraje no salen adelante.

La sequía agrícola que afecta a Ibiza.

"Además de cereales o vegetales, también es muy importante la paja y, ahora mismo, esto es lo que no está naciendo, reconoce.

Cuenta que muchos agricultores no se han atrevido a sembrar ante la falta de lluvias. Si toda la cosecha se estropea, "difícilmente tendré comida para mis animales en el verano".

Para paliar las pérdidas generalizas de los agricultores, el gobierno de Baleares activó en enero una líneas de ayudas de 5,6 millones. También creó una comisión para la "Respuesta y Adaptación del Sector Agrario de las Illes Balears al Cambio Climático" con el objetivo de empezar a trazar estrategias para un "futuro más resiliente para el sector primario".

Además del apoyo económico directo, el Ejecutivo busca políticas más estructurales, como la ampliación de campañas para semillas certificadas o el incremento en la subvención para la contratación de líneas de seguro agrario.

Todos los agricultores, incluyendo los más asépticos a los impactos del cambio climático en la región, ponen a la crisis ambiental como la principal amenaza del sector en las próximas décadas. 

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 La semana pasado, muchas agrupaciones agroecológicas firmaron un manifiesto pidiendo ocho medidas "urgentes y concretas", pero aclarando que no se puede dar "ni un paso atrás" en las normativas ambientales.

Los firmantes aclaran que apoyan la Agenda 2030 así como las estrategias "De la granja a la mesa" y todas las políticas de Biodiversidad de la Unión Europea.

"El cambio climático, con las continuas sequías y fenómenos meteorológicos extremos, el exceso de burocracia, los sobrecostes provocados por la insularidad y las presiones humanas sobre suelo rústico están provocando una desafección galopante de los productores y productoras que, si no se pone remedio, conducen a su desaparición", describen.