La columna de Milton Merlo
Región

La sombra de Carter persigue a Biden

La política exterior de los demócratas ya erosiona las posibilidades de la reelección. Claves de la reunión con presidentes de América Latina.

 El pasado fin de semana The New York Times publicó una encuesta en la cual revela que a un año de las elecciones presidenciales Donald Trump supera a Joe Biden en estados clave para el Colegio Electoral como Nevada, Georgia, Arizona, Michigan, y Pensilvania.

La situación de Medio Oriente ya afecta la base electoral del presidente demócrata. La encuestadora Gallup lo ubicó la semana pasada en su punto de aceptación más bajo entre los votantes de su partido con un 75%, muy lejos del piso histórico ubicado en 85% para un presidente en ejercicio. No solo eso: en febrero Gallup informó que los votantes jóvenes de dicho partido simpatizan con la causa palestina.

Así como Donald Trump no se pudo reelegir por el manejo doméstico de la pandemia, la reelección de Biden está en riesgo por un frente externo que luce descontrolado desde la salida de Afganistán en 2021. A esto se sumarían en pocos meses la crisis migratoria en la frontera con México y las guerras en Europa y Medio Oriente.

Biden tiene el riesgo de convertirse en el primer demócrata que no logra su reelección desde Jimmy Carter. Dos situaciones con paralelos notables: Carter también padeció la crisis en Afganistán cuando la Unión Soviética invadió ese país en 1979 y a esto se agregó la revolución en Irán del mismo año que terminó en una toma de rehenes cinematográfica.

El viernes pasado Biden conversó en Washington con presidentes y cancilleres de América Latina. Fue un encuentro que duró dos horas pero que, según pudo conocer LPO, pareció eterno y muy en sintonía con el estilo de la administración actual: pocas acciones concretas, temas muy dispares (de migración a la IA pasando por China) y una ruta de seguimiento de metas dudosa. En definitiva, el enfoque "holístico" de la relación con América Latina del que tanto le gusta conversar al secretario de Estado Antony Blinken.

Los diplomáticos mexicanos que siguieron este encuentro resaltaron una característica cada vez más visible en la Casa Blanca: Biden por momentos no parece el presidente de una superpotencia. Su lenguaje es difuso, inicia ideas que luego quedan inconclusas para el espectador y plantea grandes objetivos sin considerar que en América Latina esas intenciones requieren años y mucha estabilidad.

Un punto crítico: para los interlocutores regionales de Biden todavía es un enigma de dónde van a salir los recursos para acelerar la integración de cadenas de valor en América Latina. Tampoco se explica si EU le va a comprar más bienes y servicios a sus socios regionales que están fuera del tratado comercial de América del Norte. 

 Cuando se trata de dinero el presidente demócrata solo menciona al BID, entidad sobre la que tampoco parece haber demasiada claridad en su entorno sobre el papel que debe cumplir, si ser un banco que ataque la desigualdad o mantenerse fiel a su estructura original.

El embajador Ken Salazar suele decir en privado que Biden es un político intuitivo, asertivo, producto de sus largos años en el Capitolio, pero lo cierto es que esa característica de momento no se refleja en su política exterior, donde, por el contrario, la actual administración demócrata parece encontrar a menudo sus horas más oscuras.