Frontera Sur

"Biden está manejando bien la cuestión migratoria y el tema no es una amenaza para su reelección"

El especialista latino Ernesto Castañeda es director de Immigration Lab. En diálogo exclusivo con LPO, analiza el fin del Título 42 y el impacto político en la campaña.

Después de un período de tiempo que se prolongó por más de tres años, el Día D llegó y la primera impresión es que los funcionarios de la Casa Blanca respiran aliviados. Las escenas del desborde migratorio tan temido hasta el momento no se han producido, los medios de El Paso afirman que la situación transcurre con menos tensión de lo esperado y hasta el canciller de México, Marcelo Ebrard, afirmó incluso que, al menos en las primeras horas, el flujo de personas que intentan cruzar la frontera comenzó a descender.

El experto latino Ernesto Castañeda conoce como pocos los movimientos migratorios y es director del Immigration Lab, un centro de estudios con sede en Washington que genera informes en forma permanente sobre el flujo de personas a nivel global. Consultado por LPO, Castañeda aseguró que, contra lo que muchos pronosticaron, el fin del Título 42 no le va a costar políticamente al presidente Joe Biden en el tiempo de elección.

"El Título 42 ha sido un atajo para abordar todas estas complicaciones. Sin embargo, no es el fin del mundo para Estados Unidos. No estamos hablando de muchos millones de personas ni de que se vaya a duplicar la población indocumentada en Estados Unidos en un mes o en un año. Al revés, es una población que la economía americana necesita. Tenemos una tasa de desempleo de menos de 4% y hay una gran demanda de trabajo en construcción, en servicios y demás. No estamos hablando de un problema de seguridad nacional. No es una crisis ni creo que sea una amenaza para la reelección de Biden", afirma el especialista.

En tres años EU expulsó a casi tres millones de personas migrantes bajo el Título 42

Castañeda tiene una visión que contrasta con la que difunden los medios alineados con el Partido Republicano y considera que no existe una crisis migratoria que pueda complicar las chances del presidente demócrata. Recuerda que el Título 42 fue empujado por el ex asesor republicana Stephen Miller con fines xenófobos durante la presidencia de Donald Trump como una ley de salud pública que, dada la pandemia, permitía la expulsión rápida. Miller es un figura destacada de la ultraderecha y se desempeñaba como consejero superior de Trump.

No estamos hablando de que se vaya a duplicar la población indocumentada en Estados Unidos ni de un problema de seguridad nacional. No es una crisis ni creo que sea una amenaza para la reelección de Biden.

De acuerdo a la visión del director del Immigration Lab, Biden está buscando maneras originales de tratar de bajar la migración, expulsar extranjeros que vienen de Latinoamérica y probar, al mismo tiempo, vías alternativas. "Son políticas públicas para que la gente sufra menos, no tenga que viajar a pie y pueda aplicar desde lejos. Son buenas ideas pero claro va a tomar mucho tiempo y recursos que el Congreso no ha dado para poder poner en marcha una aplicación que funcione, más personal que tramite las aplicaciones de asilo", dice.

El director de Immigration Lab, Ernesto Castañeda.

Atento a los flujos migratorios en Centroamérica pero también al impacto de la guerra en Ucrania, Castañeda sostiene que estamos viviendo una época de importantes cambios en las dinámicas migratorias. Pero discrepa con los que consideran que en la sociedad estadounidense predominan los sentimientos xenófobos o racistas. "Más allá de la base de Trump, estamos viendo una apertura de los americanos hacia la migración. El público es bastante solidario con estas poblaciones. Entonces no es un tema que le vaya a costar políticamente a Biden en el tiempo de elección. Es algo que está manejando relativamente bien. Es una situación difícil que ha sido politizada y los medios de derecha están usando para criticar. Algunas imágenes se ven como caóticas pero el problema es mucho más real y duro en Venezuela o en Cuba", sostiene.

-¿Cómo evalúa las nuevas medidas de Biden en materia migratoria?

Muchos pensábamos que al terminar el Título 42 se iba a regresar al sistema anterior y la gente podía seguir pidiendo asilo como lo hacían antes que era una manera lenta. Hay casi un millón de personas y este proceso de asilo puede tomar entre 2 y 10 años hasta que exista una solución. No era una manera ideal, no era la manera en la que la mayor parte de la gente viene u obtiene papeles para migrar, es una excepción pero importante por lo que representa humanitariamente.

No creo que este sea un tema que le vaya a costar políticamente a Biden en el tiempo de elección. Es algo que está manejando relativamente bien. Es una situación difícil que ha sido politizada y los medios de derecha están usando para criticar a la administración. 

Lo que estamos viendo hoy con el fin del Título 42 es que ya no se puede deportar a la gente de manera rápida en la frontera, sino que como se hacía antes se toman huellas digitales, fotografías, entonces quedan registro de que trataron de pasar la frontera sin pasaporte o sin visa. Si uno lo vuelve a intentar, lo pueden poner en detención indefinida por meses o por años. La persona no tiene permiso de regresar al país por 5 o 10 años. Biden dice que va a ser más difícil que la gente entre ilegalmente. Hay más penalidades para disuadir que la gente camine desde Colombia o Venezuela, pasen el Darién, pasen Centroamérica, pasen por México y lleguen pidiendo ayuda a Estados Unidos, pensando que van a entrar. Ha sido el caso de haitianos, venezolanos, cubanos y nicaragüenses por un nuevo programa que les da cierta excepción y ayuda para gente de estos países pero aplica para el resto.

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¿Esto puede impactar en el terreno político?

Biden tiene un problema no solamente político. Tenemos un gran número de gente pidiendo ayuda humanitaria en Estados Unidos y no hay un sistema burocrático que los pueda procesar de manera inmediata para la gente que está llegando todos los días. Biden está buscando maneras originales de tratar de bajar la migración, expulsar gente extranjera que viene de Latinoamérica y, por otro lado, probar nuevas políticas públicas para que la gente sufra menos, no tenga que viajar a pie y pueda aplicar desde lejos. Son buenas ideas pero claro va a tomar mucho tiempo y recursos que el Congreso no ha dado para poder poner en marcha una aplicación que funcione, más personal que tramite las aplicaciones de asilo.