Juntos por el Cambio

El combate

Todo empezó y terminó en la Ciudad. Larreta consumó su idea: la definición en la Capital debe subordinarse a su proyecto presidencial. Empieza un combate a quince rounds.

El parricidio le está costando más de lo esperado. Hace menos de dos años lo tenía en la lona y no tuvo mejor idea que bajarse del ring, tomarse unos meses sabáticos y dejarlo que se recupere. Ahora, después de meses de pasarla mal, Rodríguez Larreta logró meterle una mano. Pero la pelea está mucho más pareja y recién empieza.

¿Qué sucedió en estos quince días que pasaron entre que Macri se bajó y Larreta anunció la boleta única para la Ciudad? Todo empezó y terminó en la Ciudad. El acuerdo que no fue, era sencillo: Larreta aceptaba que Jorge Macri sea el único candidato del PRO a jefe de Gobierno y Macri entendía que había que hacer un gesto de contención a Martín Lousteau. A partir de ahí las culpas, como ocurre en casi todos los divorcios, son del otro.

Luego de aquel encuentro con Macri, Larreta anunció que el PRO iba con un único candidato y empezó a preparar el camino para bajar a Fernán Quirós. Pero Macri rechazó la idea de Larreta de aceptar las elecciones concurrentes con boleta única, una manera bastante directa de decirle que debía romper su alianza con los radicales.

La única puerta de salida que le ofrecieron fue charlar la posibilidad de permitirle a Lousteau que cuelgue su boleta de Larreta y Patricia Bullrich. Para el jefe de Gobierno se trataba de una trampa. Patricia podría desconocer ese acuerdo y obligaría a los radicales a sentarse a su mesa. Además, tenía el inconveniente de ponerlo en situación de tener que compartir la boleta de Diego Santilli en provincia. Se quedaba así en una sola jugada sin los dos tractores más fuertes de su armado para las primarias.

El acuerdo que no fue era sencillo: Larreta aceptaba que Jorge Macri sea el único candidato del PRO a jefe de Gobierno y Macri entendía que había que hacer un gesto de contención a Martín Lousteau. 

Por eso, luego de esperar durante más de una semana que Macri aceptara un camino que no implicara su suicidio, el martes pasado Larreta se hartó y decidió el movimiento que se anunció este lunes. Antes de eso le avisó a Emiliano Yacobitti, el cerebro político de Lousteau y uno de los grandes ganadores de esta semana. El tuit del domingo de Macri precipitó el anuncio. O al revés. "Después que Macri le exigió públicamente que no avanzara con la boleta única, Horacio se quedó sin margen, si obedecía se terminaba su proyecto presidencial", exageran cerca del jefe de Gobierno.

Eso fue lo que pasó. Ahora veamos lo que sigue. Por ahora, lo de Macri es más pataleo que ruptura. Pero la pelea está planteada y el ex presidente tiene de su lado a Bullrich, Vidal, Ritondo y Jorge Macri. Hay otros, pero esa es la primera línea. Larreta tiene a Santilli, Yacobitti, Lousteau, Gerardo Morales y Lilita Carrió. En el macrismo imaginan que ahora Vidal -la nueva enemiga del larretismo- terminará declinando en favor de Bullrich y a cambio conseguirá el apoyo para Ritondo, como el único candidato a gobernador de ese espacio.

En el medio, grises de todo tipo, que expanden la escala cromática en la medida que se recorre el interior. Algunos importantes por los votos que acumulan sus distritos, como Luis Juez en Córdoba y Germán Alfaro en Tucumán, fueron apuestas personales de Larreta, pero la necesidad de ganar sus distritos los movió hacia una zona más neutral. Otros como el radical De Loredo era mencionado hasta este mismo lunes como un posible vice de Bullrich y sorprendió apoyando la decisión de Larreta. Van a ir decantando, pero falta.

Como sea, después del anuncio, Larreta ensayó una jugada de contención y le dijo a Jorge Macri que no estaba descartado que termine siendo su candidato en la Ciudad. Pero ya no menciona la posibilidad inmediata de bajar a Quirós. Se guarda esa carta a la espera que Mauricio Macri digiera la bronca y abra otra negociación. Larreta sea acaso quien mejor conozca porque es tan importante para Macri -y Nicky Caputo- mantener el control de la Ciudad.

La discusión entre ellos siempre fue la misma: Larreta pretendía subordinar la definición en la Ciudad a su proyecto presidencial y Macri y Caputo entendían que primero había que garantizar el distrito porteño, que de ese gobierno "vivimos todos".

Acaso el error de Macri haya sido no contemplar un desafío frontal de Larreta, uno de los dirigentes más subestimados de la política argentina. Menos por el peronismo, que primero apostó todo a una candidatura del ex presidente y ahora prende las velas por un triunfo de Bullrich en las primarias.

En este momento la moneda está en el aire, pero está claro que Larreta se quedó sin margen para jugar el juego que más le gusta, que es pegar y aflojar. Subirse al ring con cara de distraído, cruzar algunos golpes y después sentarse en la platea a comentar el clima. Ese tiempo terminó. De acá a Agosto son quince rounds sin respiro, una pelea brutal.