Bolsonaro vuelve a Brasil para liderar la oposición a Lula y preparan un acto para recibirlo
Jair Bolsonaro vuelve a Brasil. Como anticipó LPO en febrero, quiere liderar la oposición a Lula y marcarle la cancha a muchos de su espacio que intentan jubilarlo, entre ellos, el ex juez y Senador Sergio Moro y el gobernador de Minas Gerais, Romeu Zema.
Moro viene de protagonizar una pelea pública con Lula luego de denunciar un plan del grupo narco Primeiro Comando Capital para secuestrar a él y su familia. El presidente dijo en una rueda de prensa que era todo un invento de Moro y quedó en un lugar incómodo en la opinión pública.
El ex juez también participó de un almuerzo organizado por la Fundación Libertad en Buenos Aires que contó con la presencia de referentes de la derecha regional como Mauricio Macri, el chileno Sebastián Piñera, la argentina radicada en España y dirigente del Partido Popular Cayetana Rodríguez, el mexicano Felipe Calderón y el boliviano "Tuto" Quiroga, clave en el golpe de estado contra Evo Morales en 2019.
Si bien Moro busca posicionarse dentro de ese universo, en su entorno aclaran que su objetivo de mediano plazo es la gobernación de Paraná e insisten que no serán un escollo para un nuevo intento de Bolsonaro.
En el caso de Romeu Zema, en los últimos meses intentó desmarcarse del bolsonarismo y construir un perfil propio porque considera que el tiempo de Bolsonaro terminó y quiere ser candidato a presidente en 2026.
Como sea, las consecuencias que barajan en el entorno de Bolsonaro una vez que pise suelo brasileño es una eventual prisión e inhabilitación por diferentes causas que están en la justicia, entre ellas, sobre su rol en el intento de golpe de estado del pasado 8 de enero.
Sergio Moro con Macri, Piñera, Rodríguez, Calderón y Quiroga.
Según pudo saber LPO con fuentes que siguen de cerca las causas, las opción más probable es que no pueda ser candidato. "Encarcelarlo hoy no es una alternativa viable", asegura alguien que conoce los pasillos de la Corte Suprema y expone el pulso político del máximo tribual a la hora de emitir sentencias.
Bolsonaro está mostrando un cara más moderada que la que se vio durante su último tramo de gestión y en varias entrevistas se que no tiene problema con "la democracia le haya sacado la elección sino que la elección haya terminado con la democracia", en alusión a un supuesto intento autoritario de Lula.
Bolsonaro se mostró con Trump y sugirió que será candidato en 2026
De todas formas, el cálculo que hacen en su equipo tiene que ver más con lo económico. Se puede decir que el ex jefe de estado "controla" dos áreas claves del gobierno de Lula: el Banco Central con el presidente Robertos Campos Neto quien tiene una guerra sin cuartel con el presidente y el ministro de Hacienda, Fernando Haddad, y el directorio de Petrobras.
"El bolsonarismo con Campos Neto está forzando a Lula a un ajuste bastante duro a cambio de bajar la tasa de interés. Sobre ese malestar quieren pararse como alternativa", asegura una fuente que trabaja codo a codo en el equipo económico del Presidente.
De alguna manera, Bolsonaro también logró mantener cohesionada su base parlamentaria del Partido Liberal y aliados (como Republicanos con quien co-gobierna en San Pablo) para construir un dique que impida la aprobación de las reformas que proponga el gobierno.
Algo que preocupa al entorno de Lula es el vínculo que Bolsonaro tiene con militares y policías. El líder del Partido de los Trabajadores tiene la certeza de que la cúpula militar fue parte de la estrategia para la toma de Brasilia y existe preocupación a una posible reacción de los uniformados desplazados por el Gobierno que siguen identificándose con Bolsonaro.
Como sea, la vuelta de Bolsonaro a Brasil lo ubica el principal adversario a Lula en un escenario donde las dificultades para avanzar reformas sociales y económicas se chocan con un posible e inminente fin de la luna de miel con la sociedad.