Opinión

La incongruencia del "Plan C"

El discurso de López Obrador en defensa de la democracia no tiene un ápice de congruencia.

El Presidente Andrés Manuel López Obrador acaba de presentar esta semana su denominado "Plan C" derivado de su fallida reforma electoral -que tenía por objetivo prácticamente dejar morir de inanición al INE- y ante la suspensión del "Plan B" por parte del Ministro Javier Laynez, quien admitió a trámite las controversia constitucional que interpuso el mismo Instituto y con ello suspendió la aplicación de las reformas aprobadas por el Congreso.

Sin embargo López Obrador da muestra nuevamente de una profunda incongruencia de sus actos que además fortalece mucho más a esas voces que lo califican de dictador y de querer perpetuar su movimiento en el poder.

Es menester mencionar que ahora el "Plan C" presidencial consiste en un llamado para "que no se vote por el bloque conservador, para que siga la transformación ni un voto a los conservadores".

Honestamente cuesta trabajo entender por qué el Presidente, de entrada, viola la ley sin ningún tipo de reparo, pues en su calidad de titular del Ejecutivo incurre en una ilegalidad al llamar a no votar por la Oposición, pues así lo establece la reforma electoral de 2007.

Además, el Mandatario está utilizando recursos públicos en una conferencia de prensa oficial para tratar de influir en los comicios, ya sea los de este año en Edomex y Coahuila y los del 2024.

Pero lo más preocupante quizá es el fondo del asunto: López Obrador da nueva cuenta de una inclinación absolutista al omitir que en las democracias es necesario el respeto a las minorías, pues siempre deben existir contrapesos y ese afán del Presidente de desacreditar a opositores, instituciones, ciudadanos, jueces y ahora hacer un llamado al voto a su movimiento, parecen pintarlo de cuerpo entero en el último tramo de su mandato.

El preciarse de tener votaciones unánimes o abrumadoramente mayoritarias no son parte de los sistemas democráticos, sino más bien están más cerca de regímenes autoritarios como el de Cuba, en el que sólo hay un partido que siempre gana las "elecciones".

De allí que el discurso de López Obrador en defensa de la democracia no tenga un ápice de congruencia, pero no solamente eso, sino que pretende dinamitar las instituciones establecidas como el INE e INAI y ahora enfila ferozmente sus baterías contra el Poder Judicial en unos movimientos que hacen pensar que el Mandatario no pretende dejar piedra sobre piedra.

Nada bueno puede resultar para el País del debilitamiento de instituciones, estrategia que López Obrador está ejecutando y al parecer poco a poco está dando resultados, por ello son muchas las personas que han levantado la voz para advertir de estos peligros antes y durante la actual administración, pero sobre todo en la recta final, pues el camino de la democracia en México cada día se hace más angosto.

Twitter: @campudia