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El golpe a la salud de McConnell beneficia a Trump y profundiza la crisis del establishment republicano

El líder opositor en el Senado, enemigo declarado del ex presidente, se cayó y sufrió una conmoción cerebral. Los eventuales sucesores no están a su altura.

La hospitalización del líder republicano en el Senado, Mitch McConnell, después de un tropiezo en el hotel Waldorf Astoria de Washington esta semana, generó enorme preocupación en el Partido Republicano y precipitó un proceso que estaba solapado hasta el momento. Enemigo público y permanente de Donald Trump, McConnell acaba de cumplir 81 años y es uno de los exponentes más destacados de la gerontocracia que gobierna Estados Unidos. Pero además es uno de los hombres fundamentales del establishment partidario que rechaza al otra vez candidato presidencial republicano.

En un escenario de polarización que se encamina a reeditar una confrontación entre Trump y Joe Biden en 2024, el caso del senador republicano que lidera a los republicanos no desentonaba y era uno más entre la liga de dirigentes que no quiere retirarse. Sin embargo, el tropiezo que derivó en una conmoción cerebral por la que McConnell debió ser internado sacudió al bloque republicano en el Senado y generó una enorme desorientación entre los senadores que lo tenían como jefe ante un escenario doblemente incierto.

El líder del Senado vuelve a desafiar a Trump y escala el conflicto con el establishment partidario

McConnell había asistido en el Waldorf Astoria a una recepción del Fondo de Liderazgo del Senado, el súper PAC al que está afiliado y desempeñó un papel importante en las últimas elecciones con $290 millones invertido en la campaña. El golpe a su salud no solo provoca dudas sobre el futuro liderazgo de la conferencia republicana sino que tiene impacto en la grieta interna del partido.

La conmoción cerebral por la que McConnell debió ser internado sacudió al bloque republicano en el Senado y generó una enorme desorientación entre los senadores que lo tenían como jefe ante un escenario doblemente incierto. 

La relevancia de McConnell es múltiple. Un día antes de su internación, había desempeñado un papel clave para la gran victoria republicana de la semana, cuando los miembros de su partido forzaron a Biden y a los demócratas a respaldarlos en el bloqueo del proyecto de ley contra el crimen del Distrito de Columbia.

McConnell y Trump, distanciados sin retorno. 

En enero, el senador de Kentucky se convirtió en el líder de partido con más años en el cargo en la historia del Senado. Desde 2005, conduce la conferencia republicana en el Senado desde 2005 y salió indemne de una serie de episodios claves como el crack financiero de 2008, el llamado abismo fiscal de 2012, los dos juicios de destitución de Trump y el ataque al Capitolio.

McConnell se cayó después de asistir a una cena privada en el Waldorf Astoria en Washington y sus colaboradores tuvieron que llamar a una ambulancia para que lo trasladara al hospital. La oficina de McConnell reveló el jueves a la hora del almuerzo que estaba siendo tratado por una conmoción cerebral y que permanecería en el hospital durante unos días de observación y tratamiento.

 Aunque no se pronunció sobre el caso, Trump debe haber festejado en silencio la caída de McConnell. El veterano senador es uno de los adversarios de mayor peso que el ex presidente tiene dentro del partido. 

Aunque no se pronunció sobre el caso, Trump debe haber festejado en silencio la caída de McConnell. El veterano senador es uno de los adversarios de mayor peso que el ex presidente tiene dentro del partido: representa a la ortodoxia republicana que rechaza el negacionismo de Trump y busca, en forma desesperada, un candidato para reemplazarlo. Durante todo el período que llevó a las midterms de noviembre pasado, los cruces entre McConnell y Trump por los candidatos y el financiamiento de campaña fueron reiterados. Antes, en el otoño de 2021, había rechazado la presión de Trump y había proporcionado 11 votos republicanos claves para allanarle a Biden la aprobación de la ley que aumentaba el límite de la deuda.

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Si McConnell diera por algún motivo un paso al costado, dejaría un vacío enorme para los republicanos en el Parlamento. No existe un líder que pueda reemplazarlo o que sea considerado a su altura por las distintas facciones que conviven en el Senado. De todas maneras, hay tres nombres que ya circulan como eventuales sucesores. El líder republicano del Senado, John Thune (SD), el ex líder republicano del Senado, el texano John Cornyn (Texas), y el presidente de la Conferencia Republicana del Senado, John Barrasso, que pertenece a Wyoming, el mismo distrito en el que cayó derrotada en primarias Liz Cheney.

La última vez que McConnell fue desafiado, apenas unos días después de la derrota republicana en las elecciones para el Senado, aplastó al expresidente del Comité Senatorial Republicano Nacional Rick Scott por 37 a 10.