Elecciones

 Disciplina cordobesa

La construcción del frente electoral peronista en Córdoba se endurece y monta sobre el verticalismo. El lenguaje simbólico es el elegido por la conducción para comunicar decisiones que frustran aspiraciones personales. Mientras tanto, Juntos ahorra en sutilezas.

El peronismo entraña en su naturaleza una premisa de valores verticales: "Primero la patria, después el movimiento y finalmente los hombres" reza una de sus máximas. Es además un movimiento personalista en la detentación del poder: "el que gana conduce, el resto acompaña".

Esta disciplina que soporta cualquier militante peronista, en esta instancia, es el resorte principal del oficialismo cordobés para capitalizar una ventaja en el armado electoral respecto de la coalición opositora.

Primero. Pensemos en la dificultad y él estrés que significa el armado de una fuerza para el peronismo donde confluyen dos jefes. Ese nudo, que parecía enredar la estrategia, fue hábilmente desatado.

La conducción del peronismo hoy se hamaca sobre dos figuras de liderazgo, dos jefes que negocian y convienen decisiones muchas veces con premisas disimiles y resoluciones frustrantes.

En la semana nos encontramos con dos acontecimientos de hondo espíritu simbólico -y vuelvo a la simbología como herramienta casi lingüística de la conducción Llaryorista-.

Primero, el acuerdo de Llaryora con Martín Gill (hombre del Frente de Todos e intendente de Villa María) facilita la construcción con e integra un espacio que nunca antes había incluido el oficialismo cordobés -Frente de Todos-, ganando territorio y fuerza en la dirigencia del peronismo.

Además, el viernes, el intendente de Río Cuarto - quien como expresé en notas anteriores, sería la opción natural para secundar la formula a la gobernación, teniendo en cuenta el peso territorial que significa el sur para la campaña- recibió al presidente de la Bolsa de Comercio de Córdoba, abanderado del círculo rojo provincial, Manuel Tagle. Al final del encuentro, Tagle se refirió a una posible formula Llaryora-Llamosas como muy competitiva y destacó las cualidades de ambos dirigentes en sus respectivas gestiones.

Mientras tanto en la ciudad de Córdoba todo parece estar resuelto. Passerini será el candidato a intendente del oficialismo. Esta decisión se comunicó de manera pública, también apelando a la simbología, en un acto organizado por "Fogón Peronista" del que participaron dos dirigentes sumamente allegados al intendente, Juan Manuel Cid e Ignacio Aresca. Esa decisión fue tomada conjutnamente por el gobernador e intendente.

La carrera dentro de la orgánica que ostenta el viceintendente lo califica como el mejor candidato del partido, como así también su imagen pública. Es importante destacar que por Constitución, Passerini solo podrá ocupar un mandato, lo que sirve como estímulo para quienes aspiran a ese cargo en el armado de cara a las próximas elecciones ejecutivas para sucederlo.

La figura de Miguel Siciliano, que porta un gran peso territorial, es importante en esta configuración. Su discurso es conciliador respecto de la decisión que tomó el partido: destaca que más allá de su vocación hay algo más grande y eso es la gobernación.

En la vereda del frente Juntos por el Cambio presenta un radicalismo envalentonado tras la victoria en La Pampa. Un Luis Juez desconfiado ya puso plazo para la toma de una decisión y ese es el mes de febrero. Si no se resuelve antes, se lanzará como candidato por fuera de Juntos y entonces la provincia será un paso mucho más sencillo para el oficialismo.

Disciplina.