Opinión

Cada cual atiende su juego

Celac cerró una cumbre sin consenso en los temas importantes. Las prioridades de Lula y la idea de revivir Unasur.

No hay ningún funcionario de Lula que no hable de Sudamérica como la gran zona de influencia brasileña. Esa es, citando el ex canciller brasileño Celso Lafern, la identidad internacional de Brasil. Su hegemonía y liderazgo depende de la capacidad de articular a ese gran universo que Lula supo conducir a principios de los 2000 y desde donde diseñó la Unión de Naciones Sudamericanas con el apoyo de Néstor Kirchner y Hugo Chávez en 2007. No existe el Caribe ni América del Norte.

Es por eso que, a pesar del regreso triunfal a la Celac, la prioridad estará puesta en otro lado. Las razones de esto tienen que ver con la idiosincrasia del liderazgo de Brasil, desde donde se proyecta como potencia regional y un perfil caracterizado por no compartir su liderazgo. 

En Celac tiene a México como competidor natural. AMLO practica un juego de roles, cuanto más moderado se muestre Lula más radicalizadas son sus posiciones. El debate sobre la crisis peruana es un ejemplo de eso, donde el mexicano pidió lisa y llanamente la liberación de Castillo, algo que ninguno de los presentes se animó a decir de forma taxativa. 

AMLO pidió la libertad de Pedro Castillo y presiona para que la Celac se pronuncie contra la represión de Boluarte

La postura de AMLO es cómoda, habla desde sus mañaneras o enviando un video en el patio del Palacio de Gobierno. No tiene intereses cruzados que dificultan las miradas simplistas. Lula tiene que caminar en el barro de una región convulsionada, polarizada y en disputa y en un mes será el anfitrión de la cumbre del Amazonas en la que se debatirán asuntos medioambientales, políticos y sociales. De la reunión participarán Brasil, Colombia, Perú y Francia (por su colonia, la Guyana Francesa). Pedir la renuncia de Dina Boluarte o no reconocer a su gobierno podría en jaque la presencia de un país importante en un tema que se debate entre las miradas soberanistas y las globales. "No podemos reunir a los países del Amazonas y que no venga Perú pero sí Francia, es una locura", reflexionó alguien que trabaja en la organización encuentro. 

La postura de AMLO es cómoda, desde sus mañaneras o enviando un video en el patio del Palacio de Gobierno. No tiene intereses cruzados que dificultan las miradas simplistas. Lula tiene que caminar en el barro de una región convulsionada, polarizada y en disputa

Lula apuesta a su capacidad para negociar, quizás uno de sus mayores atributos. Apela a esa cualidad para lograr apoyos en el Congreso, disciplinar las Fuerzas Armadas e intervenir en los problemas de su vecindario. 

Fue la estrella de la cumbre de un organismo que camina hacia la instrascendencia. Supo cumplir roles específicos en momentos puntuales, una maniobra táctica utilizada por liderazgos  que necesitaban protagonismo. Lo hizo Chávez para tensar la relación con Estados Unidos y la OEA en 2011, AMLO ante la ausencia de Brasil en medio de la pandemia y también en momentos acalorados con Joe Biden y Luis Almagro y Alberto en su idea de construir un perfil que pretendió parecerse a Néstor Kirchner en la Cumbre de las Américas de 2005, sin lograrlo. 

Más allá de objetivos lógicos que pueden verse en los 111 puntos del documento final y que se repiten en otros ámbitos regionales, interamericanos o globales, Celac no tiene mucho más para ofrecer y la presidencia de San Vicente y las Granadinas, sin desmerecer la capacidad política de su premier Ralph Gonzales, es la confirmación de un año en el que el organismo pasará desapercibido. 

En la reunión de Buenos Aires no pudieron alcanzar consensos básicos ni una declaración para problemas muy puntuales como la crisis política en Perú, la crisis migratoria en Venezuela o los presos políticos de Nicaragua. "Con la Unasur tratamos temas picantes y varios países casi rompen relaciones. Lo resolvimos y avanzamos", cuenta un nostálgico de esos tiempos. 

Lula viene a enterrar la Celac para licuar el liderazgo regional de AMLO

"En su corta existencia, Unasur intervino en la liberación de presos de las FARC, resolvió una crisis entre Colombia y Venezuela, evitó la ruptura de relaciones de Ecuador y Colombia tras un bomberdeo a las FARC en territorio ecuatoriano y frenó un golpe de estado en Bolivia en 2008 y en Ecuador en 2009. Ahora no pudieron ni escribir un párrafo sobre Perú", continuó. 

En su corta existencia, Unasur intervino en la liberación de presos de las FARC, resolvió una crisis entre Colombia y Venezuela, evitó la ruptura de relaciones de Ecuador y Colombia tras un bomberdeo a las FARC en territorio ecuatoriano y frenó un golpe de estado en Bolivia en 2008 y en Ecuador en 2009. Ahora no pudieron ni escribir un párrafo sobre Perú

Es por eso que Lula no pondrá nada de su energía para conducirla. Lo que tiene en mente es una integración que no se muera en los discursos sino que resuelva y sea tangible. Como hizo Fernando Henrique Cardoso cuando impulsó un instituto de integración en el Mercosur anclado la infraestructura, Lula quiere revivir un proyecto del que en esta tercera vuelta tiene la vocación de invertir los recursos que en sus dos mandatos anterior y en los 5 años de Dilma no estuvo dispuesto a realizar, cuando conspiraron en contra del Banco del Sur en favor del BNDES. 

La cumbre de la Celac no tuvo discusión energética. ¿Es posible una integración sin ese costado? Es evidente que no, dejar afuera ese debate es asumir que a la integración regional como una retórica y resignarse a la testimonialidad y la cáscara vacía. No pareciera algo que Lula busque en este tramo final de su vida. 

Celac ya no importa tanto desde el momento en el que México prioriza el T-MEC, Brasil el Mercosur y Colombia la Comunidad Andina de Nacional. La regionalización de las estructuras es el camino lógico cuando no hay centro estratégico. Cada cual atiende su juego. 

Ahora, dicen, es diferente. Lula quiere trabaja  para un nuevo espacio para procesar las crisis que nadie está dispuesto a discutir, sea Unasur u otro nuevo con Argentina con auxiliar de su conducción estratégica. En ese universo es amo y señor, no comparte conducción y maneja los tiempos. La Celac, para él,  fue solo una buena bienvenida.