Aborto

Garriga presiona al PP con la salida de Vox de Castilla y León pero Mañueco se niega a romper la coalición

El secretario general del partido ultra admitió que tendrán que "revisar la opción de seguir o no en el gobierno". El presidente autonómico tacha de desleal a su vice pero no llamará a elecciones adelantadas.

 Ignacio Garriga sugirió esta mañana que si el PP no aplica el protocolo antiaborto de Juan García-Gallardo, Vox romperá el gobierno de Castilla y León. "Llegará un momento de establecer un balance del cumplimiento de los acuerdos que se llegaron antes de la investidura, y si no se cumplen, tendremos que revisar ese acuerdo y revisar la opción de seguir o no en el gobierno", lanzó el secretario general de la formación.

En la entrevista con Gemma Nierga en La 2 y Ràdio 4, el también líder de Vox en Cataluña dijo que esperaba que los populares llevaran "a término" el acuerdo con su partido. Garriga no mencionó al presidente de la Junta de Castilla y León, Alfonso Fernández Mañueco, lo que se interpreta como un pulso entre Santiago Abascal y Alberto Núñez Feijóo.

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El presidente de Vox quiere dejarle en claro al dirigente gallego que no podrá llegar a Moncloa sin el partido ultra. La propuesta de García-Gallardo, tachada de desleal por Mañueco, está acaparando la discusión pública y le da al PSOE la excusa para arremeter contra Feijóo. Abascal amenaza con desestabilizar el gobierno autonómico a pocos meses de las elecciones y le permite mostrarse como una opción más dura al votante de derechas.

El secretario general de Vox, Ignacio Garriga, y la periodista Gemma Nierga.

Pero el entorno de Mañueco ha confirmado que pese a la falta de comunicación con García-Gallardo -el vice de la Junta dice que no hay diálogo desde el jueves pasado, cuando anunció el protocolo-, no está en los planes del mandatario castellanoleonés expulsar a Vox del gobierno y forzar unos comicios anticipados. Tampoco está dispuesto a aceptar la exigencia de Vox, aunque se desconoce si realmente había un preacuerdo sobre el asunto entre las dos formaciones.

La propuesta de García-Gallardo, tachada de desleal por Mañueco, está acaparando la discusión pública y le da al PSOE la excusa para arremeter contra Feijóo. Abascal amenaza con desestabilizar el gobierno autonómico a pocos meses de las elecciones y le permite mostrarse como una opción más dura al votante de derechas

Desde el PP han salido a denunciar "sobreactuación" del Ejecutivo central de Pedro Sánchez y por lo bajo aseguran que es una estrategia "desesperada" de los de Abascal ante el crecimiento de los populares en las encuestas y el supuesto giro a la moderación de Feijóo. El problema es que, sin una mayoría necesaria, Vox aparece como la única opción para gobernar.

El vicepresidente de la Junta de Castilla y León, Juan García-Gallardo.

Feijóo proyecta el apoyo de PNV, Teruel Existe, Coalición Canaria, Partido Regionalista Cántabro y UPN en el Congreso de los Diputados en caso de acercarse a una mayoría propia. Mañueco no cuenta con esa posibilidad porque cuanta con 31 diputados frente a los 28 del PSOE. Vox es el tercer partido con 13 legisladores. Unión del Pueblo Leonés, Soria ¡Ya!, Por Ávila, Unidas Podemos y Ciudadanos, juntos, no llegan a la cantidad de diputados del partido ultra, es decir, el presidente popular carece de alternativa.

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Mañueco no quiere resignar su gobierno porque considera que ha avanzado sin sobresaltos hasta la irrupción de García-Gallardo. El primer paso es recomponer la relación y llegar a algún punto intermedio para cumplir el plan de Vox sin entrar en conflicto con la legislación vigente y exponer al PP como una partido conservador capaz de atacar un derecho ya consagrado.