Nueva York

Con impulso de Adams, la industria del cannabis vive un boom inédito en Nueva York

Abrió el primer dispensario legal. Los emprendimientos florecen con apoyo estatal y la ciudad aumenta sus ingresos fiscales. Las comunidades postergadas podrían beneficiarse.

Después de vivir décadas de arrestos por cannabis, Nueva York está dando un giro en su relación con la marihuana con políticas que no sólo despenalizan su uso, sino que generan toda una floreciente industria alrededor. En los últimos años, es habitual escuchar el comentario del visitante de la Gran Manzana que dice que la ciudad huele a marihuana. Prolifera la venta de productos a base de cannabis en cualquier esquina. Incluso la icónica Times Square se ha transformado en una curiosa mezcolanza de turistas, hombres araña que ofrecen selfies y vendedores ambulantes de productos a base de cannabis.

En medio del boom que vive Nueva York, acaba de abrir en Manhattan el primer dispensario legal de canabis en el estado, Housing Works, con un exito notorio y colas que daban la vuelta a la manzana de gente entusiasmada por este nuevo mega establecimiento. Con esta apertura, se marca un hito en los esfuerzos municipales por crear la industria del cannabis y se da un paso más en una industria en auge. Pero la inauguración también representa un nuevo capítulo para los más perjudicados por las políticas fallidas del pasado, y es precisamente el foco que la administración Adams le pretende dar a las comunidades marginales.

El mercado legal del cannabis tiene el potencial de ser una gran ayuda para la recuperación económica de Nueva York: crear nuevos puestos de trabajo, generar riqueza en comunidades históricamente desatendidas y aumentar los ingresos fiscales estatales y locales.

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La vicealcaldesa de Desarrollo Económico y Laboral, Maria Torres-Springer fue muy clara: "Continuaremos con nuestros esfuerzos para educar a los operadores sin licencia sobre la ley y responsabilizar a los que no siguen las normas. Estamos orgullosos de celebrar este momento significativo con Housing Works, los legisladores y los defensores que hicieron posible este día".

Torres-Springer hablaba en clave económica al resaltar cómo la economía de la Ciudad de Nueva York se ha reinventado a sí misma a medida que los neoyorquinos emprendedores adoptan regularmente nuevas industrias y oportunidades. En su discurso, también hizo crítica a las administraciones precedentes y su uso de la policía y las leyes anti droga que criminalizaron a la población afroamericana de manera específica. ¨Debemos estar atentos para abordar los errores de las políticas anteriores, asegurándonos de que las comunidades que se han visto más afectadas por la ‘guerra contra las drogas' se beneficien más de esta industria en crecimiento", insistió la vice alcaldesa.

El mercado legal del cannabis tiene el potencial de ser una gran ayuda para Nueva York: crear nuevos puestos de trabajo, generar riqueza en comunidades históricamente desatendidas y aumentar los ingresos fiscales estatales y locales.

La guerra contra las drogas a la que hace referencia Torres-Springer amplificó la represión de los narcóticos y puso a la marihuana en el punto de mira. Esa política sirvió a menudo como puerta de entrada para que la policía registrara y arrestara a personas, introduciéndolas en el sistema de justicia penal a través de huellas dactilares o castigos penales. La mayoría de las veces esas personas eran neoyorquinos afroamericanos.

Cientos de personas hacen cola para asistir a la inauguración del primer dispensasario legal de cannabis en Nueva York.

Pero el enfoque de la aplicación de la ley sobre el cannabis ha cambiado de manera significativa durante los últimos 30 años. Este giro empezó en 1977, cuando los legisladores estatales tomaron medidas para revisar las sanciones por marihuana, despenalizando la posesión. En 2021 se promulgó la Ley de Regulación e Impuestos sobre la Marihuana y hoy en día, los arrestos por cannabis son casi inexistentes en la ciudad.

Una razón importante de la disminución, además de la legalización, puede atribuirse a las regulaciones del consumo público. A diferencia de otros estados, Nueva York ha adoptado el cannabis en público. Esencialmente, si a una persona se le permite fumar un cigarrillo, puede hacer lo mismo con el cannabis.

Según el comisionado del Departamento de Servicios para Pequeños Empresas de NY, Kevin D. Kim, se trata de una política virtuosa: "Desde el primer día, esta administración ha hecho de la equidad un enfoque principal de la recuperación económica de la ciudad de Nueva York, con las pequeñas empresas en el centro de este esfuerzo", dijo Kim. "La industria del cannabis tiene el potencial de respaldar hasta 24,000 nuevos puestos de trabajo y generar más de $1300 millones en ventas anuales, y tenemos la responsabilidad de garantizar que las semillas de esta creciente industria se siembren en las comunidades más perjudicadas por la prohibición del pasado", añadió el comisionado.

Tenemos la responsabilidad de garantizar que las semillas de esta creciente industria se siembren en las comunidades más perjudicadas por la prohibición del pasado.

Nuevamente Nueva York busca ser el centro mundial. En esta ocasión, desde la administración Adams se busca ser número uno para la excelencia de la industria del cannabis en educación y equidad en los negocios, la ciencia y la cultura. Incluso existe un departamento llamado Cannabis NYC, que selecciona recursos y servicios comerciales específicos del cannabis para todos los neoyorquinos interesados en el desarrollo de la fuerza laboral y el espíritu empresarial relacionado con esta industria.