Ley trans

Sánchez le gana el pulso a Carmen Calvo y le castiga por romper la disciplina de voto

Se enfrenta a una multa simbólica de 600 euros. En Moncloa no perdonan que haya intentado bloquear la ley con la ayuda de otros diputados. La exvicepresidenta se mantiene firme y dice que se hace cargo de su voto.

 Carmen Calvo fue la única diputada socialista que desobedeció a Pedro Sánchez y se abstuvo durante la votación de la ley trans en el Congreso. La exvicepresidenta primera será ahora expedientada, un castigo más simbólico que otra cosa -la multa máxima que estipula el PSOE es de 600 euros-, pero que marca la ruptura con el presidente y líder del partido. En Moncloa generó malestar la actitud de Calvo de entorpecer la norma y azuzar las rispideces con los socios de Unidas Podemos.

Sánchez había dado la orden de no presentar enmiendas a la ley trans, pero los diputados del grupo socialista introdujeron cambios con la excusa de que el PP podría recurrir la legislación en el Tribunal Constitucional, como adelantó en su momento LPO. Detrás de esa jugada estaba Calvo y el grupo de feministas socialistas de la "vieja guardia" que se oponen a la autodeterminación de género. Avanzar en esa línea equivalía a desafiar al propio presidente.

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El PSOE apenas había discutido los lineamientos del proyecto, replicado en algunas comunidades autónomas y con el visto bueno del Ministerio de Igualdad en épocas de Calvo. Para Sánchez, la discusión abierta por la ley trans desgastó al partido cuando estaba en juego una pulseada mayor con la oposición por el Código Penal. Además, el desacato implicaba un deterioro con los morados.

La ministra de Igualdad, Irene Montero, festeja la aprobación de la ley trans. 

Desde Moncloa advirtieron a los seguidores de Calvo y los diputados tomaron nota: las enmiendas no pasaron en la comisión de Igualdad, la última instancia que les quedaba para lavar la ley. Sánchez ya había dado el golpe sobre la mesa, es decir, el proyecto vería la luz a fin de año como parte del acuerdo de coalición con Podemos. El presidente se puso del lado de Irene Moreno, aunque en el fondo flotaba la insubordinación que intentó Calvo hasta último minuto. 

Desde Moncloa advirtieron a los seguidores de Calvo y los diputados tomaron nota: las enmiendas no pasaron en la comisión de Igualdad, la última instancia que les quedaba para lavar la ley. Sánchez ya había dado el golpe sobre la mesa, es decir, el proyecto vería la luz a fin de año como parte del acuerdo de coalición con Podemos

Calvo admitió que no estaba de acuerdo con el texto y dijo que se haría cargo, consciente del expediente que se avecinaba. Lo cierto es que la titular de la Comisión de Igualdad quedó sola y aislada. Ningún compañero de bancada se abstuvo, algunos sí evitaron aplaudir tras la aprobación, pero todos acataron la orden de Patxi López. "Ha habido tensión y ahora toca pasar de página", dice una fuente del grupo socialista a LPO. 

No son pocos los socialistas que se desorientaron con el giro de Calvo, sobre todo por la defensa histórica del partido de los derechos LGBT, la división que se originó en el movimiento de mujeres y la salida del PSOE de Carla Antonelli, la primera diputada trans de España, una línea roja para los que dudaban de la ley. Más allá de la ley, la pregunta es cómo será el futuro de Calvo dentro del grupo socialista.

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A diferencia de Odón Elorza, que debió pagar los 600 euros de multa por rechazar la elección de Enrique Arnaldo como magistrado del Tribunal Constitucional propuesto por el PP, Calvo intentó bloquear una ley que Sánchez necesitaba que se aprobara y tentó a varios diputados. La exvice es una mujer de peso dentro del PSOE, pero se ha jugado poder en la batalla por la ley trans.