Finanzas

El banquero oculto que trabaja para Musk busca sacar a su jefe de la encerrona de Twitter

El financista Jared Birchall es la mano derecha del dueño de Tesla. Con pasado en Merril Lynch y Morgan Stanley, recluta inversores para que el multimillonario no pierda plata.

Aunque pocos le conocen la cara, o precisamente por eso, Jared Birchall es la mano derecha de Elon Musk y tiene a su cargo las misiones más importantes del multimillonario que fundó Tesla.

Birchal es un financista que trabajó para Morgan Stanley y se ocupa desde hace seis años de cuidar las finanzas de uno de los hombres más ricos del planeta. Considerado por el mundo de los negocios como la persona de mayor confianza y mayor jerarquía que tiene Musk a su lado, el director gerente de la oficina familiar de Musk está buscando en los últimos días de manera sigilosa encontrar la piedra movediza que le permita a su jefe salir del laberinto en el que parece haberse metido con la compra de Twitter.

Según la agencia Reuters, el administrador de dinero de Musk se acercó a posibles inversionistas y ofreció acciones de Twitter al mismo precio que el magnate pagó para adquirir la empresa en octubre: 54,20 dólares. La cifra da cuenta del problema en el que está Musk. A medida que los usuarios se amotinan, los anunciantes huyen y se avecinan los pagos de deudas, el provocador empresario que no oculta su adhesión al Partido Republicano se desespera por encontrar inversores para evitar lo que hasta el momento parece haber sido un pésimo negocio. 

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El encargado de semejante tarea es un banquero que actúa de manera opuesta a Musk y casi no se deja ver en público. Quienes lo conocen sostienen que sus formas diplomáticas y moderadas son el complemento tan perfecto como esencial del impulsivo multimillonario. Con modos opuestos a los de Musk, Birchall trabaja para incrementar la fortuna de su jefe y la suya propia.

"En las últimas semanas, hemos recibido numerosas solicitudes para invertir en Twitter", escribió Birchall a los inversores en un correo electrónico, que fue difundido por el sitio especializado Semafor. "En consecuencia, nos complace anunciar una oferta de acciones de seguimiento para acciones ordinarias al precio y los términos originales, con el objetivo de cerrar el año", agregó.

Birchall ofreció acciones de Twitter al mismo precio que pagó Musk para adquirir la empresa en octubre. A medida que los anunciantes huyen, el provocador empresario se desespera por encontrar inversores que lo salven de lo que parece haber sido un pésimo negocio.  

Ross Gerber, presidente y director ejecutivo de Gerber Kawasaki Wealth & Investment Management, dijo a Reuters que un representante de Musk se puso en contacto con él para ofrecerle más acciones al mismo precio que Musk pagó en octubre. Gerber es un accionista de Tesla que dijo haber invertido menos de $1 millón en la adquisición original de Twitter por parte de Musk y confirmó que lo contactaron el jueves por la noche. Gerber afirmó que lo está considerando, pero quiere tener una idea más clara de cuál es el plan. "Se podría argumentar que ha creado valor o destruido valor en Twitter. Es difícil saberlo en este momento", dijo.

Fue Birchall el que contactó a Gerber así como lo hizo con potenciales inversores que podrían convertirse en la llave que necesita Musk para zafar del problema en el que está metido. La encuesta que el dueño de Tesla publicó en las redes sociales en las últimas horas, para que los usuarios opinen sobre si debe vender o quedarse con Twitter, confirma que su estadía en la red del pajarito no resulta sencilla. La misión de Birchall tampoco lo es: no sobran inversionistas dispuestos a pagar lo mismo que pagó Musk por una empresa que no para de perder usuarios y prestigio.

Mormón y miembro de la Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días, Birchall ya había cumplido un papel clave cuando ayudó a Musk a reunir los 44.500 millones de dólares para comprar Twitter. Según la agencia Bloomberg, su función era interactuar con Wall Street para alinear los préstamos que eran clave para asegurar el trato. Pero Musk se endeudó en $13 mil millones para quedarse con Twitter y se estima que esa deuda generará pagos de intereses de alrededor de $1 mil millones por año. Por eso, Musk volvió a vender acciones de Tesla y se muestra desesperado por encontrar una salida.

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Birchall es un financista de larga trayectoria que se formó en Goldman Sachs. En el año 2000, se incorporó al grupo de banca privada e inversiones de Merrill Lynch, donde atendía a clientes con por lo menos 10 millones de dólares en activos. Tras una década en Merrill, de donde fue despedido en 2010, Birchall pasó dos meses después a Morgan Stanley y, finalmente, en 2016, Musk le fichó para dirigir Excession, una firma de asesoría financiera y de administración patrimonial que apoya a familias de patrimonios multimillonarios.

Mormón y miembro de la Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días, quienes conocen a Birchall sostienen que sus formas diplomáticas y moderadas son el complemento tan perfecto como esencial del impulsivo multimillonario. 

De acuerdo al portal Business Insider, Morgan Stanley ciertamente se ha beneficiado de una larga historia de trabajo con Musk. La correduría comenzó a extender préstamos al CEO de Tesla en mayo de 2011, según las presentaciones de la Comisión de Bolsa y Valores, garantizados por sus acciones del fabricante de automóviles eléctricos.

En diciembre de 2018, Musk obtuvo 61 millones de dólares (62 millones de euros) en hipotecas sobre 5 propiedades en California, todas con Morgan Stanley, según las escrituras registradas. Su saldo pendiente con Morgan Stanley ascendía a 287 millones de dólares (291 millones de euros) al 4 de diciembre de 2020, de acuerdo con una presentación de Tesla ante la SEC.