Demócratas

La generación clave

Los datos confirman que los jóvenes no basan su voto en la economía y fueron fundamentales en las elecciones. Biden salió fortalecido pero no tiene mucho tiempo.

El Presidente Joe Biden, un político que tiende a ser subestimado por su oposición y por su propio partido, se siente fuerte de nuevo. En las elecciones de medio término, el partido demócrata ganó la mayoría en el senado y no perdió la mayoría en la cámara baja por el margen que los estrategas republicanos, y muchos analistas independientes, habían calculado.

El partido de Biden superó las expectativas en los resultados para el congreso y en las victorias de los candidatos demócratas a la gobernación en cuatro estados claves (Arizona, Michigan, Pennsylvania, y Wisconsin). Sin embargo, ni el gobierno de Biden ni el partido demócrata tienen mucho tiempo para disfrutar esta inesperada victoria.

La primera razón por la que Biden no tiene mucho tiempo es porque la elección no ha terminado y el reto de gobernar en un país dividido va a ser aún más difícil a partir de enero 2023.

El 6 de diciembre hay una elección de segunda vuelta para elegir un senador federal que representará a Georgia, una contienda que puede dar más espacio de maniobra a los demócratas, con una mayoría de 51 senadores, o que podría dejar el senado una proporción de 50-50, una situación que implicaría que la Vice-Presidente Kamala Harris tendría que participar en las votaciones para romper el empate partidista.

La primera razón por la que Biden no tiene mucho tiempo es porque la elección no ha terminado y el reto de gobernar en un país dividido va a ser aún más difícil a partir de enero 2023.

Luego, en menos de dos meses, los republicanos van a tener el control de la cámara baja. Y más allá de una situación de gobierno dividido que equilibrará el balance de poder político en Washington aún más, es casi seguro que el partido conservador va a intentar utilizar el control de las comisiones de la cámara baja para lanzar una ofensiva contra la Casa Blanca.

Lo más probable es que esta ofensiva va a incluir un proceso de abrir investigaciones sobre supuestos actos de corrupción al hijo del presidente y un intento de controlar el presupuesto del gobierno federal, hasta el punto de que esta medida podría afectar la operatividad de programas gubernamentales importantes, como la asistencia internacional a Ucrania. En otras palabras, el país va a seguir dividido políticamente, limitando así las posibilidades de generar política públicas consensuadas y nuevos acuerdos para tratar los problemas del fondo.

La tercera razón porque el partido demócrata no tiene mucho tiempo para celebrar esta victoria es que la batalla para ganar la presidencia en 2024 comienza ya, y, a pesar de esto, el partido del presidente no tiene definido quién va a ser el candidato.

De hecho, el partido está dividido sobre si Biden, quién cumplió 80 años menos de dos semanas después de lograr el triunfo electoral el 8 de noviembre, debería lanzarse para la reelección.

Incluso, más allá de las inevitables peleas entre las diferentes facciones del partido sobre quién debería ser el candidato, hay una razón quizás menos obvia que podría complicar el proceso de resolver el problema de la candidatura.

Paradójicamente, la que pareciera ser una facilidad natural e innata de cualquier candidato demócrata, de movilizar a los votantes jóvenes que apoyan el derecho al aborto, y que rechazan categóricamente el trumpismo como fenómeno anti-demócratico, puede convertirse en un problema para el proceso de escoger al candidato del partido.

Si analizamos las tendencias de los votantes por grupo de edad, es evidente que hay una correlación positiva entre el sistema de valores culturales de la generación joven y sus preferencias electorales a favor del partido demócrata.

Basados en los resultados de las últimas tres elecciones, 2018, 2020 y 2022, los votantes jóvenes, definidos como electores quienes tienen entre 18 y 29 años, muestran una preferencia muy clara a favor de los demócratas. Tomando el promedio de estas tres últimas elecciones, los demócratas han ganado el voto joven por un margen de 30%.

En los comicios de 2018, 2020 y 2022, los votantes de entre 18 y 29 años, muestran una preferencia muy clara a favor de los demócratas. Tomando el promedio de estas tres últimas elecciones, los demócratas han ganado el voto joven por un margen de 30%.

A nivel nacional en las elecciones de este año, la participación electoral de este grupo joven fue de 27% mientras que si solamente examinamos aquellos 9 estados donde los resultados fueron reñidos, la participación fue de 31%. La participación de los jóvenes ha mostrado una tendencia de crecimiento en las últimas dos presidenciales, marcado por el salto de 11 puntos desde 2016, donde la participación fue de 39%, a 50% en 2020. Es importante notar que el promedio histórico está por muy por debajo del promedio de participación para la generación de 30 años o más.

Si para el análisis de los votantes expandimos el rango de edad de jóvenes para incluir votantes de 31 a 40 años de edad, entonces en la última elección, la de este año, los demócratas ganaron los votos del bloque joven por 18%. Para entender la importancia de esta tendencia, vale la pena subrayar que los votantes que tienen 40 años o más ven a los republicanos como el partido preferido. El partido republicano ganó este bloque por un poco más de 10 puntos.

Es decir, la generación joven fue la clave para Biden tanto en 2020 como en 2022, y, además, este grupo se ha convertido en el bloque electoral vital para el éxito del partido demócrata.

Según los estudios post-electorales, el 8 de Noviembre de 2022, el tema principal que motivó a los jóvenes a votar a favor de los demócratas fue el aborto, con este tema superando el tema de la inflación en importancia por 23%. En las otras cuatro categorías de edad, la inflación fue el tema de mayor importancia. Evidentemente, el factor de la amenaza que representa Trump para la democracia jugó un papel muy importante también.

Sabemos que de aquí a Noviembre 2024, el partido republicano no va a cambiar su posición al respecto del aborto y de que hay muy poca probabilidad de que el derecho al aborto vaya a ser restaurado a nivel federal por la vía de la Corte Suprema de Justicia. También sabemos que Trump puede ser el candidato y, además, si él no gana la candidatura, es probable que su presencia en la campaña vaya a forzar a los otros candidatos a tomar posiciones extremas. Por otro lado, va a ser muy difícil resolver el problema de la inflación antes de que empiece el ciclo electoral para las presidenciales de 2024, una situación que debería crear incentivos para que el partido demócrata invierta cada vez más recursos en sus estrategias de ganar la lealtad política de los jóvenes, un grupo que, según lo que muestran las encuestas, no vota basado en las condiciones económicas del momento.

En síntesis, los demócratas deberían poder ganar el voto joven de nuevo en 2024, sea quien sea el candidato, y esto implica de que la elección es ganable para cualquier candidato demócrata competente, no solamente para el presidente.

En fin, es válido que Biden se sienta fuerte, pero, paradójicamente, el éxito de su estrategia electoral abre el camino para un complicado proceso interno, con más candidaturas presidenciales dentro de su propio partido.