La guerra interna de Juntos en Tucumán, un caso testigo que encendió las alarmas de la Mesa Nacional

Larreta tuvo que mandar un enviado especial, ante la resistencia de los radicales a firmar la alianza con Alfaro. Preocupación en Córdoba y Neuquén.

La guerra interna de Juntos por el Cambio en Tucumán comenzó a preocupar a la Mesa Nacional del frente opositor, que no encuentra un mecanismo para resolver las disputas entre facciones en las provincias que no tienen primarias.

El lunes pasado la Mesa Nacional se reunió de manera virtual para analizar la situación de Juntos por el Cambio en las provincias, la estrategia frente a los cronogramas electorales provinciales, y la necesidad de implementar los mecanismos de selección de candidatos.

Tucumán se convirtió en un caso testigo de la falta de ordenamiento de Juntos en un distrito que no tiene primarias y que celebrará sus elecciones en mayo. Allí Juntos tiene a dos grandes candidatos. Uno es el intendente de San Miguel, el peronista Germán Alfaro, que es respaldado por Horacio Rodríguez Larreta. Otro es el diputado radical Roberto Sánchez, ex intendente de Concepción.

La situación en la provincia que gobierna el peronismo es alarmante para el PRO y los radicales. Cuando se hablaba de acuerdo se mencionaba la fórmula Alfaro gobernador-Sánchez vice, con el radical José Cano como candidato a intendente de San Miguel. Con este acuerdo, Alfaro no postulaba a su mujer, Beatriz Ávila, y cedía la municipalidad a los radicales a cambio de ser el único candidato a gobernador del espacio.

Eduardo Macchiavelli con Mariano Campero.

Pero ese acuerdo explotó cuando en los últimos días Sánchez se cortó solo y lanzó su propia fórmula junto a Sebastián Murga, presidente de la Sociedad Rural de Tucumán. En Juntos por el Cambio tomaron el anuncio como un gesto rupturista, ya que se hizo antes de que se defina la alianza y las internas para definir el candidato.

En Tucumán dicen que la movida tiene el aval de Mariano Campero, intendente de Yerba Buena. Campero no tiene sucesor en su municipio y temía que el PRO le saque la intendencia en una alianza con Murga y el candidato amarillo, Mariano Malmierca. Con el cierre de Murga con Sánchez, Campero se vio beneficiado para alejar esos fantasmas.

Los radicales no quieren ir a internas porque creen que Alfaro se las va a ganar y el intendente de San Miguel cree que Sánchez está muy cerca del gobernador peronista Osvaldo Jaldo. En este contexto de división total entre el PRO y la UCR, Larreta envió a uno de sus máximos colaboradores, Eduardo Macchiavelli, para que acercara posiciones con el sector de Sánchez.

El intendente de San Miguel de Tucumán, Germán Alfaro.

El jefe de gobierno porteño bajó la orden de firmar la conformación de la alianza el 14 de diciembre y definir las internas y padrones antes de febrero, ya que no habrá más tiempo hasta los comicios. Si los radicales no se presentan a firmar, Larreta llevará el tema a la Mesa Nacional de Juntos para que Gerardo Morales y Alfredo Cornejo den explicaciones. El propio Cornejo tuvo problemas para resolver la situación: cuando viajó en las últimas semanas a Tucumán para ordenar a su partido, recibió un plantón de Sánchez.

El caso de Tucumán es extensivo a otras provincias en las que no hay primarias para definir candidatos y que tendrán elecciones desdobladas de las nacionales. Los casos que más preocupan son los de Córdoba y Neuquén. En Córdoba no encuentran el mecanismo para definir quién compite entre Luis Juez y Rodrigo de Loredo. En Juntos creen que el sistema de encuestas para definir el candidato puede estar muy "operado". Y tampoco hay recursos y tiempo para organizar una interna.

En Neuquén, los radicales del sector de Martín Lousteau y Emiliano Yacobitti empujan a Pablo Cervi, pero el PRO tiene al diputado Francisco Sánchez como candidato.