Zelenski no cree en la retirada de Rusia de Jersón y pide no dar ventajas
Rusia confirmó este jueves que sus soldados están replegándose de la ciudad de Jersón, un día después de que el ministro de Defensa, Serguéi Shoigu, anunciara la retirada de la única capital de una región ucraniana bajo control de Moscú. Sin embargo, Kiev relativizó la decisión del Kremlin e informó que su contraofensiva continúa. "Nuestras emociones deben ser restringidas siempre durante la guerra", aseguró Volodimir Zelenski.
"El enemigo no nos da regalos, no hace gestos de buena voluntad", sostuvo el presidente ucraniano en alusión a las versiones que interpretaban la salida rusa de Jersón como un eventual paso previo a negociaciones de paz. Los aliados de Ucrania se mostraron más optimistas. El secretario general de la OTAN, Jens Stoltenberg, definió el repliegue ruso como "otra victoria para Ucrania".
Rusia sufre la mayor derrota desde el inicio de la guerra y se retira de Jersón
Mientras las tropas de Putin se preparan para la retirada, las de Zelenski recuperan la ciudad de Snihurivka, en la región de Mikolaiv, que se encuentra en dirección a Jersón. El Ejército ucraniano no quiere darle ninguna ventaja al enemigo. "Así como el enemigo se retiró de Kiev y de la provincia de Járkov, abandonó la isla de las Serpientes, la probable retirada de Jersón son el resultado de nuestras operaciones activas", afirmó el comandante en jefe Valery Zaluzhny.
"Hubo una contraofensiva ucraniana muy intensa, ambas partes sufrieron muchas bajas, y es una posición muy desventajosa para los que defienden estar con las espaldas al río con el riesgo de no poder evacuar cuando se necesite. Jersón es sin dudas una derrota en términos militares y por cómo se percibe la progresión del conflicto en Rusia", dice a LPO Andrei Serbin Pont, experto en Defensa y director de investigaciones de CRIES.
El presidente ruso Vladimir Putin.
Shoigu presenta la retirada "como parte de la estrategia militar". "No lo postulan como una derrota, sino como una decisión operacional y táctica. Analistas próximos a Moscú dicen que Rusia está buscando, con una pausa operacional, recuperar ciertas capacidades, reorganizarse y tener a los movilizados desplegados para lanzar una nueva ofensiva, pero Rusia ha pasado a estar a la defensiva. Cuando pasa esto, uno no define los tiempos, ni la dinámica del conflicto ni se puede avanzar sobre los propios objetivos estratégicos", explica.
Putin consuma la anexión ilegal de los territorios ocupados con un gran acto político
La suerte de Ucrania en el frente dio un giro cuando logró recuperar territorio en Járkov, una de las cuatro regiones ilegalmente anexionada por el Kremlin en septiembre, y en particular las estratégicas ciudades de Kupiansk e Izium, que servían como vía para garantizar los suministros a los soldados rusos. Kiev repitió el accionar en Jersón después de destruir los puentes que cruzaban el río Dniéper y cortaran las líneas de suministro.
Pero ahora el gobierno de Zelenski sospecha que el Kremlin apueste por concentrar los enfrentamientos en la región del Donbás, al este de Ucrania, donde se inició la guerra en 2014. "Ucrania considera que esto tiene que ver con la intencionalidad de Rusia de reorganizarse y lanzar una nueva ofensiva. Los ucranianos están en una situación muy difícil, el repliegue era una oportunidad de oro para asestarle un golpe fuerte a las fuerzas rusas, pero no saben si puede estar cayendo en una trampa y perder capacidades", dice Serbin Pont.
Según el medio independiente ruso Meduza, los funcionarios del Kremlin prepararon un libreto para justificar la mayor derrota sufrida por el país desde febrero. La prioridad, según la bajada de línea rusa y sin ningún asomo de ironía, es salvar la vida de la población civil y los solados. El jefe del Estado Mayor Conjunto de EEUU, Mark Milley, señalaba el miércoles que más de 100 mil soldados rusos murieron o fueron heridos desde el comienzo de la invasión y calculó el número de víctimas civiles ucranianas en 40 mil.
El jefe del Estado Mayor Conjunto del Ejército de Estados Unidos, el general Mark Milley.
Milley indicó que la retirada puede llevar semanas, pero que Ucrania debe aprovechar cuando "haya una oportunidad de negociar", algo que puede pasar ahora, cuando se estabilicen las líneas del frente. Aunque Zelenski prevé que Rusia lanzará un ataque a gran escala, el presidente estadounidense Joe Biden aclaró que "no le hemos dado a Ucrania un cheque en blanco", lo que enseguida se tomó como un reconocimiento de las versiones que circularon la semana pasada respecto a la presión de la Casa Blanca para forzar a Kiev a negociar.
"Un repliegue de estas características favorece a que ciertos sectores en Rusia piensen en una negociación en algún momento. Zelenski tiene que administrar las expectativas. Cuando promete una recuperación de la totalidad del territorio, pero está con el peso de la guerra, tiene que balancear constantemente entre lo que significa negociar y seguir avanzando con la contraofensiva. Para EEUU es difícil sentar a las partes a negociar porque para ambos lados significa una rendición de sus objetivos estratégicos", apunta Serbin Pont.
Ucrania apostó por el éxito de su contraofensiva, que no solo era minimizada por la propaganda rusa, sino por varios analistas militares. Putin tuvo que decretar una movilización "parcial" para contrarrestar las pérdidas. El anuncio sobre Jersón fue una humillación para el presidente ruso. "Rusia no está movilizando al máximo su capacidad, pero tampoco tiene la misma que tenía la Unión Soviética. Recurrir a socios extranjeros para la provisión de drones iraníes, que no cambiaron el curso de la guerra, y posiblemente misiles balísticos es un indicio de las limitaciones para sostener la guerra. La sustentabilidad depende del factor logístico y militar y del factor político doméstico. Cuesta ver un conflicto que se pueda sostener mucho en el tiempo desde ambas perspectivas", concluye el experto.