Plan de Estabilización

Plan de Estabilización: Massa resiste un congelamiento general de precios y salarios y busca acuerdos sectoriales

Circulan versiones que toman del Plan Austral, la convertibilidad y el Real brasilero. Esta última experiencia es la que más entusiasma al ministro que no la considera posible por el momento.

Sergio Massa rechaza la idea de instrumentar un congelamiento general de precios para enfrentar la inflación y prefiere enfocarse en acuerdos sectoriales. El vocero de su rechazo a la iniciativa fue Ignacio de Mendiguren que este viernes afirmó: "Congelamiento, control de precios, todos sabemos que no es la solución del problema de la inflación".

Las versiones sobre el inminente lanzamiento de un plan de estabilización vienen creciendo en las últimas semanas. No es realmente una novedad. Ya antes que Sergio Massa asumiera en el Ministerio de Economía, LPO reveló que el actual ministro pensaba su desembarco en dos etapas: una primera de medidas coyunturales para recomponer reservas y recién ahí lanzar un plan de fondo para tratar de corregir los desequilibrios macro.

Un plan de estabilización suele traducirse como una política de shock que busca contener las variables desordenadas de un solo golpe, como puede ser un congelamiento de precios, salarios y tipo de cambio. 

Lula cuestionó el acuerdo de Alberto con el FMI y cree que el peronismo va a perder las elecciones

Las experiencias sobre planes de estabilización que funcionan como referencia son el Plan Austral llevado a cabo por Juan Sourrille durante el gobierno de Alfonsín, la Convertibilidad y el Real brasilero que diseñó Fernando Henrique Cardoso. Esta última experiencia es la que Massa mira más de cerca. No parece casual que en su encuentro con la elite empresaria paulista, Lula se preguntó como es posible que el gobierno de Alberto Fernández no haya lanzando todavía un plan como el Real, para contener la inflación.

Congelamiento, control de precios, todos sabemos que no es la solución del problema de la inflación. La diferencia de nuestro plan de estabilización contra los anteriores es que será preservando el poder adquisitivo salario.

Massa, sin embargo, no cree en el congelamiento de salarios y precios como trascendió, confirmó a LPO una fuente de diálogo frecuente con el ministro. "Sergio mandó a De Mendiguren a rechazar esa idea", agregó a LPO otra fuente de acceso al gabinete económico.

La propuesta del congelamiento general fue atribuida a Axel Kicillof, que junto a su equipo económico, se habría reunido con Massa la semana pasada en las oficinas del ministro de Avenida Libertador. En el entorno del actual gobernador rechazaron a LPO que haya propuesto un congelamiento.

Entre las voces que se pronunciaron en favor de un plan de estabilización, sobresalió Antonio Aracre, CEO de Syngenta, que anunció que deja su cargo para dedicarse a la política. Aracre tiene diálogo con Massa y sus declaraciones se tomaron como un indicio de los planes del Palacio de Hacienda.

"Es necesario una política de shock que frene la inercia inflacionaria porque de esta dinámica no se sale gradualmente, la hemorragia necesita un torniquete", afirmó Aracre a LPO y agregó que el modo de aplicar ese torniquete es "retrotraer precios al 1 de octubre". 

Ignacio de Mendiguren este jueves en el encuentro empresario de Idea.

De Mendiguren fue el primer funcionario de Massa que este viernes dio por hecho que se trabaja en un plan de estabilización. "La diferencia de nuestro plan de estabilización contra los anteriores es que será preservando el poder adquisitivo salario", afirmó en una entrevista radial.

La aclaración no es menor. Porque los trascendidos de un congelamiento de precios y salarios, al estilo de los planes de los setenta, pusieron en alerta a la CGT. "Nosotros hablamos con Massa, no nos comentó esta idea. Pero si es congelamiento es a los niveles actuales, los trabajadores vamos a salir perdiendo", afirmó este viernes el canillita Omar Plaini, en una entrevista radial.

En efecto, De Mendiguren afirmó este jueves en el encuentro empresario de Idea que los empresarios se cubrieron con aumentos de precios esperando una devaluación y generaron así un margen de ganancia superior a lo normal. Lo mismo dijo el viceministro Gabriel Rubinstein en su exposición en el Congreso. La contracara de ese aumento de rentabilidad es la pérdida de poder adquisitivo de los salarios.

Nosotros hablamos con Massa, no nos comentó esta idea. Pero si es congelamiento es a los niveles actuales, los trabajadores vamos a salir perdiendo.

Otro de los límites importantes que enfrenta el diseño de un plan de estabilización es el programa en curso con el FMI. Por ejemplo, la idea de congelar tarifas se chocaría de frente con lo acordado con el organismo.

El Plan Austral fue un caso atípico en los planes de estabilización monetaria acordados entre el FMI y países latinoamericanos. Mientras que el FMI recomendaba planes gradualistas de ajuste ortodoxo, la parte monetaria del plan Austral fue marcadamente heterodoxa, basada en la teoría de las expectativas y buscando un "efecto shock".

La medida central fue el cambio del signo monetario, quitando cuatro ceros al peso argentino para crear el austral que cotizaba a 80 centavos de austral por dólar. Para evitar la fuerte transferencia de riquezas de deudores a prestamistas que ocurre cuando la inflación baja abruptamente, se estableció el llamado "desagio", por el cual el peso argentino se depreciaba frente al austral a la tasa de inflación anterior a la entrada en vigor del plan. En los meses previos a la implementación del plan se autorizaron aumentos de tarifas y precios para reordenar los precios relativos antes del congelamiento.

Tras la entrada en vigor del plan se aplicó un fuerte control de precios. Las tarifas de los servicios públicos, por entonces en manos del Estado se congelaron, y se establecieron listas de precios máximos para los bienes de la canasta básica. También se buscó limitar el aumento de los salarios del sector privado, pese a lo cual el salario real tuvo un alza importante, en parte por la propia reducción de la inflación, no había más un retraso del salario respecto de los precios, y en parte por el impacto del desagio en las tarifas.

El plan logró el objetivo de reducir la inflación de un día para el otro, logrando una inflación cercana al 2% mensual en los primeros meses de aplicación. Mientras tanto el déficit fiscal descendió del 15% dejado por la dictadura militar al 3,6% en 1987, año en que dio muestras de agotamiento. El austral comenzó a desvalorizarse fuertemente con respecto al dólar, la inflación volvió a trepar mientras que la recesión y los conflictos sociales se agravaban más y más. 

Respecto a la convertibilidad, en este caso se trata de un sistema monetario que fija el valor de una moneda con el de otra considerada más estable. En el caso argentino fue el dólar, la falta de reservas es un dato central para que no está en análisis en este momento reeditar esa experiencia.

Menem y Fernando Henrique encabezaron dos políticas distintas de estabilización de la economía.

Acaso por eso, la alternativa que más seduce a Massa es la que aplicó Fernando Henrique Cardoso en Brasil como superministro de Itamar Franco a inicios de la década de 1990.

El Plan Real tiene su origen en una crisis económica hiperinflacionaria en Brasil. Cardoso, quien tampoco era economista y se desempeñaba en la Cancillería, elaboró junto a un grupo de especialistas este plan de estabilización "exitoso" que le valió años después su elección como presidente en 1995, cargo en el que sería reelecto.

El programa anunciado por Henrique Cardoso se consolidó como un plan de shock "secuenciado" según lo califica un informe de la Cepal donde explica las medidas: valorización real de la moneda nacional mediante el control de tipo de cambio, una mayor apertura externa para controlar la inflación habilitando competencia importadora, fuerte entrada de capitales externos, recuperación de la inversión orientada a la modernización de las empresas y reestructuración del sistema bancario.

No obstante, la Cepal enfatiza que lo que dio credibilidad inicial al plan fue el cambio de expectativas que produjo "una política fiscal que duplicó el superávit primario del sector público, de 2,3 % del PIB en 1992 a 4,3 % en 1994". Esto derivó en un shock de confianza que duplicó las reservas netas del Banco Central, de 32.200 a 60.100 millones de dólares entre 1993 y 1996, precisa el informe. Vale agregar que el informe además destaca "que la tarea de estabilizar la economía era entera responsabilidad de la dirigencia política, debido al paquete de políticas que debía aprobar el Congreso brasileño".