Opinión

Defender al INE

Este 11 de octubre el Instituto Nacional Electoral (INE) cumple 32 años de vida y desafortunadamente lo hace en medio de una dura batalla por su subsistencia.

Este 11 de octubre el Instituto Nacional Electoral (INE) cumple 32 años de vida y desafortunadamente lo hace en medio de una dura batalla por su subsistencia.

Y es que no puede pasar desapercibido el intento que pretende realizar la 4T, bajo la directriz lanzada desde Palacio Nacional, de querer desaparecer el Instituto para dar paso a una entidad que sea "encabezada por ciudadanos".

"Les adelanto: voy a proponer que sea el pueblo el que elija a los consejeros electorales y a los magistrados de manera directa, con voto abierto. El pueblo va a elegir de forma directa, se acabó o espero que se acabe, lo de los acuerdos copulares", dijo el Presidente Andrés Manuel López Obrador el 29 de marzo de este año en una diatriba luego de que el Tribunal Electoral dejó sin efecto el "decretazo" que permitía a los funcionarios públicos promover la revocación de mandato.

Desde su creación en 1990, el INE ha recorrido un camino que pretende consolidar la incipiente democracia que hay hasta hoy en México y no fue sino hasta 10 años después de su creación que se han visto resultados palpables, al grado de que hoy las elecciones en el País ya no suponen un problema, pues existe la confianza de que los comicios que se organizan son limpios y realizados de forma profesional.

Y quizá es allí donde radica uno de los grandes logros del INE, que su profesionalización ha sido tal, que hoy se tiene en México un sistema de elecciones a la altura de los mejores del mundo, gracias a que con los años se ha perfeccionado, es por ello que ese cambio que pretende hacer López Obrador en una reforma electoral para cambiar al INE, no sólo carece de todo sentido, sino que supone una afrenta a lo que los mexicanos hemos construido por años.

De hecho, la llegada del mismo López Obrador a la Presidencia de México en 2018 se dio gracias a una elección organizada por el Instituto que hizo valer el voto de millones de mexicanos.

El libro "Cómo mueren las democracias", escrito por Steven Levitsky y Daniel Ziblatt -publicado en Estados Unidos en enero de 2018- trata de explicar con datos y un método claro cómo se gestó la llegada de Donald Trump a la Presidencia de ese país, luego de que el país vecino tiene un sistema electoral tan complejo que, en teoría, parecía que estaba diseñado justamente para que personajes potencialmente autócratas como Trump no llegaran a la Casa Blanca.

Pues bien, dicha publicación es de suma importancia para entender los peligros que enfrentan las democracias en el mundo, y que conste que no es un traje a la medida de López Obrador, pero lo parece.

"Deberíamos preocuparnos en serio cuando un político: 1) rechaza, ya sea de palabra o mediante acciones, las reglas democráticas del juego, 2) niega la legitimidad de sus oponentes, 3) tolera o alienta la violencia o 4) indica su voluntad de restringir las voluntades civiles de sus opositores, incluidos los medios de comunicación.

"Un político que cumpla siquiera uno de estos criterios es causa de preocupación. ¿Qué tipo de candidatos suelen dar positivo en una prueba de papel tornasol para detectar el autoritarismo? Con frecuencia, los candidatos populistas externos al sistema. Los populistas suelen ser políticos antisistema, figuras que afirman representar la voz del «pueblo» y que libran una guerra contra lo que describen como una élite corrupta y conspiradora. Los populistas tienden a negar la legitimidad de los partidos establecidos, a quienes atacan tildándolos de antidemocráticos o incluso de antipatrióticos. Les dicen a los votantes que el sistema existente en realidad no es una democracia, sino que ésta ha sido secuestrada, está corrupta o manipulada por la élite. Y les prometen enterrar a esa élite y reintegrar el poder «al pueblo»", hasta aquí la cita de la obra de Levitsky y Ziblatt, estudiosos norteamericanos de los regímenes autoritarios.

Insisto, esta publicación vio la luz en Estados Unidos en enero de 2018, antes siquiera que tuvieran lugar las elecciones que llevarona López Obardor a la Presidencia de México, ese mismo año, pero la erosión de las democracias en el mundo inicia justamente con los ataques a las instituciones democráticas, como el INE, de allí la importancia de defender al Instituto, pero sobre todo, de conformar un bloque opositor en el congreso que impida esas modificaciones constitucionales que se pretenden desde Palacio Nacional.

¿Podrá darse esa defensa del Instituto en el Congreso?, ya se verá, pero por lo pronto bien haríamos todos los mexicanos en defender al INE.

Twitter: @campudia