Crisis energética

El FMI avisa que la crisis energética "no es un shock transitorio" y que "lo peor está por venir"

Es una de las tantas conclusiones pesimistas del informe sobre ‘Perspectivas para la Economía Mundial' que publicó este martes el organismo internacional

Europa no ya no volverá a ser la de antes. La lapidaria sentencia forma parte de las conclusiones del informe sobre ‘Perspectivas para la Economía Mundial', que el el Fondo Monetario Internacional (FMI) publicó este martes. Sus proyecciones económicas son negras: la crisis energética va a derivar en una recesión generalizada en 2023.

"La crisis energética, especialmente en Europa, no es un shock transitorio. El realineamiento geopolítico del suministro de energía derivado de la guerra de Rusia contra Ucrania será amplio y permanente. El invierno de 2022 será difícil para Europa, pero el de 2023 será probablemente mucho peor", advierte el organismo internacional.

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La proyección es que el planeta se enfrenta al "crecimiento más débil desde 2001" en un escenario de crisis que solo puedo compararse al crack financiero mundial del año 2008 y al parate de la pandemia de Covid-19.

Según los cálculos de la entidad que conduce Kristalina Georgieva, el crecimiento de la economía mundial se mantendrá en el 3,2% durante 2022. Pero durante el 2023 más de un tercio de la economía mundial se contraerá. La bonanza de las tres principales economías, Estados Unidos, la Unión Europea y China, se estancará.

El Fondo anticipa que la inflación mundial alcanzará su punto máximo a finales de 2022, llegando a un techo del 8,8% y que "se mantendrá elevada durante más tiempo de lo esperado anteriormente"

Para la UE, el FMI estima una desaceleración "más profunda", ya que la crisis energética provocada por la guerra seguirá pasando factura. Esta situación está "encareciendo bruscamente el coste de la vida y dañando la actividad económica"

La presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen.

El Fondo anticipa que la inflación mundial alcanzará su punto máximo a finales de 2022, llegando a un techo del 8,8% y que "se mantendrá elevada durante más tiempo de lo esperado anteriormente". Será en 2023 cuando probablemente disminuya al 6,5%. En 2024 se situará en el 4,1%, según las proyecciones.

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Según esta radiografía, España tendrá un aumento del PIB del 4,5% en 2022 y del 1,4% en 2023, un recorte del 1,2% respecto a la última proyección.

El informe advierte a los Ejecutivos de los 27 Estados miembros de la Unión Europea que las medidas (intervencionistas) adoptadas hasta el momento, como los controles de precios y las ayudas fiscales masivas, no son las mejores recetas.

La crisis energética, especialmente en Europa, no es un shock transitorio. El realineamiento geopolítico del suministro de energía derivado de la guerra de Rusia contra Ucrania será amplio y permanente. El invierno de 2022 será difícil para Europa, pero el de 2023 será probablemente mucho peor

 "La historia nos demuestra que [estas medidas] muy rara vez funcionan", aclara la institución, siempre fiel a la ortodoxia económica. 

Y agrega: "Las señales que mandan los precios son esenciales para moderar la demanda y estimular la oferta. Los controles de precios, las subvenciones generalizadas o los vetos a la exportación son fiscalmente onerosos y llevan a un exceso de demanda, una reducción de la oferta, una ineficiente asignación de los recursos, racionamientos e incentivos para el surgimiento de mercados negros".

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Para los mercados emergentes y las economías en desarrollo, los choques de 2022 "reabrirán las heridas económicas que solo se curaron parcialmente después de la pandemia", según ha destacado el informe.