Batalla fiscal

Los barones socialistas avanzan con rebajas fiscales y confrontan con el plan de Sánchez

García Page, Lambán, Chivite y Torres siguen los pasos de Puig. En Moncloa hay malestar por el apoyo a la estrategia impositiva del PP. Los presidentes autonómicos buscan mayor margen de maniobra de cara a las elecciones.

 Alberto Núñez Feijóo se siente reivindicado por los presidentes autonómicos del PSOE. El presidente de la Generalitat valenciana, Ximo Puig, fue el primer barón socialista en anunciar una reforma fiscal que se destaca por deflactar el IRPF para las rentas inferiores a 60.000 euros y aumentar un 10% la cuantía exenta de tributación. Era cuestión de dar el paso y que otros compañeros de partido le siguieran. Castilla-La Mancha, Aragón, Navarra y Canarias se anotaron en la lista de la batalla fiscal, pero en Moncloa están atentos a que las iniciativas de las autonomías no opaquen el plan del Ejecutivo central.

Moncloa responde al "dumping fiscal" del PP con un impuesto a patrimonios de más de 3 millones de euros

La cuestión fiscal es el campo en el que Pedro Sánchez busca diferenciarse del PP y mostrar el costado progresista del gobierno de cara a la crisis. El modelo de Moncloa no quiere comprometer la recaudación y por eso apuntan a que los populares están promoviendo el desfinanciamiento del Estado de bienestar. El problema para el presidente es que ya son varios los barones de su partido que decidieron comprar la tesis de Génova, ya que una rebaja impositiva que se sienta en el bolsillo de los ciudadanos es una buena manera de comenzar la campaña para las elecciones de mayo.

El Banco Central Europeo, el FMI y la OCDE avalan la línea de Sánchez, es decir, priorizar las ayudas directas a los sectores más vulnerables antes que una rebaja fiscal como la que acaba de concretar la primera ministra británica Liz Truss. Pero cualquier crítica del gobierno al PP pierde legitimidad cuando los líderes socialistas van a contramano del gobierno central. Este viernes fue el turno de la ministra de Ciencia e Innovación, Diana Morant, de negar algún tipo de "tensión o malestar" en Moncloa por la política fiscal de Puig y la que ultiman Emiliano García Page, Javier Lambán, María Chivite y Ángel Víctor Torres. 

El Banco Central Europeo, el FMI y la OCDE avalan la línea de Sánchez, es decir, priorizar las ayudas directas a los sectores más vulnerables. Pero cualquier crítica del gobierno al PP pierde legitimidad cuando los líderes socialistas van a contramano del gobierno central

Sin embargo, una fuente próxima a las discusiones de la ejecutiva del PSOE asegura a LPO que el gobierno prevé dialogar con los barones autonómicos para explorar alternativas a una rebaja impositiva. En principio, Sánchez evitará imponer la visión de Moncloa a los barones del PSOE porque entiende que las elecciones de mayo son la antesala de las generales. Cada uno de los dirigentes socialistas está resguardando su futuro político y, a la vez, pavimentando el camino para un segundo mandato del presidente. Es una lógica que Sánchez apenas puede contrarrestar.

Pedro Sánchez y el presidente de Aragón, Javier Lambán. 

Sin Madrid, Andalucía y Cataluña, Valencia se ha convertido en un territorio clave para el PSOE. De ahí se explica el margen de maniobra de Puig. El Ejecutivo central recela de una potencial competencia entre autonomías y el incremento del déficit que supondría una menor recaudación. El "populismo fiscal" y "destructivo" del PP -así lo califican las ministras socialistas- se ha vuelto atractivo para Puig y sus pares de otras comunidades autonómicas. Lo que inquieta al PSOE, más que el riesgo de romper el equilibrio fiscal, es que Génova pueda presentar una narrativa que le dé alas en plena crisis energética y con una inflación alta.

El 65% de los patrimonios alcanzados por el impuesto a la riqueza son de Madrid

En Moncloa ha caído mal que una figura como la del alcalde de Madrid, José Luis Martínez-Almeida, vinculara la jugada de Puig con una percepción generalizada en el PSOE de "final del ciclo" y de la necesidad de "soltar un lastre que se llama Pedro Sánchez". Este tipo de declaraciones no puede ser enfrentado con una defensa cerrada a la protección de los servicios públicos, piensan en la cúpula del PSOE. Es una reivindicación casi abstracta en momentos en que los españoles llegan con dificultades a fin de mes.

El anuncio de medidas para mitigar el impacto de la crisis ha coincidido con el lanzamiento prematuro de la campaña para las autonómicas y municipales. Y el choque entre el plan del Ejecutivo central y la competencia electoral a la que se enfrentarán los barones socialistas en los meses por venir incomoda a Sánchez, tanto al presidente del gobierno como al líder del PSOE. En mayo se verá si los votantes premian a la estrategia fiscal del PP o a la de Moncloa.